JETHRO TULL


29-07-04 El Lago Ermita de los III Juanes, Atarfe, Granada
Produce BR Music
Fotos
Merche S Calle © IndyRock


Ian Anderson: Como flautista en el rock soy
único
por
Juan Enrique Gómez - IndyRock

Fotos
Ramon L. Perez - Ideal
Los flautistas en el rock no existen. Es la
afirmación realizada por el líder de mítico grupo Jethro Tull, Ian Anderson, que asegura que
«como flautista en el rock soy único». No entiende bien el motivo, pero la realidad es que a
pesar de estar en el candelero desde el año 76 y haber vendido más de 40 millones de discos,
la flauta dulce no ha calado entre los músicos de rock, «aunque sí lo ha hecho en la música
popular de finales del siglo XX».
Ian Anderson se encuentra en España donde la banda ofrece una gira que se caracteriza por
utilizar espacios de carácter histórico y especial, como castillo, ermitas, jardines y
espacios con una aureola que le acerca más a las raíces folk del grupo que al mito del rock
que rodea a su figura. Anderson se muestra muy alejado del divismo y de las típicas aureolas
de las estrellas del rock. Afirma que la banda es él, pero con cada uno de sus componentes.
«Todos formamos Jethro Tull, el hecho de que las formaciones cambien no importa, porque cada
uno de los músicos es parte fundamental, Jethro es Ian Anderson, pero también los
demás».
No tiene buenas palabras para otros mítos de su época. Llega incluso a la 'blasfemia', al
decir que Jim Morrison no era un buen cantante y además «era un mal poeta». Todo lo que no sea
Jimi Hendrix o Eric Clacton, no se pueden consdierar verdaderamente «grandes». Sus
actuales conciertos son un paseo por la evolución del grupo, por sus grandes himnos y
canciones de siempre. «No puedo obviar lo que la gente quiere escuchar. Los hits de siempre
están presentes en los conciertos. No puede ser de otra manera, porque, sobre todo, no
renegamos de lo que somos y ha hecho que la música de Jethro Tull se conozca en todo el mundo.


Fotos: Gay&Co - EFE/IDEAL
Los adolescentes dejaron de ser mayoría en un concierto
de rock. Un público ya maduro en el que primaban los treinta y cuarentagenarios se reunieron
para ver lo que va a ser la última gira de Jethro Tull, uno de los nombres históricos del rock
progresivo de finales de los sesenta y de la década de los setenta.
.
Apenas se reunieron 3.000 espectadores en un Palau d'Esports que semanas antes estaba lleno
para disfrutar con los más jovencitos Smashing Pumpkins (9.000 personas). Pero si esta última
banda dejó una pobre impresión, el grupo liderado por el bufón de la corte, Ian Anderson,
divirtieron a un público que esperaba impaciente sus clásicos. No faltaron algunas de las
piezas de su último trabajo, J-Tull.com (las nuevas tecnologías han llegado incluso a un grupo
que utilizaba anteriormente una estética medieval). Pero los temas que primaron fueron los
legendarios Song for Jeffrey, Nothing is Easy, Thick as a Brick, Bouree, Aqualung, Locomotive
Breath, una extraña versión de Too old to Rock'n Roll, too ypung to die, o la magnífica My
God. No pasan los años en balde (se notaba que la voz de Ian Anderson ya no está para
demasiadas actuaciones) y menos para el rock progresivo con toques de folk y de hard rock, una
música totalmente olvidada en la escena musical actual, llena de bandas de techno y pop
azucarado. Los Jethro Tull actuales no tienen sitio en el rock actual y ni titulando sus
discos con sus informatizados nombres harán que el público se fije en ellos, pero siempre es
agradable revivir épicas composiciones como las del grupo de Ian Anderson, que demostró sus
habilidades con la flauta, el guitarrista Martin Banner, el teclista Andrew Giddings, el
bajista Jonathan Noyce y el batería Doane Perry.
.
Quizás un espacio de capacidad mediana, de las características de por ejemplo Zeleste, hubiera
sido mucho más acogedor para un público que quería revivir los años en los que el rock
progresivo dominaba la escena musical.
J. T. #27 años

foto: EFE
Veintisiete años después de que se formara esta pequeña
y rara banda de blues, dirigida por un disparatado flautista, Jethro Tull ha vendido más de 40
millones de álbumes, ha realizado conciertos ante más de 15 millones de personas, y ha sido
galardonado en todo el mundo con más de 60 discos de oro y platino. Ahora, con "Roots to
Branches", el grupo ha lanzado su más variada -y quizás también su más reveladora- colección
de temas, tras muchos años.
Tras volver a examinar las raices musicales de Tull con el semi-acústico álbum en directo de
1992 "A Little Light Music" y el que le sucedió "25th Aniversary World Tour", el líder del
grupo Ian Anderson decidió tomarse algún tiempo libre a fin de explorar nuevos campos
musicales con este álbum instrumental titulado "Divinities: Twelve Dances With God", donde
predomina la flauta. El resultado de este período de reflexión y experimentación es el álbum
número 27 de Jethro Tull, "Roots to Branches", el primer álbum de esta banda grabado en
estudio tras cuatro años, pone de relieve el gran dinamismo de Tull y su más variada colección
de canciones, así como una interesante transformación personal en algunas de las letras, y
finalmente, la voz de Ian Anderson, tranquila a veces hasta conversacional.
Casi todos los temas del álbum "Roots to Branches" fueron compuestos y grabados entre
diciembre de 1994 y enero de 1995, y era la primera vez, tras varios meses después del
lanzamiento de "25th Aniversary World Tour", que se reunía la banda de Tull al completo.
Además de la aportación de Anderson con su voz, su flauta y sus guitarras acústicas, también
se contribuyó con una sabrosa guitarra eléctrica, el consumado guitarrista Martin Barre. Una
vez más, Doane Parry se encargó de la complicada percusión, y finalmente, Andrew Giddings, al
teclado, tejió toda una tela de tonalidad única, a lo largo de las canciones.
Aunque existe una cierta continuidad entre la estructura armónica de "Divinities" y "Roots to
Branches", el último álbum cuenta con la nueva energía de un compositor recién salido de la
"Organización de composiciones puramente instrumentales", y con la ilusión creativa de unos
viejos amigos que vuelven a trabajar juntos tras haber estado muchos meses separados. Salvo
escasas excepciones, las canciones surgían enseguida con el más puro estilo de Tull: éste
incluía "una sustancia básica de lo que hay que tocar", según describió Ian Anderson, y "un
título o un renglón o dos de letra". Los caprichos de cada arreglo fueron inspirando las
letras finales, y -más que nunca- la entrega de Anderson junto con las inflexiones de su voz
reforzaron el carácter personal o divertido de cada verso de la canción. El resultado fue 11
canciones individuales y diferentes, cada una compuesta gracias al trabajo intuitivo del
grupo. El hecho de que algunas letras fueran lo más personal que Jethro Tull haya grabado
jamás, era puro casual.
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