6 de mayo de 2006 Estadio Pepsi Music, Buenos Aires
Espíritu rockero
por Fernando Lapovsky
El rock argentino está mutando. Desde la revolución de
diciembre de 2001 cada banda busca su pequeño lugar en la lucha,
ya sea desde un discurso o desde la poesía. Uno de los casos más
destacables es el de Mancha de Rolando, una banda surgida de los suburbios
de Buenos Aires, cuyo último disco deja un mensaje bien claro. Y
por si alguien no se entendió del todo, sólo basta con oír
al vocalista el "Negro" Manu Quieto diciendo que sus guitarras se convertirán
en fusiles cuando sea necesario.
Ya no hace falta aclarar porque este último disco llamado
"Espíritu" tiene dos pistolas en su tapa. Banda combativa si las
hay.
Bajo este marco se presentaron en el Estadio Pepsi Music, lugar
que solía llamarse Obras Sanitarias y es la catedral del rock argentino
y escala inevitable para cualquier agrupación de este género.
El público no es variado. La especie de apadrinamiento
que tienen con La Renga (banda que hoy es la número uno en convocatoria
en Argentina) los llevó a un público suburbano, netamente
rockero. No se van a ver peinados raros ni vestimentas modernas. El uniforme
es jeans, zapatillas y remera de alguna banda (predominaron las de Mancha
de Rolando, obviamente, y las de La Renga).
Con un público ya agitado la banda salió al escenario
mientras sonaba el estribillo de "Antes" (primer corte de "Espíritu")
con un sonido de cajita musical. La gente saltaba y le banda le respondió
con "Regala". Estalló la asistencia. Siguieron con "Antes", esta
vez si tocada como Dios manda, "Viaje", "En la calle" y "Buscar", uno de
los hits de la banda. La alegría se vivía tanto arriba como
debajo de las tablas. Prosiguieron con "Rock", "Entre Ríos" y "Renacer",
dedicada a Gaby Ruiz Díaz y César Andino, bajista de Catupecu
Machu y cantante de Cabezones respectivamente, quienes sufrieron un gravísimo
accidente automovilístico el mes pasado y salvaron sus vidas de
milagro.
Luego fue "Sincera", que cuenta la historia de Carla V, la hija
de un represor de la última dictadura, quién se suicidó
luego de leer "Nunca Más", el libro que relata el plan genocida
de desaparición forzada de personas organizado por esa tiranía.
Continuaron con "Chino" y "Cabrón", que relata la historias de
los inmigrantes ilegales en Estados Unidos. Allí la Mancha hizo
la primera pausa de la noche, en la cual pasaron un video con imágenes
del sufrimiento de estos inmigrantes pegado con otro con recuerdos de viejos
recitales del grupo.
Volvieron con todo, con más potencia que música con "Ángel
del Docke", "Melodía simple" y "La Planta" pegado a "Juego de locos"
(dos clásicos).
En ese momento llegó "Donde vamos", el último hit del
grupo, último corte de difusión de su disco anterior. Luego
fue una seguidilla latinoamericana buscando la hermandad con los demás
países del continente (sobre todo con Uruguay): "Mi Semilla", tema
de la banda uruguaya La Vela Puerca, "Sangre", "Pueblo latino", "El hambriento"
y "Arde la ciudad", canción que relata la ambigüedad vivida
durante el Mundial de 1978 en Argentina, donde mientras se festejaba la
copa, el Estado asesinaba gente. Particularmente el Estadio está
geográficamente en las diez cuadras que separan al Estadio de River
Plate (lugar donde se jugaba en Mundial en Buenos Aires) y la Escuela Superior
de Mecánica de la Armada (uno de los campos de concentración
más atroces y célebres).
Para seguir con el tema, los músicos se tomaron un descanso
y pasaron un video contrastando los festejos por esa copa y los desaparecidos.
Continuó otro video con desamparados por el hambre y sus protestas,
lo cual dio paso a la vuelta de Manu y compañía tocando "Como
ganado", un cover de Intoxicados que relata la pobreza en Argentina. Así
pasaron a otro cover: esta vez fue "Vagabundear" de Joan Manuel Serrat,
pero en versión de chacarera (un ritmo folklórico argentino).
Esa fue la oportunidad del líder de la banda para hacer un discurso
nacionalista y a favor del rock, criticando a los DJ's que según
él "se tienen que volver a Alemania".
Se venía el cierre y fue con todo. Los hits más jugosos
quedaron para el final: "Lodi", "Mago de la lluvia (ese tren)", "A vivir",
"Calavera" y el último fue "Siempre esperando".
Fue un recital correcto, ni más ni menos. Lo más destacable
fue el constante recuerdo de sus posiciones políticas, como el de
criticar que el Estadio Obras, ahora se llama Pepsi Music.
Bien está el nombre del último disco. La banda, como
el recital es puro Espíritu.
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