THE WATERBOYS, 35 AÑOS DE CARRERA SIN DEFRAUDAR
2019 Y 2020 gira internacional de la mítica banda de Mike
Scott
Crónica Razzmatazz, Barcelona, 25 noviembre 2019
INDYROCK * FOTOS: QUIM CABEZA
Los incombustibles The Waterboys están inmersos en plena gira
durante este año y el que viene, y hace pocas semanas tuvimos
el privilegio de ver cómo recalaba en la Ciudad Condal, tras
pasar por Madrid y otras ciudades, en algunas ocasiones en el
marco de festivales (como el caso de Pirineos Sur, donde
fueron cabeza de cartel).
La banda no parece acusar la edad, y alterna actuaciones en
diversos continentes, con apenas semanas de diferencia, para
poder darnos a presentar su nuevo y bien acogido álbum “Where
the action is”, en este caso, el de Barcelona,
dentro del Festival del Mil.leni,
sin dejar de lado algunos clásicos que hicieron las delicias
de sus incondicionales fans y de algunos asistentes que
querían conocer más a fondo al grupo, autor de grandes
clásicos que nos han acompañado durante años.
La longeva banda de Mike Scott tuvo, durante los 80 e inicios
de los 90, algunos de sus grandes éxitos, como el
archiconocido “The whole of the moon” o “Glastonbury song”,
hasta que en el año 1993 se disolvieron (temporalmente, por
fortuna, hasta su regreso en el 2000). Para su vuelta, en el
nuevo milenio, The Waterboys se jugó el todo por el todo, como
reza la conocida expresión
proveniente del mundo del ocio, y
aún siendo una de las bandas clásicas del Rock, no dudó en
inspirarse en los grupos que triunfaban en ese momento (como
Radiohead) para crear un sonido nuevo, que denominaron “Sonic
Rock” y que representaba el leitmotiv de su álbum “A Rock in
the Weary Land”.
Pero volviendo a su material más reciente, el concierto
barcelonés
se celebró en la Sala Razzmatazz
y comenzó con uno de sus incunables, el “When ye go away”, que
ya ha cumplido sus 31 añitos. La banda, sabedora de su gran
repertorio y del agrado que causan sus grandes éxitos, no se
centró en el nuevo álbum, más allá de algunas seleccionadas
canciones, y tiró de currículum y repertorio de clasicazos, el
cual, gracias a su dilatada existencia, no es escaso.
Todo ello aderezado con dos vocalistas que ejercen de coro
para dar un nuevo toque a su música de siempre: el folk
escocés e irlandés y su alma de rock, y el violín
indispensable de Steve Wickham, para más de dos horas de
concierto que, en ningún momento, se hicieron largas.
Pero, ¿y qué hay de su decimotercer álbum de estudio? Bueno,
el concierto no fue la gran ocasión para conocerlo a fondo,
pero podemos decir que no decepciona. Aunque el sonido de la
banda es clásico, al disco no le falta fuerza, y su
composición es variada, incluyendo homenajes a otros músicos
(como Mick Jones, de The Clash), a figuras de la literatura
(como Yeats) e incluye, sorprendentemente, alguna suerte de
rapeo (para muestra, la canción “Take me there I will follow
you”).
Una mención aparte merece la pieza “Piper at the gates of
dawn”, probablemente el plato fuerte del disco, con sus más de
nueve minutos de duración y su sonido celta que caracteriza a
la banda. Y, tal vez porque está inspirada en su experiencia
vital en Londres durante las etapas iniciales del grupo, Scott
le da un aire especial a la canción “Ladbroke Grove Symphony”;
otra pista a destacar que destila fuerza y sensaciones (su
interpretación en el concierto de Barcelona, marcada por el
violín de Wickham, fue de lo más memorable del evento).
Teniendo en cuenta el estado de forma de sus integrantes, que
les permite sacar un disco (así ha sido en las tres últimas
ocasiones) cada dos años, en un par de años podremos acceder a
la próxima criatura de los de Mike Scott, de la misma manera
que, hace dos , pudimos paladear (aunque no fuese del agrado
de todos)
el
“Out of all this blue”. Así pues, larga vida a The
Waterboys, y que nos sigan deleitando con sus giras,
aprovechando que los años no parecen pasar para ellos.
Crónicas, fotogalerías, datos. La presencia de The Waterboys
en conciertos y festivales en España.
