Por Enrique NoviCon todo el papel vendido, un logro al alcance de muy pocos, Fito Cabrales, acompañado de sus inseparables Fitipaldis, tomaba el escenario del Palacio de Deportes de Granada, en la que ha sido una de las primeras fechas de una larga gira por todo el territorio nacional que arrancó con la edición de su último disco Huyendo Conmigo de Mí (Warner, 2014), publicado el pasado 28 de octubre. El álbum, sexto de estudio del bilbaíno, incluye diez nuevas canciones que han sido grabadas en Estudio Uno de Colmenar Viejo de la mano del productor Carlos Raya. Han sido cinco años los transcurridos desde su anterior entrega, Antes de que Cuente Diez, su disco de 2009, y en ese tiempo el ex de Platero y Tú ha tenido ocasión de reflexionar acerca de la degradación que ha sufrido el país, y de las heridas que el tiempo y las circunstancias le han infligido. Unas propias del proceso de madurez que conlleva el paso de los años y algunas otras provenientes del entorno.
Foto: A. Vázquez. Festival de la Guitarra de Córdoba
Fito se gusta y disfruta con su gente
Concierto en Granada, Palacio de Congresos 9 y 10 de noviembre 2012
Crónica por Luis Miguel Albarracín - IndyRock
Fotos: Alfredo Aguilar - Ideal - IndyRock
El líder de los Fitipaldis actuaba de nuevo un día después en Granada, y en el mismo sitio, el Palacio de Congresos. Una vez más salió por la puerta grande. Con las entradas agotadas desde hacía mucho tiempo, las dos horas se show fueron deliciosas y llenas de cariño en todo momento. ...
... Con un set list algo irregular, el muchacho de la boina y gafas azules apareció en el escenario acompañado de su consolidada banda. “Por la boca vive el pez” fue su tarjeta de presentación, con un público muy entregado desde mucho antes de que Fito saliera a dar la cara. Para seguir abriendo boca continuó con “Sobra la luz” y “Me equivocaría otra vez”, para así comenzar con las primeras sorpresas de la noche. Ha cambiado los arreglos de algunas de las composiciones, con un resultado distinto. “Cerca de las vías” suena muy country, con un pedal steel que engrandece a la canción y le queda realmente bien; “A la luna se le ve el ombligo” no sale tan bien parada, aunque los teclados de Joserra Senperena la visten de manera muy adecuada; y “Quiero beber hasta perder el control” destila rock and roll a raudales e hizo las delicias de todos. “Como pollo sin cabeza” sirvió para enlazar con un set en el que los músicos se reúnen en el centro del escenario, y se siente un calorcico propio de la música de los pantanos o de Nueva Orleans. De esta forma sonaron “Sullivan Street” y “¡Qué divertido!”. “El funeral” llevó el sello del acordeón de Joserra Senperena, que subió mucho la temperatura al tocar moviéndose entre el público, subiendo y bajando escaleras como un showman de los buenos.
El concierto entró en una fase de canciones que relajaron mucho a los espectadores, disfrutando más los músicos que los presentes. “Que me arrastre el viento”, “Los huesos de los besos”, “El ojo que me mira” y “Esta noche” (con pedal steel) apaciguaron los ánimos. No se encuentran dentro de sus hits y eso se nota. Fito lo había previsto de antemano, así que ahora tocaba una de sus canciones estelares para dejar el pabellón bien alto antes de hacer un mini descanso. Eligió “La casa por el tejado”, con la que dejó a todo el mundo más que satisfecho.
Cuando los músicos volvieron de nuevo sobre las tablas atacaron con “A mil kilómetros” (también con pedal steel) y con una de las sensaciones de la noche: “Para toda la vida”. Arreglada con un acordeón, con Javi Alzola en la guitarra acústica y Fito tocando el banjo, la versión se ha convertido en una ranchera muy lograda, y cambiando totalmente el concepto que del tema se tenía.
Fue el momento de presentar a su banda, con la que lleva trabajando hace ya algún tiempo y eso se nota muchísimo. Alejandro “Boli” Climent en el bajo y contrabajo, Javi Alzola en el clarinete, flauta y saxofón, Daniel Griffin en la batería y percusión, Joserra Senperena en los teclados y acordeón, y Carlos Raya, multiinstrumentista y mano derecha del señor Adolfo Cabrales. Antes de llegar al bis volvió a tirar de uno de sus hits, “Antes de que cuente diez”, esta vez con Javier Alzola tocando el saxo entre la gente, y con Carlos Raya dejando el escenario y subiendo y bajando las escaleras del Palacio para crear una atmósfera única y vibrante para todos.
Para el final Fito se había guardado tres temas más, los dos primeros de lo mejor de su discografía. Apareció solo, y fue el momento de “Al cantar”, con la que homenajeaba a sus queridos Platero y Tú, su grupo de toda la vida. Y llegó seguramente la canción más emotiva de su repertorio, “Soldadito marinero”, arreglada con acordeón y el violín de Carlos Raya. En esta ocasión no la tocó primero como balada y después más rápida, sino que se quedó sólo con la primera parte. Pasarán años y más años, y no podrá quitarla de su lista de canciones, y no dejará de encajar en ningún lugar con sabor a mar, ya sea en Cabo de Palos, Águilas o cualquier otro pueblo con puerto. Como broche a la velada, con un público haciendo palmas y puesto en pie, sonó “Acabo de llegar”.
Está claro que se trata de una gira por teatros para que Fito y compañía disfruten de lo lindo, porque se gustan de principio a fin. A mitad de concierto se recrean con inspiraciones de blues (música que le encanta a Fito y de la que bebe). Varios temas muy queridos por su público se quedan fuera, pero el ex-Platero se encuentra en estado de gracia, y sus seguidores se lo permiten todo, desde unas entradas muy caras para un artista español, hasta que elija canciones que con otro status no se podría permitir llevar al directo.
Fito & Fitipaldis, Granada - Palacio de DeportesEs cierto que la mayoría del público fue a ver a Fito y sus Fitipaldis, pero se agradecía que como telonero acudiera Lichis a la cita. Él y su Cabra Mecánica se encuentran dando una gira de despedida y, aunque hace muy pocos días tocaron en Plantabaja, su tour con el músico de Bilbo les hizo repetir ciudad. Miguel Ángel Hernando, que pasará a llamarse en su nuevo proyecto musical Miguelito, dejó su actuación en un lugar muy alto. Arropado de cuatro músicos y envolviendo sus canciones con un bailoteo muy alegre y particular, empezó su actuación con “Felicidad”, a la que siguieron otros temas buenísimos que ha recogido en un disco doble (“Carne de canción”). También cayeron las dos canciones nuevas que incluye su disco de despedida (“Valientes” y “Carne de canción”). Tampoco faltó la comunión con el público, con alusiones como “buenas noches Graná”, “viva la madre que os parió” o “viva la República”. Toda su actuación transcurrió sin que Lichis tocara ningún instrumento, lo que le dio más versatilidad a la hora de moverse por el escenario, y mucha más fluidez a su verbo y a sus movimientos. ...
+ La Cabra mecánica - 28-11-2009
Bienvenido 'Mister Rock and Roll'
Por Luis Miguel Albarracín - IndyRock
Foto galería, Fito y Fitipaldis, 28/11/09. Palacio de los Deportes. Granada
Fotos: Alfredo Aguilar - Ideal / IndyRock
... Otros temas que hicieron las delicias del público fueron “Gracias por nada”, “Shalala”, “Siesta” –muy Blur-, “Pinocho” o “Arroz con ajo”. Pero Lichis no era un telonero cualquiera, sino un músico muy contrastado con muchos seguidores, así que sus hits siguieron cayendo, incluso quedando en el tintero algunos muy interesantes sin tocar como “Calcomanía”. Por supuesto, no podía faltar “La lista de la compra” (dedicada a la presencia en espíritu de María Jiménez), a la que siguieron “La maceta”, “Fábula del hombre lobo y la mujer pantera” (en la que incluyó “Reina de la mantequilla”), para acabar con “¡Ay! Poetas” y “Vengo de Lavapiés”. Una hora justa en la que Lichis dio a entender que no lo echan, sino que se va porque quiere. Su directo estuvo de lujo y la retirada parece ser un paso hacia adelante más que una despedida y un adiós.
Si Lichis y sus secuaces habían dejado ya el pabellón calentito, lo que se avecinaba iba a ser una descarga mucho mayor. A las diez de la noche, la hora prevista, y con ocho mil incondicionales abarrotando el palacio… llegó el espectáculo del pequeño hombre. Se apagan las luces. En la pantalla central, enorme, se proyectan unos dibujos animados en los que los protagonistas son… ¡Fito y su banda! Muy divertido, con mucho sentido del humor, son cinco minutos para calentar motores, porque justo cuando acaba… “Antes de que cuente diez” suena como los propios ángeles. El single enciende la mecha, y la pólvora parece no acabarse nunca. Siguió “Un buen castigo” y Fito saludó por primera vez: “es una suerte volver a esta ciudad”. Pero Fito no juega al despiste. Con su tercera canción nuevo golpe de mano, esta vez con “Por la boca vive el pez”. La noche prometía ser larga, pero a este ritmo no se sabía qué dejaría para el final.
Tocó casi todas las canciones de su último disco “Antes de que cuente diez”, intercalándolas con anteriores composiciones que sus seguidores exigen siempre. En su último trabajo se deja llevar por la estructura de otras entregas, y hay temas que no atesoran la misma calidad que antaño, pero con el juego de luces, las pantallas y el potente equipo de sonido que viaja con él, todo se suple y todo queda bien maquillado.
La banda que le acompaña es solvente y de auténtico lujo. Aunque es una pena que en esta gira no le acompañen Candy Caramelo y el Niño Bruno, bajo y batería de confianza a los que se echó de menos. Joserra Senperena en el hammond y acordeón, el bajista de M-Clan Alejandro “Boli” Climent y el estadounidense Daniel Griffin (batería de Ariel Rot). Pero Fito se apoya muchísimo en dos músicos con los que cuenta siempre: Javier Alzola y su saxo, que cada vez tiene más protagonismo en sus discos y en sus actuaciones, y por supuesto, el chico que sabe de todo, Carlos Raya, jefe de todo lo que tenga relación con las guitarras, como por ejemplo el pedal steel.
Todo el espectáculo está muy bien estructurado y es un auténtico show, un gran entertainment. Fito y Carlos Raya juegan constantemente con sus guitarras, donde pasarlo bien y disfrutar es su única regla. Lo mismo Fito se arrodilla y toca las seis cuerdas de Carlos (lo que ocurrió en la cuarta canción, “Como pollo sin cabeza”), que se sientan todos los músicos e interpretan como si fuera una fiesta entre amiguetes. Se nota química, buen rollito y perfecto ambiente, ganas de dejar buen sabor de boca.
Fito no se olvidó de sus versiones, y esta vez se atrevió con “Deltoya” de Extremoduro, “Todo a cien” de La Cabra Mecánica y “Quiero beber hasta perder el control” de Los Secretos. Y como Lichis andaba por allí, aprovechando que el futuro Miguelito le acercó un chupito al escenario, cantaron juntos “Barra americana”. Momento que Lichis aprovechó para besar la calva del hombre bajito. Más no se podía pedir. Con expresiones como “sus vais a cagar” los fans se lo pasaban en grande. Una fiesta en la que un “entradas agotadas” hizo que mucha gente se quedara fuera.
El momento de inflexión entre pasarlo bien o disfrutar un puntito más llegó con “Whisky barato”. Las canciones que tienen tirón no necesitan presentación. El público vibraba mucho más. El concierto iba in crescendo. Con “Tarde o temprano” las ocho mil personas congregadas crearon un coro impresionante. Incluso después de acabar la canción volvió a escucharse el coro y Fito no pudo más que arrodillarse, quitarse la boina y agradecer al público todas las muestras de cariño que le llegaban. Incluso alguien le regaló un ramo de flores blancas que recibió con gran afecto. Para acabar el grueso de su actuación atacó con “La casa por el tejado” y “Soldadito marinero”, dos canciones de lo mejor de su repertorio.
Pero la noche iba a seguir deparando sorpresas. Tras casi dos horas de actuación volvió Fito, esta vez para tocar “Al cantar”, gran canción de su grupo de siempre, “Platero y tú”. Fue un momento muy emotivo porque en la pantalla central fueron apareciendo imágenes de todos los miembros de la banda, sirviendo de homenaje a sus antiguos compañeros. Para seguir con el ambiente intimista contó con la ayuda de Carlos Raya para interpretar “Abrazado a la tristeza”. El diario de ruta seguía su curso y las sorpresas se iban sucediendo. Ya con toda la banda preparada, llegó otro de los momentos álgidos, “Corazón oxidado”. Una canción que gana con el tiempo y los nuevos arreglos, convirtiéndose en una de las composiciones río de la noche, de ésas que nunca se acaban y que nadie quiere que terminen. Pero como todo en esta vida, quedaba muy poco de una de las actuaciones más esperadas en la ciudad nazarí.
Tras una breve retirada del escenario, volvieron Adolfo Cabrales y sus Fitipaldis para saciar el hambre de sus incondicionales. La penúltima canción, “Qué necesario es el rock and roll”, era toda una declaración de principios. Rock and roll actitud, como diría aquel músico. Para qué hacer otra música si ya conozco ésta. En la pantalla aparecían los músicos viajando en un coche descapotable con la matrícula “Fito Rock”, mientras que se sucedían portadas de discos de Platero y Tú, M-clan, AC DC, Miguel Ríos, Leño o Los Hermanos Dalton. Tras dos horas y media ya no había más que dar. Bueno sí, “Acabo de llegar”, que sirvió de colofón a una actuación sobresaliente, digna de un músico que no se sabe cuál es su techo, pese a su poca estatura. Sus muchos años en el mundo de la música lo hacen un artista solvente, consciente del momento tan dulce que atraviesa, por lo que sólo queda disfrutar de sus directos y de la magia que en ellos se vive. La fitoterapia se ha puesto de moda, así que habrá que hacer uso de ella y esperar otros dos años para que el dibujo animado Fito vuelva a hacer acto de presencia con un nuevo capítulo de sus aventuras.
Fito y Robe (Extremoduro)
31-08-2007 Auditorio Municipal, Daimiel (Ciudad Real)
por Raúl Vivanco -IndyRock
Fotos Juan Pablo García (Juampi) - IndyRock
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Nueva parada de la incansable gira "Por la boca vive el pez" en la provincia manchega de Ciudad Real. Daimiel tubo el honor de acoger en su recinto municipal al bilbaino Fito Cabrales y sus inseparables Fitipaldis con motivo de la feria de este "lugar de la mancha del que ya nos acordamos un poco más".
Nada más entrar al recinto, las características del escenario daban una idea del espectáculo que iba a presenciar esa noche: 16 metros de boca por unos 14 metros de altura, acompañados de 75.000 watios de sonido y una iluminación de 200.000 w con 2 cañoneros laterales volados en estructura, flanqueado todo de 2 pantallas de 12 metros cuadrados cada una; el miembro número siete de la banda estaba preparado para que una de las bandas con mejor directo del panorama nacional lo utilizara una noche más para deleite de los alrededor de 7000 asistentes (según fuentes municipales) congregados en el recinto.
Yendo al grano, el repertorio estuvo estructurado en tres partes, dos eléctricas y una intermedia acústica, bises a parte por supuesto. Una siempre estupenda "Un buen castigo" sirvió de pirtoletazo de salida para un espectáculo que sobrepasó las dos horas de duración, siguieron con temas de su último álbum como "Viene y va" y la que le da título, "Por la boca vive el pez", a continuación otros dos temas de antes "Whisky barato" y "Cerca de las vías", para posteriormente retomar sus temas nuevos con "Donde todo empieza", "Me equivocaría otra vez" y "Como pollo sin cabeza", cerrando este primer bloque con la bailonga "Quiero ser una estrella". Tras dos prometidos y justos minutos, en los que se monta un tinglado en primera línea de escenario para la banda al completo, llega la parte acústica del recital, curiosamente compuesta íntegramente de temas del primer disco "A puerta cerrada", los elegidos fueron "Rojitas las orejas", "¡Que divertido!" y "El funeral". El tercer bloque lo abrían con una original versión del "Deltoya" de Extremoduro incluida en su último trabajo, continuando con la exitosa "Trozos de cristal" y la muy cantada "La casa por el tejado", nuevamente se vuelve a su último trabajo con "Medalla de cartón" para finalizar, antes de los bises, con "Soldadito marinero" con un final más prolongado y movidito que el del tema original.
Los bises estuvieron conformados en su totalidad por temas del último disco, aunque el primero tocado a dos guitarras y la solitaria voz de Fito, siempre ha sido ejecutado en los directos de la banda, "Abrazado a la tristeza", luego "Acabo de llegar" y "Esta noche" dieron por finalizado el espectáculo.
Con respecto a los músicos, decir que el señor Cabrales siempre se ha sabido rodear de excelentes músicos que se desenvuelven a la perfección tanto en estudio como en directo, algunos con él desde siempre como Javier Alzola, encargado del saxo, pandereta y coros, y otros más recientes como el veteranísimo Carlos Raya (ya tocaba allá por los ochenta en Sangre Azul), que hace más asimilable la ausencia de Batiz a la guitarra.
Noche inolvidable para grandes y pequeños (la edad del público oscilaba desde la más tierna pubertad hasta los cicuentaitantos), que esperemos se repita en más ocasiones a lo largo de la geografía de nuestro país, y porqué no del extranjero.
Por último agradecer el buen trato de Lasttourinternational con los medios de comunicación (ojalá siempre fuera así).
Fito y el espectáculo del Rock
28-02-07 Palacio de Deportes, Granada
por Luis Miguel Albarracín - IndyRock
Fito se ha convertido, por méritos propios, en uno de los referentes de la música rock en español. Ha conseguido llegar a gente de todas las edades y así se puede pasear como lo hace: con todas las entradas vendidas y una larga gira que acabará en el mes de diciembre. Increíble. Con todo el papel agotado desde hacía más de una semana, el Palacio de los Deportes granadino registró un lleno espectacular, con la pista y todos los asientos de las gradas ocupados. Con una gran puntualidad, ZODIACS, el grupo telonero que acompaña a Fito y sus Fitipaldis a lo largo de toda la gira, saltó al escenario. Supieron animar muy bien a todos los que ansiaban ver al bilbaíno en nuestra ciudad. Con un rock muy pegadizo la espera se hizo muy amena. Pero el plato fuerte todavía no había llegado. Sobre las diez y cinco comenzó la actuación del hombre pequeño y sus secuaces. Porque lo bueno de ver a un artista que llena pabellones y recintos todavía más grandes, no es sólo verlo a él, sino tomar nota también de los que lo acompañan. Así, Javier Alzola al saxo, Candy Caramelo al bajo, el Niño Bruno a la batería o el excepcional Carlos Raya en las guitarras y el pedal steel hacen que las canciones suenen muy bien, dotándolas de matices que producen el salto de calidad de buenas a redondas. Lástima que el palacio cuente con una acústica un tanto precaria, porque el sonido de la banda no se pudo saborear en su totalidad.
Poco a poco fueron sonando canciones de su nuevo disco ("Por la boca vive el pez"), y otros temas ya editados en anteriores álbumes, los que se conocen de memoria todos sus seguidores. Siempre hay canciones que mueven más al público, como es el caso de los dos singles de su último disco ("Por al boca vive el pez" y "Me equivocaría otra vez"). Otros temas que levantaron el ánimo en gran manera fueron "Rojitas las orejas" y "Soldadito marinero", una de sus canciones más redondas, primero tocada como balada, para a continuación dotarla de más vida para que la gente la cante y la baile y se convierta en una gran fiesta.
Fito ha caído en gracia y sus seguidores se saben todas sus letras. Supo muy bien encadenar unas canciones con otras, y el jolgorio y el buen ambiente no decayó en ningún momento. También hubo momentos de más intimidad, apareciendo en el escenario únicamente Fito y Carlos Raya, el primero con su guitarra acústica y el segundo al mando de su pedal steel.
De las versiones que va grabando en sus álbumes (una por disco), esta vez le tocó el turno a "Para toda la vida" de Flaco Jiménez, "Quiero ser una estrella" de Los Rebeldes y "Deltoya" de Extremoduro. Un concierto que podría no haber acabado nunca, porque el señor Cabrales atesora ya muchas canciones grabadas con los Fitipaldis, pero tras dos horas y cuarto muy intensas el espectáculo llegó a su fin. Porque es lo que Fito ha conseguido, un espectáculo: aunar música y fiesta yendo siempre de la mano, convirtiéndose en un cocinero que añade un poquito de cada ingrediente, y al mezclarlo todo le ha dado la fórmula mágica, la que todos los músicos persiguen y a casi todos se les resiste. Pero Fito ya la tiene. Y parece que no la va a dejar marchar por mucho tiempo.
Fotos:J. E. Gómez © IndyRock
Concierto Industrial Copera, Granada, 22-03-2002
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28-11-03 Industrial Copera, Granada
Organiza Wild Punk
Fotos Merche S Calle © IndyRock![]()
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Viernes 30/07/04 en el Teatro Jose María Pemán (Cádiz)
Fotos Manuel Medina
Fotos: Ricardo López © IndyRock
Concierto Las Ventas - Madrid - 23/09/2004
La gran fiesta de Fito + La Fuga (fotos)
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La Gran Fiesta de Fito.Estaban los nostálgicos de Platero, los moteros con sus churris, los fans de nueva generación y los que querían ser clones de Fito estaban, luciendo gorra y camiseta de rayas. Estaban las niñas monas, los chicos malos con los ojos pegados a sus caderas, estaban los servicios de limpieza poniendo remedio a la inevitable guarrería del ser humano. Estaban los puretas que habían dejado a los niños en casa, y los chavales que no habían conseguido deshacerse de sus padres también estaban, adolescentes e incómodos. Estaban los reventas, los despistados sin entrada, los puestos de venta de refrescos a mano armada, la policía estaba, vigilando a los porreros que hacían poco por esquivarles. Estaban los grupos de amigos buscándose entre el gentío a golpe de móvil, la prisa por entrar, los nervios de antes del concierto. Estaban Cris, Dani, Carlos y Ana, compartiendo los minis de cerveza y unos bocadillos de pan duro, estaba su buen rollo, las ganas de fiesta.
por Antutxo Martinez Ariza - IndyRock
Estaba la inevitable prensa, haciendo cola frente a las chicas que repartían sonrisas y acreditaciones a partes iguales y un puerta que sufría del hígado y quería ser un tipo duro para quedarse en un tipo idiota. Estaba la niña que casi me mata de un susto, quería un boli porque resulta que también estaba El Mono Burgos y un autógrafo. Estaba una pila de gente, inquieta, derramándose por el ruedo y las gradas, cada uno con su historia, 18000 conciertos diferentes. Y estaba LA FUGA, energético aperitivo, que estaban haciéndolo pasar bien y disfrutando de la ocasión. Las barras llenas, estaban, mientras la espera del invitado principal, y el r'n'r en los altavoces, americano, filoso, garajero, sucio como las historias que cuenta, una muestra de los horizontes musicales que podían darse cita. Mientras, la gente estaba haciéndose señas, deambulando por la atestada plaza, una danza nerviosa de desencuentros.
Y, por fin, estaba Fito, viviendo su noche grande, trayéndose a LOS SECRETOS para empezar, 'Quiero beber hasta perder el control', y estaban Los Fitipaldis, en forma de banda de rock, saxo, batera, bajo y un guitarrista que estaba un poco pasado, entrando a trapo a las primeras de cambio con 'La casa por el tejado' y 'Un buen castigo', para disfrute de los que les han descubierto en este último disco y de los que le vienen siguiendo desde Platero saltó por primera vez a un escenario. Estaban todos nerviosos, que había dicho Fito que eso de llenar Las Ventas le acojonaba un poco, y se le notaba nervioso, fumando constantemente, pero también eufórico, disfrutando de una noche que se le debe quedar grabada en la memoria, desgranando su discografía para que todos los que estaban quedaran contentos, desde los éxitos que todos le conocían, hasta las canciones de r'n'r más clásico, el sonido más interesante, construido desde abajo, la base rítmica. Estaban las canciones (Estrella del rock and roll, Barra Americana) que no se escuchaban con ese sonido desde los mejores tiempos de Loquillo. Estaba tan eufórico Fito que no pudo evitar darse el gustazo de cantar un tema con el como banda, de sacar a una chica para que le hiciera una foto desde el escenario con la gente de fondo. En la grada, estaban los fans, explicándose las letras de las canciones, destacando la apología de las drogas y la vida al límite que tanto gusta en el rock, y en el ruedo estaba la constelación de cámaras digitales, móviles y demás parafernalia tecnológica que poblaban la noche de destellos en cuanto bajaban un poco las luces.
Estaba la manera amplia de entender la música de Fito (la música es cultura) haciéndole guiños al flamenco y a la rumba, para volver a enganchar a la gente (a ratos un tanto descolocada) con 'Rojitas las orejas'. Estaba luna, que estaba enseñando el ombligo, estaba quizás la autobiografía 'Cerca de las vías', estaba pasando el tiempo y Fito se estaba creciendo en el escenario. Estaban las parejas abrazándose en las canciones más lentas, encendiendo los mecheros cuando la ocasión lo pedía, estaba el guitarrista montando el número, la banda retirándose 'a hacer un pis', la vuelta, los bises, la gente gritando. Estaba haciéndose tarde y yo pensando que, después de todo, estaba todo el mundo en la Gran Fiesta de Fito. Todo el mundo menos la rubia que me animó a acudir. Y yo la estaba echando de menos.
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