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EN INDYROCK * Archivo histórico
Lidia Damunt

24 5-2012 Sala Siroco Madrid
Aviva el fuego
Crónica Paloma Herranz - IndyRock
Fotos Nieves Herranz - IndyRock

¿Dónde estaba Lidia Damunt? Eso nos preguntábamos los asistentes
a la cita del pasado jueves 24 de mayo en la madrileña y
renovada Sala Siroco. Desde su último álbum, En el Cementerio
Peligroso (editado en 2009), teníamos curiosidad por saber qué
estaría tramando la murciana. Fue una grata sorpresa
encontrarnos hace unos meses con una producción de la mano de
Hidrogenesse, algo que se podía intuir después de algunas
colaboraciones previas sobre el escenario. El resultado fue una
vuelta de tuerca a la “mujer-orquesta” sin dejar atrás las
letras al más puro estilo Damunt, ahora más embellecidas aún con
oníricos y fantasiosos sonidos capaces de ampliar aún más las
fronteras de su particular mundo en dirección a oriente.
Poco antes de las 22h sonaban los primeros acordes de una
solitaria Tormina (véase Lidia Damunt con su ya famosa túnica de
esqueleto y sombrero de copa), acompañada de la electroacústica.
Comenzó precisamente con el tema que da nombre a su anterior
trabajo, “En el Cementerio Peligroso”, seguido de “Pueblo
fantasmal”, regalándonos así pequeños recuerdos de sus primeros
discos. Ritmos más pausados, a los que no nos tenía
acostumbrados, pero sin perder esa personalidad que transmite la
Damunt.
Tras “Entre los Pinos” (de su segundo disco) se despojaba de su
atuendo de Tormina y entraban al escenario para acompañarla
Mabel Damunt y Alfonso Melero, componentes de Doble Dinamita y
compañeros de Lidia en el proyecto Hello Cuca. Cubierto el bajo
por Mabel, la batería y percusiones por Alfonso, y la guitarra
eléctrica por la propia Lidia daba comienzo la presentación de
su último álbum con el tema que le da nombre, “Vigila el fuego”.
Agradeciendo simpáticamente la asistencia de los allí presentes,
dio rienda suelta a algunos de los temas que componen el disco
como la divertida “Jauja”, “La vida en un hilo” o “Esperándote”.

Entre tanta novedad aparecía “Echo a Correr” de su anterior
trabajo, tras la cual continuó con “La escritora”
(agradablemente acompañada por las maracas y la pandereta de
Alfonso Melero), “Lengua de lava” y una de las más coreadas, “Ay
pena”, con sus dedos corriendo como agua por las cuerdas de la
guitarra. Terminaba con otra de las delicias de este trabajo,
“Somos islas mágicas”.
Tras una breve pausa, Lidia Damunt volvió a coger su electro
acústica para satisfacer a los que nos quedábamos con ganas de
más. “Sueño contigo”, versión de la balada “Sweet Dreams” de
Patsy Cline, y el clásico “Aloes de 50 metros”, daban por
finalizado un concierto en el que quizá faltó ver plasmada esa
vuelta de tuerca que caracteriza este último disco. Tal vez se
echó de menos un directo más arriesgado, tal y como ha hecho en
su trabajo de estudio, y no nos quedaremos con las ganas de
comprobar si las canciones crecen como sus aloes a medida que
vayan siendo rodadas sobre el escenario.
8
de Noviembre 2008 sala Siroco Madrid + Centella
Fotos
Nieves Herraz - IndyRock
Crónica
Charo Rodriguez - IndyRock





Con un simple
"Buenas noches" empezó el concierto de Lidia Damunt el pasado 8
de Noviembre en la sala Siroco de Madrid, pero ahí se acabó toda
la simplicidad. Una menuda mujer morena con una guitarra
acústica en sus manos parece cosa sencilla., pero si a esto le
unes una armónica sujeta sobre su cuello y una pandereta en su
pie derecho, empiezas a perder la visión de simplicidad. y es
que aquí no acaba todo, también tiene el micrófono frente a
ella: pone su voz rabiosa a sus propias canciones que nos llevan
a bucear por los parajes mágicos, oníricos y a conocer los
personajes naturalmente surrealistas que pueblan su Isla de las
Bufandas.
Rabia, con una rabia sorprendente desde el comienzo del
concierto con "Soy Tormina" nos hechiza esta polifacética
profesional de la música. Sonidos folkies, aires rockabillies y
energía punk llevan a los asistentes a perderse maravillados por
la mencionada Isla de sus composiciones y su interpretación en
directo. No nos extraña que tan sólo desde la primera canción
tenga que beber un trago de su cerveza, porque es tal la fuerza
que derrocha sobre el escenario que agota incluso verla.
Canción tras canción, se va sumando intensidad a un público que
la sigue y tararea tímidamente "Ocho caballitos", "Pagan
por tocar" o la canción que da nombre al disco "Isla de las
bufandas". Desde los primero acordes demuestra un trabajo muy
elaborado - ella misma dice "Soy muy perfeccionista, se nota" y,
efectivamente, se nota y se agradece. En ningún momento deja de
patear con potentísimo ritmo la tabla para hacer sonar su
pandereta, mientras rasguea con fuerza la acústica y, cuando no
canta desde las vísceras, sopla su armónica como un demonio. Si
la primera vez que la oíste en su disco o en su myspace te
pareció una suerte de Phoebe Buffet deliciosamente colgada de
ácido, cuando la veas en directo es posible que te venga a la
cabeza, amén de clásicos del country o del rock de raíces
americanas, la PJ Harvey más acústica y salvaje con un
puntito de speed.
Uno de los pocos momentos de la noche en los que vemos más
relajada a Lidia es debido a que en su "Pueblo fantasmal"
existen lobos que aúllan, gatos que maúllan y ovejas que, cómo
no, balan baladas. Toda la noche está cubierta de sinceros
aplausos al torrente que tenemos sobre el escenario pero,
"Palacio hecho de roca" probablemente fuera la ganadora
del ranking en aplausos, y "En el fondo del mar" la vencedora en
descarga emocional y musical para ella (en más de una ocasión
parece que va a desplomarse sobre el escenario al finalizar un
tema). A continuación nuestra perfeccionista afina la guitarra
para con una pegadiza "No me pises los zapatos" acabar la noche
rompiendo cuerdas, no sin antes dedicar a Centella su canción
más conocida y cantada por el público, "Aloes de 50 metros".
Posteriormente subieron al escenario de Siroco Centella,
dúo a priori convencional de guitarra y voz femenina y
batería masculina, que comienzan a tocar las canciones de su
trabajo de presentación con "El hervor," canción tras la cual
Padi Fuster muestra su admiración a Lidia Damunt y hace notar el
respeto que da tocar tras ella.
La pareja toca "Amenazas", "A la deriva", "Temperatura",
"Electrodoméstico" o "Desafio /Paralelo" con un orden
aparentemente improvisado que nos lleva a momentos cómicos entre
los componentes para decidir qué canción tocar. La delicadeza en
la forma de dar las gracias tras cada canción se rompe con cada
preciso golpe de batería (o de maraca-batería, en ocasiones) y
con cada rasgueo de la electrificada y distorsionada ex - Sivyl
Vane. Sorprendieron y alegraron así Centella a los asistentes
tocando 11 breves pero intensos temas, que son, en sus poco más
de 2 minutos de duración cada uno si es que llegan, disparos de
un pop garajero extrañamente adorables. Estupendas y curiosas
propuestas por tanto las del pasado sábado en Siroco, algo que
nunca deja de agradecer el noctámbulo público de la capital. Y
nosotros que lo veamos.
LIDIA DAMUNT es una
artista de Murcia afincada en Madrid, donde está
desarrollando su carrera musical en solitario. Entre sus logros
más cercanos está el haber actuado en el Festival Summercase.
También ha pasado por el escenario de Primavera Sound y Faraday
Festival.
Admiradora de la tradición country más genuina (de Hank Williams
al primer Dylan, de Woody Guthrie a Johnny Cash), LIDIA DAMUNT
es capaz de crear un universo propio con su guitarra, su voz y
su armónica (y su pandereta en el tobillo!!). Sus historias son
surrealistas, su fantasía inagotable y su creatividad
demoledora. La artista murciana, con una intensa trayectoria en
el grupo de culto Hello Cuca, inicia su carrera en solitario con
el disco "Lidia Damunt en la Isla de las Bufandas"
(Subterfuge-Lucinda).
CENTELLA.-
Tras la disolución de Sibyl Vane Padi Fuster (guitarra y voz)
presentará próximamente un nuevo Lp bajo el nombre de Centella -
El rayo globular, también conocido como centella, rayo en bola o
esfera luminosa, es un fenómeno natural relacionado con las
tormentas eléctricas. Toma la forma de un brillante objeto
flotante que, a diferencia de la breve descarga del rayo común,
es persistente. Puede moverse lenta o rápidamente, o permanecer
casi estacionario. Puede hacer sonidos sibilantes, crepitantes o
no hacer ruido en absoluto. Uno de los primeros intentos de
explicar el rayo globular fue registrado por Nikola Tesla en
1904.
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