Echo & The Bunnymen
HISTÓRICO EN INDYROCK
CRÓNICAS, FOTOGALERÍAS, COMENTARIOS
Echo & the Bunnymen - The Fountain 2009
por
Abel Guerola - IndyRock
¿Es posible que un grupo con varios álbumes míticos en su haber
y treinta años de trayectoria publique una obra maestra? Hombre,
es justo reconocer que cuando eso sucede es algo excepcional,
aunque las cuatro primeras canciones del noveno disco de estudio
de Echo & the Bunnymen hacen creer al oyente que se
encuentra ante una de esas gloriosas excepciones. El primer
cuarto de hora de “The Fountain” es prácticamente perfecto, y
nos muestra a los de Liverpool en plena forma, con un Will
Sergeant inspiradísimo a las seis cuerdas (un servidor nunca
entenderá porque este guitarrista nunca ha sido tan valorado
como sus contemporáneos Johnny Marr o The Edge) y un Ian
McCulloch que, aunque en algún momento se le notan los años de
tabaquismo, sigue teniendo clase y carisma interpretativo para
aburrir.
A partir de aquí, y como no podía ser de otra manera, bajan un
poco el listón, y el disco intercala un par de patinazos graves
(“Life of 1,000 crimes” quiere ser funky y acaba sonando casi a
Maroon 5, y “Proxy” es simplemente una horterada) con varias
canciones que si mantienen un buen nivel. Que “Drivetime”
recuerde bastante a “A song for the lovers” de Richard Ashcroft
y “The idolness of gods” parezca de Richard Hawley, cuando
irónicamente ambos artistas tienen a Echo & the Bunnymen
como una de sus influencias, es simplemente anecdótico.
“The Fountain” demuestra, en definitiva, que a los de Liverpool
les queda talento como para facturar un disco notable que
aguanta el tipo ante su legado, y también les sirve para volver
a confirmar que son una de las bandas que mejor está encarando
la madurez de su generación.
Festival Primavera
Sound 2002/ Barcelona 17-05-2002
Fotos:
Ruth Segarra- IndyRock



JUGANDO A LAS TINIEBLAS
23-10-2001. Sala Arena. Madrid.
Por JESUS M. MARCOS - IndyRock
Si alguna vez me hablaron de lo que era una estrella del rock,
si en alguna ocasión había visto a una por la televisión o si
alguna vez incluso había acertado a encontrarme frente a una de
ellas en un concierto, ninguna igualó a la figura de un tremendo
Ian McCulloch al frente de los restos de sus Echo & The
Bunnymen. Oculto detrás de unas gafas de sol durante todo el
concierto, chupa de cuero ceñida al cuerpo y cigarro y copa en
mano, una vez subió al escenario me di cuenta que I.M. poseía
esa capacidad (reservada para unas pocas personalidades del
rock) de absorberte poco a poco hacia lo que representa y hacia
lo que él mismo es, como si sostuviera en las manos un potente
imán y te hiciera buscarle a tientas camino del escenario; que
te obligara a acercarte a él. Y si a eso le sumas la pinta de
malo que desprende, la estrella ya tiene sus cinco puntas.
Un escenario envuelto en humo (mucho humo), una sala hasta
arriba que pronto se convirtió en un horno (mucho calor) y un
público entregado desde el primer acorde de guitarra del
superviviente Will Sergeant (mucha emoción) contribuían a
engrandecer un poco más, si cabe, el escenario donde I.M. iba a
defender un pasado, un presente y un futuro, todo en uno. Y no
sé muy bien cómo lo hizo, pero dejando a un lado de forma
¿incomprensible? sus últimos tres discos (los de la resurrección
del grupo, es decir, 1997-2001), la banda se internó por los
oscuros senderos de su pasado (la vida del grupo, es decir,
hasta 1987) para convencernos de que su futuro va a ser
brillante, muy brillante. La gente, con una edad media que
superaba tranquilamente la treintena (o la rozaba, venga), no sé
lo que esperaba; quizás cinco o seis temas antiguos insertados
en un repertorio de canciones actuales (vamos, lo que esperaba
yo).
La realidad fue bien distinta y Echo & The Bunnymen hicieron
prácticamente lo contrario, dejando el protagonismo a su primera
etapa. Así comenzaron a caer en un flujo continuo de fuerza y
potencia temas como "Villiers terrace", "All that jazz", "All my
colours", "The cutter" "Bring on the dancing horses" o "Lips
like sugar"; dejando a un lado las composiciones más alegres,
ensoñadoras y amables de sus últimos discos, que no entraban ni
con calzador dentro de un set-list tan oscuro y tenebroso como
el propio escenario. Sin lograr apreciar el rostro de I.M. en
toda la actuación (ni un solo foco se lo iluminó), "Seven seas"
y "Ocean rain" sirvieron de descanso de la tormenta eléctrica y
psicodélica que nos habían preparado. Tras terminar la primera
parte del show con un espeluznante "Over the wall", dos bises en
los que entró el "Nothing lasts forever" del disco de su vuelta
a la actividad musical, "Evergreen" (1997). Más de hora y media
de concierto que sí, que incluso en la Sala Arena sonó
acojonante. ¿El mejor concierto del año?
Biografía
Sólo con decir su nombre el mundo de la música se rinde a sus
pies. Y es que la banda liderada por Ian McCulloch y Will
Sergeant estará en la tercera edición del B-Side Festival.
Son ya más de 25 años los que la banda de Liverpool lleva
haciendo canciones y mostrándolas en los escenarios de todo el
mundo. Sus discos deberían estar en cualquier discoteca
particular que se precie. "Cocodriles" (1980), "Heaven up here"
(1981), "Porcupine" (1983), "Ocean Rain" (1984). Estos son sólo
algunos títulos fundamentales de la historia viva de la música
pop
Lo último que nos ha llegado de la banda es "The Very Best of
Echo & the Bunnymen: More Songs to Learn and Sing", un doble
álbum recopilatorio en el que se pueden encontrar temas clásicos
como "The Cutter", "The killing moon" o "Lips like sugar".
Un concierto que sin duda despertará la sonrisa de los más
nostálgicos y hará que las nuevas generaciones conozcan a uno de
los GRANDES.
http://www.bunnymen.com/
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