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GO GO BLUES
Entrevista por
Tomás Astelarra

1995. Poco después de la reelección de ese presidente
que nos dejó a todos privatizados y en pelotas, votando con
los pies, como dicen en algún lado, pero sobre todo un poco
aburrido de toda esa mediatización tontoconsumista que tarde o
temprano iba a alcanzar también al rock argentino, Julio
decidió marcharse de Córdoba (ahí en la serranía mediterránea
de ese europeo país de sudamérica). Se fue a visitar a su
amigo Marcelo, que estaba visitando unos familiares en Tarija
(al sur de Bolivia, quizás, podríamos decir, la ciudad más
argentina del país menos europeo de sudamérica). Igual de
aburridos y desempleados que siempre, se pusieron a zapar unos
rocanroles en algún rincón oscuro de la ciudad, tomando chicha
y xingani y comiendo pizzas de un boliviano.
Llamaron a un par de amigos a Córdoba a contarle lo fabuloso que
era ese lugar para rocanrolear, chupar y comer pizzas. Todo
baratito. Gastón y Gonzalo se fueron sin pensarlo. A los seis
meses, aburridos de Tarija y en perspectiva de mejores
escenarios para mostrar su nueva formación rocanrolera, el combo
se marchó para La Paz (quizás mediterránea, pero precisamente no
una serranía, tres mil y pico de metros sobre el nivel del mar,
lejos de Europa y la tonta mediatización consumista, lejos del
ruido infernal de la gran ciudad que denunciaba ese pionero del
blues argentino que fue Javier Martínez). Pero como su nombre
bien podía indicar, en La Paz no había rocanrol. Pateando al
Perro (la formación de esos cuatro cordobeses aburridos y
desempleados) fue una de las bandas (junto con Lou Kass, Octavia
y tantas otras) de aterrizar definitivamente en la ciudad ese
ritmo gringo (siempre tratando de acompañarlo con un poco de
jajita y chuño, para el gusto de los papachos y cholitas).
En el centro de La Paz, en la rambla de El Prado, oficinistas de
traje que no pueden disimular su raíz indígena simulan caminar
apurados esquivando armoniosamente gringos turistas apuntando
con cámaras digitales por sobre la cabeza de artesanos
hippielatinoamericanos vendiendo chucherías a burócratas de ongs
que pasean indiferentes entre indígenas indigentes de unos de
los países estadísticamente más pobres del mundo ante la mirada
burlona de cholos metaleros apoyando desde los márgenes una
marcha de papachos mineros bailando al son del tinku y la
dinamita entremedio de mamitas con puestos de casi todo
(golosinas, cds, libros de informática y pirateos de las últimas
novedades editoriales, hierbas medicinales, relojes,
mokochinche, fósiles y aguayos, zonsos de queso, cuñapes,
salteñas, tucumanas y hamburguesas con papas fritas por tres o
cuatro bolivianos). Todo sancochado al sol del altiplano, con el
visto bueno del Illimani, en un guiso típico de la cocina de
este sangrante presente globalizado. Bajando unos metros por una
calle paralela a ese bendito descalabro mundial, al fondo de una
galería de papachas peluquerías y fotocopiadoras, la sala de
ensayo Boogie Boogie bien podría ser cualquier reducto porteño
(Buenos Aires), Maniatan o el Soho, Malasaña o el barrio Gótico,
por qué no Chapinero (Bogotá). Escaleras de metal, ladrillos a
la vista, una puerta pesada de hierro y afiches de jóvenes
rockeros en pose. Puertas abiertas sobre parches, amplificadores
y cajas de huevos, y un cuartito al fondo donde se puede fumar
porro. Ahí mismo, chupando y comiendo pizza, sin haber perdido
un ápice de su tonada cordobesa pero declarándose orgullosamente
boliviano, Gonzalo Gómez habla sin parar. A su lado Julio Jaime,
bajista de Pateando al Perro y Go Go Blues (y quien sabe cuantas
bandas mas de rock boliviano), la Colo (también cordobesa,
artista, productora y fan de Go Go Blues) y Ale Delius (el único
boliviano, cantante de Quirquiña, una de las bandas más
populares del momento en el país). Parece ser el lugar adecuado
para hablar del rock boliviano.
Gonzalo Gómez: "Desde que llegamos a La Paz en el 96 que
nosotros decidimos formar parte del rock boliviano y trabajar
para ese movimiento. Yo aparte de tocar soy productor de varias
bandas, como es el caso de Quirquiña. No solo es un trabajo
nuestro el que hemos generado sino que Hemos generado un trabajo
hacia los demas. Antes que llegáramos con Pateando el Perro no
había rock, las bandas no hacían canciones propias de rock.
Tocaban covers o eran de reggae, de hard core. Nosotros
cambiamos un poco el sonido. Ha sido una banda histórica y marcó
un momento muy importante, mas que todo para los músicos que
vinieron después, en cuanto al sonido y a la actitud, porque
éramos tipos que tocábamos crudísimo y muy fuerte.
Ale Delius: El rock nacional ha cambiado mucho. Las
bandas se han hecho mucho más profesionales en muchos sentidos,
por más que el 80% sigue siendo artesanal. Es mucho más fácil
viajar a todas partes, y es más común hacer giras por el país y
llenar teatros. Sin embargo el rock boliviano ha tenido caídas
muy importantes como la de los grandes sellos y la entrada de la
cumbia en todos los boliches.
Gonzalo Gómez: El único sello que hay es el de Pro Audio,
el estudio donde trabajo yo.
Julio Jaime: Nosotros grabamos con Sony en el 99, también el
Grillo Villegas y Octavia, pero fueron trabajos que los mató la
piratería. Después los sellos internacionales se fueron.
Ale Delius: Desde entonces todas las bandas de rock de
Bolivia son independientes. Yo me pase mucho tiempo con una lata
de leche en polvo de desayuno, merienda y cena. Y trabajaba de
cantar en los karaokes. Quirquiña surgió de tocar covers.
Tocábamos tributos al rock nacional, a Lou Kass, pero con el
tiempo fuimos haciendo nuestras propias composiciones. Somos la
primera banda pop de Bolivia que ha generado un sonido nuevo.
Eso nos ha hecho muy masivos. Viajamos a todos lados, con varias
fechas por semana. Se ve desde otro ángulo, conciertos más
grandes, donde va mucho más gente, o en discotecas. Somos una
banda que tiene acceso a todas las discotecas, a todas las
fiestas, podemos tocar en el Alto o en la zona sur, para un
ministro cruceño, cualquier huevada. Pero miramos las cosas
desde ese punto de vista. Porque hemos tenido la suerte de que
se escuche mucho. Es muy mediático, puede pasarse en una emisora
de rock o una de cumbia. Somos de las pocas bandas que vivimos
del rock boliviano. Tenemos productores, diseñadores de ropa,
movemos una imagen. La demás bandas solo manejan la música,
Quirquiña no suena mal, pero somos las única que quizás vende
más por su imagen y funciona como una banda profesional, como en
Argentina, como Miranda. Suena en Brasil, en Miami en todos
lados, pero el hecho de no tener una disquera hace que no se
institucionalice la banda. Hemos hecho un trato con Televisa
para que maneje los videos. La idea es también de irse a vivir a
México. Justo ahora la gente de Televisa está buscando bandas
independientes, porque se les hace más fácil ganar plata. Ellos
nos han buscado a nosotros. Para nosotros eran inalcanzables,
impensable. Pero lo que hemos hecho es ofrecer al resto de las
bandas bolivianas, hacer como canal. Veneno (cumbia), Dezaire,
Llegas, nosotros los estamos promocionando afuera, estamos
rompiendo eso. Antes había mucha rivalidad.
Gonzalo: De lo que cuenta el Ale al blues es muy
diferente, Allá en Argentina Pappo toca al nivel de Charly
García o Miranda. Acá recién estamos generando el público. Hay
mucha gente que no escucha Pappo, quizás Hendrix, B.B. King,
Muddy Waters. Que la gente empiece a aceptar el blues de su país
es un trabajo de abajo.
¿Y las finanzas?
Gonzalo: No ganamos mucho con la banda. Nosotros hemos
hecho cuatro discos que..hemos hecho cuatro discos. Se han
escuchado, hemos ganado premios, pero a nivel rédito, por dios,
un desastre, A mi casi me lleva a la quiebra Go Go blues. He
estado en problemas económicos jodidos.
Ale: El líder de la Maga, que es la banda de Santa Curz, tiene
que trabajar de martes a sábado para poder hacer algo de plata.
Y además dar clases.
Gonzalo: Yo trabajo en un estudio (Pro Audio), soy
productor de Quirquiña, tengo esta sala de ensayo, tocó con Go
Go Blues, y voy a empezar Pateando el Perro a ver si llego a la
luca.
Colo: Pero lo bueno es que acá puede generar todo eso,
generar dinero de todo lo que tiene que ver con la música. En
Argentina tendría que estar lustrando zapatos o vendiendo pan
casero. Acá podes vivir de lo que te gusta.
Ale: Podes almorzar con cuatro bolivainso, que es medio
dólar.
Gonzalo: El éxito acá no viene del cielo. No es como
Miranda. Yo estoy seguro que en Argentina no la va a pegar nunca
más, y cada disco que saquen, aunque resuciten a Tita Merello,
no van a pegar otro éxito. Pero con un éxito les alcanza para no
laburar más en su vida.
Ale: Acá no hay padrinos, nadie va a invertir en tu
banda. No hay.
Colo: Recién se están convenciendo los auspiciantes de
patrocinar algún evento. Y cuesta un montón.
Gonzalo: Yo creo realmente que la historia esta por
venir, a diferencia que en otros lugares. Lo que se van a llevar
los frutos van a ser nuestros hijos, pero nosotros vamos a estar
ahí para morder. Cuando yo llegué solo estaban Octavia, Llegas y
Pateando al Perro, pero ahora hay un montón de bandas que
surgieron a partir de ese movimiento, algunas hasta han superado
a las bandas viejas, como Quirquiña o Dezaire. Va a ver un
crecimiento, ya sea a donde valla, ya sean bandas pop, o que
suenen como los Fabulosos Cadillacs, lo importante es que se
graben discos, se digan las cosas que suceden acá, que nos
suceden a nosotros, de lo más pelotudo a lo mas jodido, y eso es
el rock bolviano. De lo que sucedía antes a lo que sucede ahora,
hay un crecimiento, una evolución, una nueva generación de
bandas con ídolos bolivianos. Hay nuevas generaciones que ya
tienen ídolos de rock boliviano, que es lo que me pasaba a mi
cuando escuchaba Pappo Blues, La Pesada de Billy Bond o Javier
Martínez y Manal, que había un tipo que hablaba igual que yo y
decía las cosas que me pasaban a mi. Ahora ya vamos por la
segunda edición del Festiblues. Hace diez años atrás era
imposible de soñar que nos juntáramos cuatro bandas de blues en
el país, con cuatro discos dos de ellas, La Maga y nosotros, y
La Chiva, que tiene dos discos y son casi nuestros hijos, chicos
de Sucre, de entre dieciocho y veinte años que crecieron
escuchando nuestros temas. Eso es alucinante.
Ale: Eso hace que nuestro rock sea especial, porque las
generaciones están ligadas. Que a mí Gonzalo, que era mi ídolo,
me halla invitado a tocar en Go Go Blues, y termine produciendo
a su banda y el a la mía, es muy raro. Y aparte somos los
primeros productores que estamos apareciendo. Las bandas se
producen solas. Solo producían el Grillo, Oscar García (músico
contemporáneo y dueño de Proaudio) o Ricardo Sasakis (ex
tecladista de Octavia).
¿Y el público como responde?
Gonzalo: El público ha generado cosas pero no hay un
gran crecimiento
Ale: Es complicado porque las bandas numero uno ahora no
son bandas de rock propiamente dicho. Quirquiña es una banda
pop, pero toca todos los fines de semanas, y viaja mucho y es
muy masivo. El movimiento mas under, el movimiento que no es tan
comercial tiene menos espacio que antes, el público se esta
yendo mucho a lo masivo, al internet, al cable, lo comercial, a
lo de joda, de baile. Pero en general las bandas han crecido.
Gonzalo: Nosotros en el año 2000 en la Paz fuimos la
primer banda de blues que grabó un disco, frente a Manal que
grabó su primer disco en el 68. Nosotros recién estamos
creciendo, aunque ahora la información es más rápida, y el
crecimiento es más rápido.
Ale: En otras palabras somos las primeras bandas del rock
nacional. Buenas o malas, vamos a ser las primeras bandas del
rock nacional.
Gonzalo: A pesar de que pueda ser jodido que el rock
crezca a lo comercial, no es un problema, al contrario, es bueno
porque en esa historia vamos a empezar a caer todos. Los chicos
de Quirquiña u Octavia esta saliendo en Rimoson?? o Htv. ¿Te
imaginas lo que es para Bolivia que antes no existía en el mapa?
Ahora se va a hacer un concierto en Washington con un par de
bandas bolivianos. Gogo Blues tocó en el Cosquín Rock (uno de
los mega conciertos de rock más grandes de Argentina, que se
realiza en Córdoba). Son cosas muy pequeñas para otra gente,
pero suma. Diez años atrás acá en Bolivia hablaban de los
Iracundos como una banda increíble, y todavía vienen los
Enanitos Verdes, Vilma Palma e Vampiros o Rata Blanca y son
cartel, llenan estadios. También vienen los Auténticos
Decadentes, o Cerati, o Babasónicos, Ataque 77. Entre todas las
cosas suceden cosas buenas. Mas las cosas que nosotros hacemos,
la gente no se chupa el dedo, está empezando a darse cuenta
quien es quien. Es un movimiento que se está gestando y que está
empezando a crecer, pero recién estamos 30 años atrás para la
Argentina.
¿Y cómo es la aceptación del rock entre la población,
digamos, indígena, los papachos, las mamitas?
Gonzalo: Ese es para mí un punto crucial en esta
historia. Para mi el rock es popular, yo me crié así. Ellos son
el pueblo. Y cuando digo ellos, me jode decirlo, porque me jode
no ser parte de ellos. Cual es el problema del rock boliviano,
que en un comienzo pudo hacerlo y ahora no. En un comienzo era
popular, como Lou Kass, y Coda 3 (que luego se transformaría en
Octavia) que fueron bandas masivas y hasta generaron un mercado.
Pero no se pudo asimilar la música tradicional. Y la música
tradicional, folklórica, no aceptó al rock como una alternativa
popular. Igual hubo bandas como Octavia que empezaron a generar
esa historia. Sin hacer fusión como Wara, que era algo del
estilo Arco Iris (banda liderada por Gustavo Santaolalla que en
los setentas fusionaba rock y folklore en la Argentina), hacían
fusión con instrumentos del altiplano con rock. Pero tenían que
ver con la fusión, no era que el pop o el rock hiciera eso.
Octavia hizo eso y generó una historia diferente. Pero después
no se puedo hacer un rock popular para que ellos fueran parte de
nosotros y nosotros parte de ellos. No le vamos a echar a culpa
a la cumbia, a los otros. Lo que hicimos mal, en mi opinión fue
que en vez de hacer conciertos fue mas fácil tocar en los bares,
y ahí se rompió la mística. Ya no está más el artista
inalcanzable, porque en el bar terminas chupando con el berga.
Vos no te vas a chupar con Charly García. Acá vos podes sentarte
a chupar con el ídolo más grande del rock boliviano como si
nada. Te lo presento el jueves (hablando de Cristián Krauss y su
participación en el concierto de Go Go Blues en el bar
Equinoccio). En vez de hacer conciertos masivos fuimos al bar. Y
el bar es sectario. La entrada es de 30 pesos, cuando el sueldo
mínimo de alguien que vive en la ladera es de 800. No vas a
gastarte 100 en una noche. Y además tenés que tener cierta
apariencia para entrar. Pero nosotros cuando vamos a tocar al
Alto, la gente no puede creer que los del centro vallamos para
allá. Yo me crié en un psiquiátrico con 5.000 locos, ahí en
Oliva, un pueblo de 15.000 personas. Y la primera vez que toqué
en mi vida fue para ellos. En mi colegio iba el hijo del
basurero y el del intendente. La diferencia en la crianza de la
gente acá es una barrera, y el rock no ha sabido pasarla. Y
estamos en eso. Yo estoy convencido de que va a pasar. Yo en
este país me enamoré de la gente, de esa capacidad de poder
vivir juntos. Ahora se ha generado tanto quilombo que de lo que
yo pensaba a lo que veo ahora hay tanta diferencia... Nosotros
en el rock tenemos que hacer algo para genera esa unión. Es un
trabajo nuestro. Tratar que no exista esa diferencia. Poder
compartir. Nosotros hemos tocado en el año nuevo aymara, en el
solsticio, y la gente alucinada. En Potosí fuimos a tocar para
el festival de cultura, un Martes, y en Oliva hay más vida
nocturna que Potosí. Vamos y tocamos en el teatro la Colonia, en
el mismo que bailaban minúe en el 1500, donde iban los virreyes
y todos los hijos de puta del mundo. Y el público alucinado.
Cuando terminamos anuncié el bar donde íbamos a tocar. Salimos
como a la hora y la gente nos estaba esperando. Había ciento y
pico de papachos esperándonos. Nos fuimos con la multitud al bar
a pata y estaba cerrado. Lo llamamos al dueño y abrimos el bar.
El tipo se despertó y abrió el bar. Y eran todos aymaras. Y vos
vas a las disquerías de Potosí y hay discos de Pescado Rabioso,
Vox Dei, Manal, La Pesada, Color Humano.
La Colo: Acá en este lugar hay un potencial artístico
increíble, desde niños, es como para que tu corazón explote. Es
una tierra re santa, hay gente muy talentosa.
Gonzalo: Nosotros los argentinos siempre estamos mirando
donde vinieron nuestros abuelos, España o Italia, en cambio acá
donde vos pises es gente que a hecho esa tierra y forma parte de
la tierra. Nosotros de donde venimos de un país de gringos,
extranjeros. Para mi llegar a este país y que la gente me dé el
lugar para sentirme boliviano fue increíble. Porque esta gente
realmente forma parte de la madre tierra. Para mí es como
ganarme el cielo. Yo nunca me sentí extraño, te lo juro. Me he
sentido mas extraño yendo a tocar a un bar en Córdoba. Para mí
es muy difícil ir a Buenos Aires porque es difícil asimilar ese
ritmo de vida, ese pensamiento. A mi me es muy difícil con todo
lo que estoy haciendo acá, y con lo feliz que me hacen las cosas
que hago acá, ir allá a ver que pasa.
¿Y cómo fue lo de Cosquín Rock?
Colo: Yo estaba metida en la organización allá e hice el
gancho para que fueran los chicos.
Gonzalo: Fue en el 2006. Tocamos el día del homenaje a
Pappo. Estuvo bueno, porque visite mi casa, a mi mama, lo invité
a mi hermano al backstage con todos los monstruos. Los
alucinante de Cosquín fue volver a la Argentina y volver en un
lugar que nosotros no pensábamos, de una forma que no la
pensábamos, porque nuestra pensamiento es esto. Nacimos en
Argentina por una cuestión que no elegimos, pero nosotros
decidimos quedarnos acá en Bolivia, hacer nuestra familia, y
generar un movimiento acá.
¿No volverías?
Fue muy lindo volver a Argentina pero yo no podría decir: vamos
a vivir a Argentina. Podría tocar en Argentina, pero que me
manden los pasajes. Porque considero que lo que nosotros hicimos
acá, lo que generamos en Bolivia es un hueco que no va a llenar
nadie. Y todo lo que nos dio este país a nosotros es algo que
realmente no se si en este mundo podría existir una cosa mejor
para nuestra vida que lo que fue haber llegado a este país. Yo
me siento boliviano, soy boliviano, y habló como boliviano (dice
sin perder su acento cordobés), y represento al rock boliviano
como tal. Acá nadie me excluyó. Nadie me dijo: sos argentino,
fuera. Siempre hay giles, pero para la gente de verdad, y los
músicos de verdad, y para el movimiento del rock se esta
gestando, somos personas importantes. Y ellos son importantes
para nosotros. Lo de Cosquín es el sueño del pibe Yo iba a la
Falda (famosos festival de rock de los ochentas en Argentina)
cuando tenía 13 años, y decía: yo voy a estar en este escenario.
Pero para mi fue mucho mas importante tocar para la hinchada del
Strongest. Porque somos hinchas rabiosos. Lo mismo que cuando
vino Alejandro Medina y me dio la mano. Esa una emoción de niño.
Esto es un laburo de día a día. Lo del Equinoccio del otro día
(la reapertura del bar en un concierto al aire libre en el
Estadio Obrero) fue mucho para nosotros, porque nosotros fuimos
la primera banda de rock que toco en el Equinoccio. Antes era un
boliche de folklore. Muchos años trabajando para juntar la
gente. La actitud de generar un movimiento grande de todas las
bandas, poder tocar bandas heavy con bandas reggae, de lo que
sea. Y que el publico esté ahí cagándose de frío (porque el
público también tiene sus cosas). Eso es alucinante. Hace diez
años era imposible. Es un trabajo que hace diez años no existía.
Y es un trabajo que ha hecho mucha gente.
Julio: Cualquier propuesta que venga de afuera va a ser
bienvenida y va a ser una experiencia alucinante. Pero estamos
acá y tenemos toda la fuerza para guerrearla acá.
Gonzalo: A nosotros nos interesa ir a Argentina pero no
de la forma que pinta. Si yo tengo que ir a Argentina para ser
una novedad o que digan: hay rock y blues en Bolivia, no voy.
Pero si vamos a tocar porque les interesa lo que dicen las
bandas de rock en Bolivia, ahí si. No nos interesa ser monos de
circo. Más bien mostrar las cosas que pasan acá. Ir a generar y
compartir Nuestras canciones si bien tiene mucho que ver con
nuestras historias, tienen que ver con una lógica boliviana.
Aunque le halla hecho canciones a mi hermano desaparecido en la
dictadura. Pero esas cosas las tratamos de traducir y dar acá.
Tratar de generar a través de todo lo que recibimos en este
país: una ilusión, que es lo que nosotros acá en el altiplano
consideramos que es la vida. La vida es dar, esa es una lógica
completamente aymara que nosotros la asimilamos.
Llega Juan, el baterista de Go Go Blues, un pibe de veinte años
que le pega a los parches como nadie y que está a punto de tocar
con su máximo ídolo (Cristian Krauss) formando parte de una
banda que nació como una convocatoria a grandes estrellas del
rock boliviano. Por ahí pasó además de Krauss, Panchi Maldonado
(cantante de Atajo), XX (baterista de Octavia), y el tecladista
Freddy Mendizábal (que ha participado en buena parte de los
proyectos del rock boliviano), y bueno, el Ale Delius también.
"Pero en un momento fue imposible, porque todas las bandas
empezaron a generar públicos y era difícil juntar a la gente. Y
yo tuve que rearmar la banda para trabajar porque sino me cagaba
de hambre", sigue contando Gonzalo, mientras enchufa la guitarra
y se prepara para el ensayo. Blues, buen blues, como en Buenos
Aires, Córdoba, Granada o Barcelona, el Soho o Mississipi.
Abril 2008
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