CÓRDOBA, FESTIVAL EUTOPÍA 2008
LA REINVENCIÓN DE BUNBURY
Palacio de Deportes de Vista Alegre - Córdoba. 3.000
espectadores.
Presentación de 'Hellville de Luxe'
JORGE OLIVA * INDYROCK / TEXTO Y FOTO
Vista Alegre, Córdoba. Uno de los recintos con más solera de
la escena cordobesa. Unos 3.000 seguidores de Bunbury se dan
cita para asistir al estreno en directo de 'Hellville de
Luxe', su nuevo álbum. Se apagan las luces y dos enormes
pantallas empiezan a escupir mensajes encadenados. Irrumpe en
escena el renovado cowboy de negro impoluto, gafas negras y
sombrero al son de "El club de los imposibles". La primera
toma de contacto es muy positiva. El fuego roquero comienza a
tomar cuerpo.
El show tiene tres partes muy diferenciadas. La primera es una
paulatina entrada en calor, que Bunbury aprovecha para incluir
dos nuevas canciones, posiblemente las más brillantes del
álbum: "Hay muy poca gente" y "Bujías para el dolor"; y
también cortes menos conocidos por el gran público, como
"Ahora", perteneciente al disco que grabó con Nacho Vegas, "El
tiempo de las cerezas".
Como es habitual en sus giras, Bunbury cuida minuciosamente la
puesta en escena. Lo comenta su management: "Es lo bueno de
trabajar con Enrique, que actúe ante 500 personas o 3.000,
lleva los mismos medios y plantea el mismo concierto". Y así
es. Un enorme telón rojo se cierra para dar paso a una
atmósfera mucho más íntima. Una plataforma con enormes
lamparas rojas se sitúa en primer plano y la banda se
concentra en escasos metros cuadrados. El versátil Jordi Mena
(antes en Jarabe de Palo) pasea todo tipo de instrumentos, y
como si estuvieran en un cabaret, revisan algunos de los
grandes éxitos del zaragozano, caso de "El extranjero",
"Infinito" o la vibrante "Sí", que abre la recta final del
concierto.
Los arreglos de algunas canciones, como "Contar contigo", son
maravillosos. Otros no alcanzan la excelencia, pero casi es
más cuestión de gustos. Bunbury reinventa las canciones y las
ofrece bajo un prisma muy diferente a como sonaron en los
discos. Es la reinvención en estado puro. Estamos en un
momento en que quizás se echa de menos el escenario previsto:
el Teatro de la Axerquía. Aunque Bunbury quiere hacer
pabellones y recintos grandes, el 80% de su repertorio sigue
encontrando mejor acomodo sobre la tarima de un teatro o
Palacio de Congresos.
"El hombre delgado que no flaqueará jamás" abre ese tramo
final del show, con el que la audiencia recupera el pulso. Lo
confirma. Esta canción será un referente en su carrera. Ya no
parará. "Apuesta por el rock and roll" y "Lady Blue" dan la
puntilla. Se despide, pero aún quedan algunos cartuchos en la
recámara.
En el primer bis, Bunbury -que cambia por tercera vez de
vestuario- revisa posiblemente una de sus mejores
composiciones: "El viento a favor". Vista Alegre corea cada
estrofa con total entusiasmo y se vuelca cuando suenan los
primeros acordes de "Los restos del naufragio". No hay mucho
tiempo para más y en el último bis, el zaragozano se recrea.
Utiliza dos temas de calado para el adiós: "Canto (el mismo
dolor)" y ". Y al final". La emoción, que ha brotado por
momentos, emerge definitivamente. La comunión entre artista y
público es una realidad y el nuevo Bunbury se despide con ese
buen sabor de boca. Más roquero, tan histriónico y lenguaraz
como siempre -da la bienvenida al público al grito de '¡Buenas
noches, cabrones!'-, Bunbury confirma que abre una nueva etapa
en la que exhibe lo mejor de sí mismo y algunas propuestas que
aún tendrá que pulir.
LO MEJOR: Un sonido limpio y equilibrado permitió que Bunbury
y su banda sonaran perfectamente en cualquier rincón del
pabellón. Todo un reto en uno de los espacios con peor
acústica de Córdoba.
LO PEOR: Quizás no es concierto para un Palacio de Deportes o
quizás el cancionero de este artista resulta más idóneo para
un teatro o Palacio de Congresos. Se echó de menos "Alicia",
un clásico que no debió faltar.
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