
Alison Goldfrapp entró a escena como lo que es: una diva.
Maillot negro, botas plateadas, rizos rubios y capa fucsia
ondeando al viento (dos enormes ventiladores funcionando durante
toda la actuación se encargaron de dar el toque de dramatismo y
glamour necesarios). Y con esas premisas, todo fluye. Si a la
voz magnética y envolvente de Alison aliada con la orquestación
electro-clash de Will Gregory le añadimos unas cuantas
bailarinas realizando coreografías más que sensuales, obtenemos
un show de lo más digno en el rollo decadent-glam que promueve
la pareja británica. Temas como "Oh La La", "Lovely 2 C U"
o "Ride A White Horse" (este último con una bailarina a cada
lado de Miss Goldfrapp vestidas de caballo y meneando las
colitas) hicieron alzar los brazos y mover los pies. Un show
cabaretesco y aterciopelado con cinco músicos en escena, que
acababa de completar un conjunto que sonaba al mismo nivel que
su pose estética: muy cuidado.
Al servicio
secreto de su majestad
por Iñaki LÓPEZ DE EGUÍLAZ
09.03.2001 Sala: Revolver (Madrid)
Organiza: Mercury Wheels
La expectación estaba servida. El arriba firmante tiene
considerado a "Felt Mountain", debút de Goldfrapp, como uno de
los 10 mejores discos internacionales que se publicaron el
pasado año 2000. La mejor transición del pop a banda sonora que
se ha hecho nunca iba a ser estrenada ante un micro por primera
vez en España.
Fiel a la iconografía alpina desplegada en el digipack del
disco, un violinista vestido de tirolés se anticipaba a la
aparición en el escenario de Alison Goldfrapp. Tras él, tres
miembros más, de aspecto ario, daban coherencia a la batería y
demás instrumentos.
Obvio la errónea referencia que parece ser se ha hecho de
Goldfrapp como un grupo agazapado en la sombra de Portishead. La
voz de Alison logra alcanzar mejores registros que Beth Gibbons,
y el rumbo que adopta "Felt Mountain" te traslada más a los
entornos oníricos de las bandas sonoras que a los oscuros
callejones del trip-hop. Asumido este arriesgado planteamiento,
Alison Goldfrapp adquirió el papel de mujer fatal de los sesenta
para aludir irremediablemente al patrón que el genio John Barry
diseñó para poner música a las aventuras del agente 007. "Paper
bag" se interpretó a la perfección al abrigo de teclados,
sintetizador, batería y volín apelando inexorablemente a que
nuestras mentes recordaran las siluetas femeninas bañadas en
líquido sospechosamente lubricante que encumbraron los títulos
de crédito de las películas del famoso agente secreto creado por
Ian Fleming. "Pilots" recordó a los presentes lo excepcional de
este disco que homenajea las trascendentales composiciones de la
década de los 50, 60 y 70 con una genialidad deslumbrante, y
"Human" -apoteósico- parecía prometer aquella noche un dueto con
Shirley Bassey que tarde o temprano debería llevarse a cabo. Ese
día se dejó en evidencia lo fácil que puede resultar apasionar a
un público con un violín y la excepcional voz de una chica, que
detrás de tres micros adquiría personalidades diferentes según
requerían las voces moduladas que se desplegan en "Felt
Mountain".
El peso de toda la actuación recayó sobre las cuerdas vocales de
esa muñeca rubia de piel blanquecina que susurraba por momentos
las melodías de un sueño alpino a 24 fotogramas por segundo,
aderezado magistralemente por los sonidos silbados de un violín
recostado en el hombro de un individuo vestido de tirolés.
"Deeper stop" y "Felt mountain" fueron perfectas canciones de
cuna para conciliar el sueño en medio de una verde pradera
amenazada por cumbres nevadas, dónde éramos despertados por los
aplausos que se arrancaban sucesivamente entre el público
después de cada estribillo bordado en las cuerdas vocales de
Alison. Y en medio de esa apoteosis musical que se produjo
aquella noche llegó "Utopía" para certificar de un sólo golpe la
genialidad de este maravilloso grupo que invoca al espíritu de
John Barry. Una obra maestra.

Dejando de lado la estética decadente y el aire cabaretesco y
cinemático de su aclamado debut, "Felt Mountain" (Mute, 2000),
la sirena Allison Goldfrapp y su fiel escudero Will Gregory
dieron una sorpresa a propios y extraños con su segundo trabajo,
"Black Cherry" (Mute,03) apostando por el hedonismo y las
lentejuelas de Studio 54. Así, si en su primer trabajo Goldfrapp
apostaban por ambientes de soundtracks, melancólica poesía,
ritmos aterciopelados y suaves experimentaciones, en su segundo
álbum se volcaban en la espontaneidad de la música disco y la
inmediatez de los ritmos ochenteros.
Muchos se preguntaron qué camino seguirían con su tercer
trabajo. El resultado, irónicamente titulado por la reina de la
sofisticación "Supernature" (Mute, 05), continúa en la estela
rítmica y bailable de su predecesor pero recuperando la
elegancia de su aclamado debut. Un afortunadísimo híbrido entre
sus dos primeros trabajos en el que la ex estudiante de arte y
el orfebre de la electrónica dan lo mejor de sí. Épica bailable
con un inevitable (e imprescindible) componente sexual en un
disco pensado tanto para escuchar en casa como para la pista de
baile y en el que encontramos singles tan rotundos como la
fantástica 'Ooh La La', tema elegido por Mute como single de
adelanto y que ha salido a la venta en Inglaterra en formato ep
incluyendo remezclas, entre otros, de Tiefschwarz.
En el escenario, Allison se desinhibe cargando a sus actuaciones
de un explícito componente sexual. Teatral y extremada,
sofisticada y provocadora a partes iguales, Allison Goldfrapp se
transmuta en un auténtica vedette del siglo XXI.
Benicassim 03 Fotos directo
Más de un millar de bandas y
artistas con página informativa en IndyRock magazine
INDYROCK MAGAZINE
CONCIERTOS
Agenda
FESTIVALES
Agenda
ANUNCIOS
Tablón
CONCURSOS
Rock, pop...
PRODUCTORAS
Salas, estudios,
locales...
GRUPOS
En IndyRock