South Pop Festival, Isla Cristina'
La antesala de la felicidad.
Por Armando Marín / IndyRock
Adentrándome en el refranero popular, deudor conocimiento adquirido en gran parte por la gratificada labor de mi buena madre, no puedo obviar la oportunidad de iniciar esta crónica, con aquel dicho que afirma: 'de bien nacidos es ser agradecidos', adagio divulgado por todos y cada uno de los protagonistas (y por lo tanto, no querría ser menos) que, con su presencia sobre las tablas del auditorio del Parque de Isla Cristina, hicieron las delicias de un refinado público sabedor de las buenas artes que, con esfuerzo, pasión y dedicación, ha logrado exhibir el almirante Rafael López y su tripulación, al frente del interestelar navío Green Ufos, un sello discográfico diferente el cual, en su día supo apostar por la calidad y la finura, en un mercado como es el musical, complicado de lidiar, más si cabe en los tiempos que corren. Apuesta cuya práctica impone la obligación de mimar cada uno de los detalles, por mínimo que éste llegue a ser, sirviendo de iniciática experiencia vital para aquellos neófitos, descubridores de sus excelentes cualidades, y representando en los ya duchos, su particular Virgilio capaz de guiarnos por lo inescrutable de una senda, cuya luz final revela el posible significado de la felicidad. Detalles como ubicar un inigualable evento, 'en un entorno tan privilegiado y mágico difícil de encontrar en esta época del año, de donde yo vengo', parafraseando a Raúl Pastor 'Rauelsson'.
La Costa de Luz se ha convertido en un envidiable marco en el que poder albergar el último festival estival del año, siendo el hermano menor del primaveral South Pop sevillano (o como Santiago Cotes me comentaba, 'con una filosofía bastante dispar, que plantea interesantes perspectivas con las que experimentar'), un seductor reclamo para cualquier melómano y no tan apasionado, ávido de explorar tanto en lo más selecto y granado del indie patrio, como en propuestas de rabiosa actualidad más allá de nuestras lindes; podríamos hacer también énfasis en un precio nada prohibitivo por el que se podía disfrutar de todas y cada una de las actuaciones, las cuales sin empachar ni emparchar, nos aleja de cualquier quebradero de cabeza fruto de los inevitables organigramas, cuando la actividad se concentra en más de un escenario; además de incluir un auténtico camping, alejado de improvisaciones, que dista escasos 200 m. de la playa; sesiones de DJ's en los interludios entre actuaciones y al final de los mismos, o mientras te relajas, ya sea al sol o en la piscina 'Mickey Mouse' del hotel Barceló a escasos 50 m. del recinto, haciendo hora hasta el inicio de la acción, toda una corpórea tentación; espacio de guardería para evitar privaciones a padres sin alternativas; gratuidad en el trasporte desde Sevilla; y una barbacoa 'afterparty' de pescaíto, que como ruega una conocida plataforma de medios de pago, no tiene precio. Y aún me dejo en el tintero, una sucesión de actividades bastante reseñables, pero como mi intención no se centra en un argumento meramente promocional, sin más dilación pasaré a resumir lo que seguramente a usted, lector de esta crónica, más le pueda interesar.
Viernes 10 de septiembre de 2010.
Arropados por la calidez de una enigmática puesta de sol y acariciados por una brisa que sosegadamente augura el desenlace de un estío colmado de emociones, la responsabilidad de romper el hielo cayó en la figura de Raúl Pastor al frente de su proyecto 'Rauelsson'. Este castellonense de pro, no dudó en hacer las maletas con el fin de elucubrar acerca de su identidad musical, recalando en 'La Ciudad de las Rosas', muy presente en la creativa inspiración de talentosas celebridades como el mismísimo Matt Groening. Tras declararnos que por unanimidad habían tenido el placer de degustar el mejor atún de sus vidas, y agradeciendo la labor de la banda de acompañamiento, por lo precipitado del aprendizaje de aquellas melodías del cancionero determinado para la ocasión, la sugerente invitación de 'aceptar la naturaleza como respuesta a la fragilidad de la vida', tuvo una buena acogida por parte de un público que no vaciló a la hora de sumergirse en la sinceridad de una quebradiza voz, que supo jugar a la perfección con lo entrañable de hallarse cercano a la desafinación, sin que por ello se viese alterada una paz y una tranquilidad, brotadas de unas letras de corte pop folk melancólico, anhelantes de un remoto lugar repleto de intimidad y misticismo, que nos aleje de la prisión del tiempo y con libertad, pueda arrojarnos a lo contemplativo de una vida que incite a la espera. Y qué mejor época del año, que este vendimiante mes, para presentar su trabajo de debut en larga duración 'La siembra, la espera y la cosecha' (Hush, 2010), representado por temas como 'Debutantes', 'La Calma', 'Lápices sin Punta' o 'El Río de los Nudos', de notoria profundidad onírica en su perpetuo devenir, que impedirá sumergirnos dos veces en la misma escucha.
Acto seguido, un inusual revuelo anegó el recinto del auditorio, cuando su escenario fue copado por los napolitanos 'Fitness Forever'. Para lograr expresar con palabras lo allí acontecido, cierren los ojos por un instante, y extrapolen su realidad al más hermoso y luminoso de los atardeceres, en el que el soplo de una plácida brisa marina, acaricie su piel mientras la finura de una tamizada arena envuelve sus desnudos pies, como si de la más sedosa y delicada prenda, se tratase. ¿Siguen inmersos en esta pequeña fantasía? ¿Perciben esos aromas de cambio en el ambiente? La formación liderada por Carlos Valderrama (quien posiblemente no tenga el gusto de conocer los testiculares masajes de Michel, y a la que consideran como 'La Casa Azul' a la italiana), planteó una sugerente actuación de esencia POP, reminiscente de los sesenta, y de irresistible instigación a la felicidad. Prueba de ello, la perenne sonrisa de los allí presentes y el despilfarro de alegría en su incesante danza, al son de unas melodías vitalistas y luminosas, latentes en canciones como 'Probabilmente', 'Mondo Fitness', 'D'Estate' o 'Vacanze a Settembre', toda una experiencia de lo más retro. Por enunciar un pero, quizás la rigidez y la falta de naturalidad, sin desmerecer la frescura en su puesta en escena; digamos que Nicoletta y Paster lo tendrían muy complicado para ganarse la vida como animadoras o monitoras de aerobic, quizás podrían tomar lecciones de Rosie y Steph 'The School'. Eso sí, de sobra poseen belleza y lo más importante, talento vocal.
El tercero en discordia en salir a colación es el valenciano Juanjo Pedro, principal artífice del proyecto 'NitoNiko'. Dicen que no hay dos sin tres y el arriba firmante ha podido apreciar en primera persona, la escalada de posiciones en lo que a ubicación en el cartel de un mismo festival, se refiere. Cerrando la fiesta de inauguración en la edición del South Pop sevillano de 2009, abriendo la segunda jornada del mismo, en la pasada, ante escasamente 30 personas, llegó su oportunidad con la que poder demostrar que ese practicable electro-pop de estimable pureza, que algunos no dudan en tildar como petardo, inocuo y bastante naïf, resulta ser bastante loable como para defenderlo con la cabeza bien alta. Sintiéndose como 'vírgenes a las que le meten mano por primera vez', iban demostrando una inmadura madurez fruto de un esfuerzo que agradecer y una profesionalidad que elogiar, a pesar de su falta de experiencia (tiempo al tiempo). A pesar de que el estilo planteado no es fruto de mi devoción, evidenciaba un estado de entretenimiento, interesado en volver a saborear los temas extraídos de su trabajo de debut 'Selva de Mar' (Green Ufos, 2010) como 'Voy a Ponerme Guapo', '¿Por Qué? Porque…' o 'Mecánico Pop', sin embargo cuando toda parecía seguir el curso de un guión perfectamente estructurado y con espontaneidad interpretado, las primeras melodías synthpop de 'Tiempo' quedaron en agua de borrajas a causa del fallo en uno de los generadores de Endesa Electricidad, contratiempo ajeno a la organización. Situación que el público aprovechó para soltar algún que otro jocoso chascarrillo como 'Que Huelva la Luz' (imagino inspirado en el lema 'Música Huelva la Luz' que el Patronato de Turismo onubense utilizó como promoción para el conjunto de eventos musicales en la comunidad), o 'tengo un generador en el camping', además de orquestar una resignada sonata de viento.
La responsabilidad de amenizar la espera recayó en uno de los dj's más incendiarios y provocadores del vigente panorama nacional. 'Duckula Dj' se marcó una sesión de dos horas, tiempo que se necesitó para solventar el problema, pinchando clásicos de hoy y de siempre, sin recurrir en exceso a obviedades y saliendo airoso de las circunstancias del momento.
Restablecido el suministro energético, turno para los ubicuos 'Dorian'. Hace poco me hizo bastante gracia leer en una conocida red social, la creación de un grupo bajo el nombre 'Soy del único pueblo de España donde no han tocado Love Of Lesbian', y si nos paramos a pensar, también podría valer con formaciones como los citados Dorian, Delorean, We Are Standard, Standstill, Sidonie o Arizona Baby, por citar algunos, convertidos en carne de cañón de festivales patrios que, por méritos propios, no lo pongo en duda, han logrado hacerse con un nombre que suscite interés entre las Pléyades indies, siendo así blanco fácil para la contratación por parte de promotores, asegurándose un razonable inicial tirón de público. Sucede que a los que nos consideramos incondicionales y habituales asistentes de estas iniciativas musicales, probablemente debamos enfrentarnos en más de una situación, a la tesitura de volver a otear con atención, por si dejamos de apreciar algún detalle considerable en una pretérita ocasión, llegando a la conclusión de que la preceptiva expectación fruto de la novedad, se desdibuja en la reiteración. Con tal argumentación no puedo más que respetar, el generalizado revuelo que desencadena entre un pubescente respetable, aunque discrepo en la principal finalidad de su propuesta, la de bailar, porque lo que se dice bailar resultó bastante complicado si nos atenemos al planteamiento de un setlist recogiendo en su grueso temas como 'Simulacro de Emergencia', 'Paraísos Artificiales', o 'Estudios de Mercado' extraídos de su reciente trabajo 'La Ciudad Subterránea' (Pías, 2009); no obstante, resulta inapelable afirmar que cuentan con dos temas soberbios que rozan la perfección como son 'Cualquier Otra Parte' y 'La Tormenta de Arena', escaso bagaje para defender en directo, una propuesta de corte electro-pop con intenciones Dance. Estaremos atentos a ese nuevo proyecto en paralelo gestado en Londres, que Marc y Belly han llamado 'After After Hours'.
Y llegó el momento más deseado por la mayoría de los asistentes (entre los que me incluyo), tener ocasión de ver en acción, el proyecto más bailable del camaleónico Erlend Øye, el noruego de rojizos rizos de 'Kings of Convenience', sin olvidarnos de su aportación en solitario con 'Unrest' (Astralwerks, 2003). Con 'Keep a Secret' tema de obertura en su último trabajo 'Rules' (Bubbles, 2009), se inicio un show que en su formato festival, supo a poco, a muy poco, convenciendo a propios y extraños, de poder soñar con aquel secreto ingrediente que complete la fórmula del elixir de eterna juventud. Ante nosotros, todo un alquimista de orgánicos sonidos pop, cuya aterciopelada voz, lentamente nos embauca hacia ritmos cálidos de corte preciosista y electrónica polifonía. Afirma su compañero Erik Glambeck Bøe (Kings of Convenience), que componer una canción es como dibujar un círculo perfecto a mano alzada. Bello gesto de sublime complejidad que da sentido a la constante búsqueda de genuinos cromatismos sonoros que nazcan de su Fender Stratocaster. Canciones como 'High on the Heels', 'Dead End' o 'Fireworks' parasitan nuestro sistema nervioso obligándonos a bailar al son de suaves pálpitos de bossa nova 'Intentions', ritmos algodonosos 'Don't Give Up', el funk dopado de 'Timebomb', sin olvidarnos de la esencia minimalista de un rock sofisticado y seductor 'Courage', con jazzísticos arreglos palpables en la sección de ritmos, que provocan un perfecto clímax, dinámico y relajante por partes iguales. Toda una revitalizante experiencia de sensorial expansión, cuyo punto álgido se centro en 'Island', '1517' y 'Burning' extraído de su primer trabajo 'Dreams' (Service, 2006). Sin lugar a dudas, el mejor concierto de la jornada.
Complicado lo tenía el trío londinense 'We Have Band', para superar un listón alzado a un estratosférico estadío, y más si su cometido se centraba en estimularnos para proseguir con el contoneo de nuestro espinazo. A pesar del buen trabajo de los técnicos de iluminación, su presencia desencadenó el adueñamiento de la oscuridad sobre el escenario. Prosopopéyica puesta en escena acompañada de una petrificante mirada helante de todo riego sanguíneo. Ajenos a cualquier mediadora palabra de bienvenida, 'Divisive' arranca el motor de un imaginario DeLorean, cuyo condensador de fluzo esperará la acción de esa descarga eléctrica que lo active para adentrarnos en un previsible viaje sideral, que atraviese la dimensión tiempo y nos ayude a divisar por su retrovisor, sonidos new wave, barnizados con una lámina de suciedad electro-clash, primigenios ramalazos disco-funk y una expansiva onda techno, con la misión de bailar hasta la extenuación. Lástima que ese rayo perdiese potencia mientras nos adentrábamos en una inevitable lluvia de meteoritos que transitó por todos y cada uno de los cortes congelados en mercurio bajo el apodo de 'WHB' (Naïve, 2010), sustituyendo 'Piano' por 'Time alter Time'. Acertado y celebrado por mi parte resultó escuchar correlativamente mis dos temas favoritos 'Centerfolds & Empty Screens' y 'Hero Knows'. Para todo epígono de formaciones como Hot Chip, The Ting Tings, New Young Pony Club, Le Tigre o CSS (por citar algunos coetáneos símiles), está de enhorabuena, sin embargo me parece una tremebunda osadía citarlos como los nuevos Talking Heads.
Cerrando esta maratoniana jornada, 'Guille Milkyway' (La Casa Azul) se apoderó de los platos. Lástima que el cansancio bloqueará mis deseos de seguir disfrutando, obligándome a hacer mutis por el foro. Guille, otra vez será.
Sábado 11 de septiembre de 2010.
La segunda jornada se inició justo en el que considero, el mejor instante para actuar. Con parsimonia, el astro rey se desvaneció en el horizonte concediendo una perfecta claridad, cuyas matizadas tonalidades provocaban una inusitada receptividad sensorial, enriqueciendo nuestra panorámica perspectiva y amplificando nuestra auditiva sensibilidad. Ideal estado para recibir la gélida dentellada sónica por parte del quinteto sevillano 'The Baltic Sea', que allende los mares del norte vinieron a demostrar su supremacía ante los habitantes de un ecosistema musical, cuya apuesta se alejó de, posiblemente, sentir las últimas caricias de un oleaje que en breve dará la bienvenida a la estacional vejez, en sentido figurado. Encontrado su sitio en el auditorio, el público perdióle el temor a 'El Gran Blanco' (Cuac Música, 2010), tras sumergirse en 'El Río', tal vez la canción que más similitudes guarde con su anterior trabajo 'Forthcoming Science Theory' (Pupilo, 2007), aunque el ex-Renochild, considerado nuevo talento FNAC mantenga que, de un modo íntegro, su reciente trabajo prosigue aquella conceptual línea iniciada hace tres años. Acto seguido, los dos únicos temas en la lengua de Shakespeare escogidos para el set, 'A Song For Everyone' y 'Bergen', arrojando sin pudor una inquietante amalgama de atmosféricos sonidos de nórdico imaginario, cercanos al post-rock de Explosions in the Sky, God is an Astronaut, o Mogwai, a la épica sinfonía de Sigur Ros, Múm o Godspeed You! Black Emperor, y a la glacial nostalgia de Doves, Athlete o Elbow. El resto de la actuación se centró en los mejores cortes de 'El Gran Blanco', cerrando con mi favorito 'En lo que te convertirás' y demostrando que su cambio de registro a la lengua de Cervantes, se aleja de toda vacuidad infundada en los que piensan que en este país se canta en inglés, porque no se tendrá nada que contar. Esteban, si me estás leyendo, espero volver a tener el placer de disfrutar, el 2 de octubre, con 'To Seychelles', en vuestra próxima actuación junto a los sevillanos 'Blacanova'.
Tras el programado receso, seguramente aconteció el concierto más elegante y sofisticado del festival. El mancuniano Roger Quigley se presentaba ante media entrada, con un propósito ya avistado en su anterior visita, gira en la que presentó su, hasta la fecha, último trabajo 'Before You Left' (Green Ufos, 2009). Con las bases de piano y percusión programadas, y acompañado de la inestimable presencia de un virtuoso del arpegio como es Otto Smart (The Otto Show), el que fuese miembro de The Montgolfier Brothers, asumió el siempre complejo reto de revisar a 'La Voz', interpretando a la perfección una intimista faceta como la de crooner, intercalando durante la actuación, su personal lectura de temas como 'Funny Girl', 'Love's Been Good To Me' y 'Summer Wind', con sus conmovedoras alegorías del melancolismo, como en su día apodé a sus soberbias canciones 'I Must Be Losing You', 'Let Her Go', 'I Need Him' y 'Things We'll Never Do'. Afirman que es mejor callar, si lo dicho no es más bello que el silencio; no siendo el caso por la exuberancia que adquiere cada palabra, a través de su susurrante y desgarradora voz, sus silencios acompañados de un trago de ese whiskey o una calada de ese liado cigarro, son capaces de adquirir tal dramatismo que nos arrojan sin concesión a un abismo emocional, expiatorio para el alma y redentor para el corazón.
Corazón, que en mi caso seguía experimentando su particular síndrome de Estocolmo, tras ser secuestrado por Anna Eklund en su pretérita visita por la primaveral edición del South Pop de 2009. En su día, desconfiaba de la existencia del amor a primera vista; desde entonces un platónico romance se asienta como epicentro de mis ingenuas fantasías. Comprenderá, amigo lector la dificultad en ceñirme a una objetividad que reseñe la actuación de los suecos 'Sad Day For Puppets', si describo cómo una élfica divinidad llegada de los más recónditos confines nórdicos, se apareció rebosante de gloria para embelesarnos con sus dorados cabellos, su cristalina mirada y su frágil voz. Dulzura mimetizada entre un pop clásico de corte naïf, acompañado de la efusiva distorsión que propaga en directo, la Gibson SG de Marcus Sandgren, para engendrar un sonido noise-pop, de envoltura shoegazing y ramalazos dream-pop. Que mejor aval, que pertenecer al fértil y prolífico pop sueco (del que me considero un categórico incondicional), para disfrutar de un directo demoledor, que puede, pillase al público algo más frío de lo habitual, si tenemos en cuenta lo sencillo que resulta ensimismarse con temas como 'Such a Waste', 'Last Night', 'Marble Gods', 'Hush' o mi predilecta 'Mother's Tears', para dejarse llevar sumido en un efusivo estado de júbilo y satisfacción.
Estado que no decreció ni un ápice con 'The School', un nuevo ejercicio revivalista de aquellos girl-groups de los años 50 y 60, factoría Phil Spector (The Shirelles, The Supremes, The Marvelettes, The Ronettes), que tanta excitación suscita en el gran Juan de Pablos, ofreciéndolo sin pudor al mundo, en su 'Flor de Pasión'. Los de Cardiff, comandados por una pizpireta Liz Hunt al frente de sus teclados, se subieron a la palestra sin titubeo alguno, para enamorarnos con su adolescente romanticismo a través de peregrinos himnos de un happy pop atemporal, que conquista nada más ser escuchado y cuyas buenas vibraciones invitan a pasear bajo un perpetuo sol primaveral. Garrapiñadas melodías pop, epicentros de un universo de color de rosa con batidos de fresa como vía láctea, palomitas de colores como estrellas y algodones de azúcar como planetas en constante estado de ensoñación. Delicadas y conmovedoras canciones como 'Is He Really Coming Home?', 'I Want You Back', 'Valentine', 'All I Wanna Do' o my favorita 'Let It Slip' extraídas de su opera prima 'Loveless Unbeliever' (Elefant, 2010), impregnaron en el ambiente un olor que recordaba a la eternidad. Si a ello le sumamos la sutil fragancia de una flor como Liz, perfectamente se entenderá la algarabía de un público que vibró con cada melodía hasta el punto de solicitar con ahínco, el anhelo de un último bis que la organización no pudo conceder, por la necesidad de ceñirse al guión establecido.
Guión que prosiguió con la actuación de quienes abanderaban un cartel muy bien estructurado. Probablemente el concierto más esperado por todos, nos sumergió nuevamente en nórdicos páramos; desde Malmö, Johan Duncanson (guitarra rítmica y voz), Martin Larsson (guitarra solista) y Daniel Tjäder (teclados y sintetizadores), al frente de un convulso proyecto apodado 'The Radio Dept.', que tanta adicción suscitó tras aquel 'Lesser Matters' (Labrador, 2003), lanzaron su inherente anzuelo para ahuyentar de un expectante mar de multitudes, aquellas ánimas cuya sensibilidad de pez impidiese asimilar lo poliédrico de un sonido, cuyas aristas adquieren la suavidad de un noise ambiental, capaz de destilar abruptas interferencias envolventes, que atemperen la crudeza de una acrobática distorsión más terrenal. Un viaje sin rumbo fijo que libere la intuición del corazón y aleje al pensamiento de nuestras cabezas. Llegando a la conclusión de la falta de justicia por parte de un recinto al aire libre, que dote de los recursos necesarios para poder disfrutar al máximo de la dulzura de todos esos matices camuflados en una melódica dicotomía, entre el shoegaze más sintético y el lo-fi más atmosférico (un amable espectro chillwave, por así decirlo), cimbreó en nuestros pabellones auditivos con canciones que repasaba su lacónica discografía, como 'This Time Around', 'Domestic Scene', 'Lost & Found', 'Freddy And The Trojan Horse', 'The Worst Taste In Music' y la adorable 'Heaven's On Fire', cerrando una notable y equilibrada actuación con ese caribeño techno-pop encerrado en 'Never Follow Suit'.
Equilibrio que se esfumó radicalmente tras la enajenada aportación al festival, por parte de los barceloneses 'Hidrogenesse'. Curiosamente se llevaron la gran ovación de un respetable, que me hizo dudar en si fue consciente de todo lo acontecido durante el fin de semana. Teniendo en cuenta que no hay nada mejor para un fin de fiesta, que el bizarro universo de un techno verbenero de ecléctica sencillez, ajeno a todo convencionalismo, donde el retrofuturismo adquiere una dimensión inalcanzable para el mortal terrícola, y cuya biónica pareja protagonista demuestra disfrutar a raudales entre juguetones vocoders y sintéticos sintetizadores, me niego rotundamente a catalogarlos como los grandes triunfadores del South Pop. Entiendo que la gente que se desvivió por temas como 'Hidroboy', 'Caballos y Ponis', 'Vuelve conmigo a Italia' o 'Así se baila el siglo XX', no tuvieran presente a esas horas de la noche, las verdaderas delicatessen que pudimos degustar, y quisieran escuchar ese 'Disfraz de Tigre', para embrutecerse y darlo todo en la pista; sin embargo tras el vertiginoso carrusel de emociones que pude experimentar en primera persona, mis oídos ya no estaban preparados para dedicarme a prestar atención, sin abandonarme al aburrimiento, a la propuesta de Carlos Ballesteros y Genís Segarra (Astrud). Aviso a navegantes, ya hubo en su día y puede, que con una aportación más relevante, un 'Almodóvar & McNamara'.
Antes de cerrar esta crónica, otorgar una especial mención a la aportación de Joan y Rafa, 'Pin&Pon DJ's', amenizando formidablemente, los interludios entre actuaciones y demostrando por qué son considerados tras 'Amable' y 'DJ de Mierda' los culpables de gestar las mejores sesiones en este país; lástima que no pueda decir lo mismo de 'Bob Stanley' (Saint Etienne), que pecó de tedioso. Como siempre dice mi buena madre: 'Lo poquito agrada y lo mucho cansa', y en una sesión de corte retro, más.
Desde la humildad que me gusta pregonar, quisiera marcarme un pequeño lujo, dedicando este texto a: Alberto, Eva, Jose, María y Luis. El South Pop de Isla Cristina 2010, quedará vinculado a vosotros de por vida.
Copyright
IndyRock ©
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a
disposición, comunicación pública y utilización total o
parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o
modalidad, sin autorización previa, expresa y escrita,
incluyendo, en particular, su reproducción y/o puesta a
disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa,
blogs, páginas personales, con fines comerciales o directa o
indirectamente lucrativos, y las no comerciales y sin ánimo
de lucro, a la que se manifiesta oposición expresa. Leer
más y Política de privacidad
Agenda de
conciertos
Agenda de Festivales
Agenda de sesiones
Concursos
Noticias
Noticias de rock latino
Productoras
Tablón de anuncios
Locales de ensayo
Salas de conciertos
Estudios de grabación
Email:
info@indyrock.es
jegomez@indyrock.es
Phone: + 34 680 92 55 14
Dirección
y edición
Juan Enrique Gómez
Merche
S. Calle
NO NOS ENVÍES CDs
Preferimos un link de descarga