Festival Jazz en la Costa 2009
Parque del Majuelo, Almuñécar, Granada
Por Enrique Novi* INDYROCK
Esperanza Spalding
Vince Benedetti & Hardbop World
Lionel Loueke Trio
Kind of Blue at 50: Jimmy Cobb’s So What
Band
Esperanza Spalding
martes 21 de julio 2009 Parque del Majuelo – Almuñécar Granada
Fotogenia y facultades
por Enrique Novi - IndyRock
Los publicistas saben que una juventud exuberante y una buena
imagen que entre por el ojo, son claves para despertar el
interés del público, sea cual sea el producto que se trate de
vender. Y el jazz no iba a ser una excepción. Tal vez por eso el
Festival de Jazz en la Costa colgó el cartel de no hay billetes
para un concierto de una artista prácticamente debutante y, en
comparación con otros nombres del programa, semidesconocida. Y
es que nadie puede negar el atractivo y la fuerza que desprende
la imagen de esta chica de mirada desafiante aferrada
convincentemente a su contrabajo. De no existir realmente,
debería haberla inventado un creativo de anuncios de coches de
alta gama. Habría realizado una campaña convincente. Además
Esperanza Spalding tiene carácter y desparpajo sobre el
escenario. Nada más situarse bajo los focos le enmendó la plana
al presentador, negando ser mexicana. Las presentaciones de la
actual edición del Festival merecen mención aparte y tampoco hay
que correr mucho para dejarlas en evidencia. El tono de radio
fórmula con que se plantean y el desconocimiento flagrante de
los más populares nombres asociados la género que en ocasiones
se empeñan, infructuosamente, en pronunciar, las convierten en
extemporáneas y chirrían con el entorno y con el resto de
elementos. Uno acaba por preguntarse si de verdad es necesario
pasar por eso. En cuanto al concierto, nadie podrá discutir las
facultades de esta joven, brillante y efectiva como cantante, y
deslumbrante con el contrabajo. Más impacto visual alcanza aún
cuando se cuelga el bajo eléctrico, que en combinación con su
pelo a lo afro rememora las portadas de los discos de funky de
los setenta, plenos de grasa e incitación sexual. No es así la
música que despliega, lamentablemente, siempre pulcra y aseada.
Por mucho que haya tocado para el icónico Obama, su propuesta
aún busca en múltiples direcciones sin apuntar de manera certera
a casi ninguna. Su repertorio se antoja todavía prisionero de
los productores discográficos y a pesar de que anda sobrada de
facultades, seguramente aún está por llegar lo mejor sí misma
cuando sea capaz de canalizar todo ese potencial. Así, comenzó
con dos temas de su segundo y último álbum Esperanza, -She got
to you y I know you know- y a partir de ahí fue navegando por
diversos mares, desde algunos clásicos de extracción puramente
jazzística, como la recreación de Endangered species de Wayne
Shorter, o de corte más soul (Wild is the wind de la gran Nina
Simone), hasta la tradición argentina con la Chacarera Liliana.
Con todo, lo más celebrado por el público fueron los
acercamientos a Brasil, que siempre suponen un seguro de vida
para cualquiera que se suba al escenario del Majuelo. Un poco
sospechoso que una norteamericana alcance mayor conexión cuando
se pone a cantar bossa nova.
Vince
Benedetti & Hardbop World
lunes 20 de julio 2009 Parque del Majuelo – Almuñécar
Granada
Que inventen ellos
por
Enrique Novi - IndyRock
Entre la pléyade de artistas y nombres míticos que conforman la
actual edición del Festival Jazz en la Costa, ha habido sitio,
en el que probablemente sea el día más desagradecido del
certamen, para algunos de los mejores músicos locales dirigidos
por un auténtico maestro. Los que se dejan deslumbrar por las
letras de oro tal vez piensen que se trataba de un nombre de
relleno en el cartel, pero los que estuvimos allí sabemos que
este quinteto ofreció un concierto extraordinario que esparció
por la noche sexitana algunas de las melodías más hermosas que
vamos a escuchar a lo largo del festival. Lo hicieron acudiendo
a la época clásica del género y rescatando bellísimas
composiciones de algunos de los más reputados jazzmen de la era
dorada del género. Y el resultado, con una ejecución impecable,
fue sencillamente maravilloso. A la sabiduría y la elegancia que
despliega Vince Benedetti sobre las teclas, hay que sumar sus
dotes didácticas, que convierten sus actuaciones en lecciones
magistrales sobre la esencia del jazz y amenizan el espectáculo
con su fino sentido del humor, como cuando animó al público a
comprar su disco (el recientemente publicado con esta banda
Granada calling), incluyendo a aquellos a los que no les estaba
gustando. “Se lo pueden regalar a alguien que no les guste”,
dijo. Así, el comienzo fue fulgurante con el clásico Showtime,
que lo clavaron o Mr. Walker de Wes Montgomery. Con B for BB de
Hank Mobley construyeron un arranque de concierto memorable.
Poco a poco el tempo fue atemperándose sin perder ni profundidad
ni expresividad. Porque el talento de Benedetti estaba
perfectamente arropado por los excelentes músicos que había
escogido. Por un lado, Julio Pérez y Guillermo Morente completan
una sección rítmica superior. Se conocen como un matrimonio mal
avenido desde hace tanto tiempo que ni ellos lo recuerdan. Julio
siempre le pone pasión a la batería y estuvo excelso con las
baquetas; Guillermo exquisito con el contrabajo y suelto e
inspirado con los solos, con los que alcanzó algunos de los
momentos más brillantes de la noche. Debe ser la confianza que
transmite el señor Benedetti. Por otro lado, dos figuras en
ascenso: Miguel Ángel Romero a la trompeta y Antonio González
con el saxo tenor son más que dos músicos de garantías. A pesar
de su juventud son dos experimentados instrumentistas, que
suenan bien engrasados y están dotados para una amplia gama de
matices. Sobre los ritmos que les proponían los más veteranos
cabalgaron con soltura y convicción hasta el finalizar el
selecto repertorio. Rouge, Blues on down de Sam Jones –en la que
se lució Morente- o Central Avenue Strut completaron una noche
cuya música cumpliría a la perfección la función de reclamo
promocional para cualquier festival de jazz.
Lionel Loueke Trio
domingo 19 de julio 2009 Parque del Majuelo – Almuñécar Granada
Una dulce bienvenida
por
Enrique Novi -IndyRock
Cuando un músico se presenta en el Festival de Jazz de la Costa
apadrinado por –o con la bendición reconocida de- gigantes como
Herbie Hancock, Wayne Shorter, Kenny Barron o Terence Blanchard,
a los aficionados no les queda otra que disponerse a abrir bien
sus orejas y dejar que la música los inunde. Con semejantes
credenciales era de esperar una abrumadora exhibición de técnica
que el de Benín fue dosificando inteligentemente en beneficio de
la expresividad y hasta de la dulzura que siempre desprende la
música de la Costa Oeste africana. Quien más quien menos, aunque
sólo fuera por su origen, había puesto en su quiniela el nombre
de Richard Bona, que el año pasado agitó con oficio el Parque
del Majuelo, pero casi todos acabaron encontrando un
planteamiento más contenido, más pausado y quizá hasta más
personal. Seguramente su mejor música está aún por venir, pero
incluso así puso sobre la mesa una capacidad armónica y melódica
de largo alcance y sobre todo con querencia por el matiz. Ahí
los que auguraban una noche de ritmo desenfrenado seguirán
esperando a otro Bona. Y eso que comenzó pisando fuerte con el
tema que da título al álbum, mostrando su digitación y su
capacidad para el fraseo coordinado entre la guitarra y la voz,
que es marca de la casa. También amagó con explotar su vertiente
más puramente jazzística. Fue entonces cuando mostró la patita
por debajo de la puerta, y con ella lo mucho que podría haber
ofrecido a los amantes del torrente de notas y el exhibicionismo
de los virtuosos. Pero, tal vez por ser domingo o tal vez por la
cena que le ofrecieron antes de la actuación –la calificó de
maravillosa-, y sin que nadie pudiera darse cuenta, fue virando
hacia otras aguas más calmadas. Arropado por la maestría de
Ferenc Nemeth a la batería y un finísmo Maximo Biolcati al
contrabajo, Loueke basó su propuesta en el repertorio de Karibu,
su último álbum de estudio y el primero que edita en el sello
Blue Note, inevitable referente siempre que se piense en jazz de
altura. A partir de Skylark, el clásico de Carmichael y Mercer,
incluido en el disco, los temas fueron cayendo bien maduros y
cada vez adentrándose más en el África dulce y melancólica que
se despacha por aquella zona, incluso con temas cantados en
Swahili. No tan lejos, como el mismo dijo, de su tierra natal,
sobre todo considerando que reside en Nueva York, dejó para el
final la parte más dulce, como corresponde a una buena cena, e
invitó al público a corear sus melodías de raigambre africana.
Con ellas en la cabeza se fue el personal a esperar la próxima
entrega.
Kind
of Blue at 50: Jimmy Cobb’s So What Band
sábado 18 de julio 2009 Parque del Majuelo – Almuñécar Granada
Liturgia en clave de jazz
por
Enrique Novi - IndyRock
Hay quien tiene un solo disco que se pueda considerar jazz en su
colección y el que más papeletas tiene para serlo es Kind of
blue. Por algo pasa por ser el más vendido de la historia del
género. El argumento es ya un lugar común y es de suponer que
serán muy pocos los que aún no se hayan enterado de que este año
se cumplen 50 desde que Miles Davis lo registrara al frente de
un sexteto que sería histórico. La compañía Sony, heredera del
suntuoso catálogo de Columbia, publicó hace unos meses una
edición conmemorativa de tal hecho y en ese contexto se enmarca
el concierto inaugural de la actual edición del Festival Jazz en
la Costa. Jimmy Cobb, el único superviviente de los músicos que
participaron en la legendaria sesión, anda paseando estos días
sus 80 años por los festivales de jazz del país con una
recreación del mítico álbum, pieza por pieza y en el mismo
orden, acompañado, obviamente, por músicos más jóvenes.
Estaremos de acuerdo en que no parece un alarde de audacia, pero
la veneración que el aficionado siente por esta obra es tal que
había una buena disposición en el Parque del Majuelo por
escucharla al natural y cierta actitud litúrgica y algo
ceremoniosa ante el concierto. Tan respetuosa y devota fue la
reproducción que invitaba inevitablemente a una comparación con
el original de la que resulta imposible salir bien parado. La
síntesis perfecta que supuso el legendario álbum entre el hard
bop neoyorquino y el cool de la Costa Oeste –que el propio Miles
Davis inspiró con sus sesiones de The birth of the cool-,
introduciendo el concepto de música modal, fue propiciado no
sólo por la belleza y el lirismo de sus composiciones sino por
el estado de gracia en el que se encontraban los músicos que lo
ejecutaron. Consiguieron una música que se antojaba suspendida
en el tiempo y el espacio. Cálida y relajante aunque plena de
swing, sus hermosas melodías son tan inquietantes como
melancólicas. Y para infortunio del grupo reunido por Jimmy
Cobb, perfectamente conocidas por la mayoría de la concurrencia.
De modo que además del propio Cobb, Wallace Roney asumió con
corrección y salvando todas las distancias el papel de Miles
Davis, con menor fortuna Buster Williams y Larry Willis los de
Paul Chambers y Bill Evans, respectivamente, mientras que
Vincent Herring haciendo de Cannonbal Adderley al saxo alto y
Javon Jackson de Coltrane con el tenor, fueron seguramente los
que más convincentemente jugaron sus roles y mejor salieron del
envite. Para rematar, y agotado el repertorio de Kind of blue,
dieron carpetazo a su actuación con Milestone. Nada más acabar,
desde el control se pinchó la original So what y entonces se
escuchó algún comentario aprobatorio: Hummm, esto sí que suena
bien…
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