Uno se puede preguntar
que le queda por hacer. Todos conocemos la historia del joven
que llegó del interior con una guitarra en la mano y los
bolsillos vacíos, que trabajó en Entel hasta que escuchó un tema
suyo en la radio y supo que iba a vivir de la música, que grabó
con Charly García y Nito Mestre en el memorable Porsuigieco, se
unió a Gustavo Santaolalla para recorrer de Usuahia a La Quiaca,
subió a los escenarios con Pete Seeger y Mercedes Sosa, se
abrazó a las Madres de Plaza de Mayo, compuso Solo le Pido a
Dios, se cansó de vender discos aun hablando de temas que otros
artistas prefieren ignorar por ser poco comerciales, planto un
árbol, tuvo un hijo (dos hijas), y escribió un libro (“Crónica
de un sueño”). Y encima todos dicen que es un buen tipo, que se
preocupa por las causas sociales, que ayuda a la gente.
Ahora, desde hace más de dos años, León Gieco se ha embarcado en
un proyecto bautizado Mundo Alas (en honor a la frase de Fridha
Kahlo que da título a la nota).
Se podría decir que todo empezó cuando Pancho Chévez, uno de los
residentes del Hogar San Roque que él apadrina en Capitán
Bermúdez, Santa Fe, le pidió una entrevista con Nestor Kirchner.
Al León el pedido de este artista al que el nacer sin brazos ni
piernas no le impidió grabar tres discos (además de colaborar
con Los Piojos, Bersuit o Las Pelotas), le sorprendió. Es que
cierta vez a Pancho lo citaron a la Casa Rosada con la intención
de gestionar fondos para el hogar. Cuando Menem, el entonces
presidente, lo fue a saludar, Pancho le quito la cara (“le corto
el rostro”). Pero al igual que su padrino (que hace quince años
le regaló su primer armónica) la llegada al poder de Kirchner y
su política de derechos humanos marcó un cambio de postura hacia
el poder de turno.
Gieco gestionó la entrevista en la que el entonces presidente
cometió el error de darle a Pancho el número de su celular. Un
par de meses después, recibió un llamado de un asesor del
gobierno: “Por favor organiza algo con Pancho en el Salón
Blanco. Nos está quemando la cabeza”.
El concierto “Un Salón Blanco Diferente” convocó a distintos
artistas “discapacitados” que Gieco había conocido a lo largo de
su carrera. Hoy el proyecto incluye giras nacionales,
toques en el Luna Park, Cosquín (folklore y rock), un disco, un
libro (“Cuento con Alas”, de las musicoterapeutas Patricia Know
y Silvina Mansilla), una serie de televisión en el canal
Encuentro y una película (“Mundo Alas”).
UN CUENTO DE HADAS
“Es como el cuento de la cenicienta”, nos dice Tita, la mama de
Alejandro Davio, que nació con hidrocefalia congénita, que dicta
cursos de musicoterapia, trabaja en el Senado y tiene una
extensa carrera como guitarrista y compositor (grabó el disco
“Guardianes del Océano” y va por el segundo). En una de sus
tantas visitas al Hospital Garrahan (donde ya fue operado 17
veces) conoció a León. “Es un privilegio. Yo tendría que estar
pagando por tocar con un músico como él”, asegura conciente de
la fortuna del lugar que está ocupando frente al de muchos
artistas “discapacitados” mendigando en los transportes públicos
o incluso frente a artistas no “discapacitados” insertos en la
cruel batalla de ser reconocidos.
Estamos en el hall de entrada de EMI, esperando para acceder a
la entrevista con León, ese artista consagrado que aparece
(junto a apenas cuatro o cinco otros artistas consagrados) en la
gigantografía de entrada del sello multinacional. “Eso es lo
bueno que tiene él, que no tiene prejuicios, es abierto,
accesible, hace muchas cosas que otra gente en su lugar podría
hacer y no hace”, aclara Tita, entre cenicientos relatos sobre
Mundo Alas.
En seguida llega Demián Frontera, al quien andar en silla de
ruedas desde los 14 años no le ha impedido participar en
competencias internacionales de natación, bailar con el grupo de
Danza Integradora Alma, y llegar a la entrevista en un Dodge
Coronado adaptado, del que baja sin problemas.
Eso si, pone cara de fastidio frente al pesado escalón de la
puerta de la discográfica y pide ayuda para sortear el
obstáculo. “No porque hago algo que me destaca está todo bien y
la vida es feliz. La dificultad siempre está”, aclara poco antes
de entrar en una densa discusión sobre la palabra políticamente
correcta para su situación. Dice que en un concierto en el Opera
tuvo que aclararle a León que el no tenía “capacidades
limitadas”, que “capacidades limitadas” tenemos todos.
“Comparado con los pájaros todos somos incapacitados de volar”,
explica. Y por si hace falta, aclara: “para mí ya acceder a León
fue un regalo”.
EN LA CUEVA DEL LEÓN
Una vez que se accede a León, se lo ve yendo de acá para allá
por las amplias oficinas del sello, entre periodistas,
fotógrafos y productores, “se creen que esto es la fundación de
Shakira”, bromea al pasar. “Estos les das un metro y no paran.
El otro día en Cosquín lo tuvimos que agarrar a Maxi. No paraba
de hablar, quería presentar a todos”, dice antes de sentarse en
la mesa que ya compartimos con Alejandro, Demián y Sebastián
Schindel, codirector de “Mundo Alas” (la película). Sabe
perfectamente que sin él, no hay entrevista. Lo que no le impide
elogiar una y otra vez el trabajo de sus compañeros de viaje,
contar las anécdotas de la gira con emoción de niño,
confesar que la está pasando como nunca en su vida, y asegurar
una y otra vez: “acá no hay especulación”.
En un mundo donde muchos artistas ven las causas humanitarias
como un renglón más de su estrategia de marketing, donde las
empresas que contaminan el planeta se lavan la cara creando ongs
ecologistas, y un ex vice presidente del país que más armas y
guerras ha producido recibe el Premio Nobel de la Paz, la
aclaración no está de más.
Léon: Nunca experimente la sensación de ser uno más. Lo
intenté varias veces, como con la banda de ocho (Litto Nebia,
David Lebón, etc). Pero éramos ocho solistas. Eso es lo que me
atrae de MA. Lo tomo con mucha más tranquilidad, no hay
competencia, no hace falta hablar demasiado las cosas, es como
que funciona solo. Normalmente si yo tengo que armar un
espectáculo para tocar en Cosquín lo ensayo tres semanas antes.
Está vez nos vimos en la prueba de sonido. Eso si, armamos un
repertorio. Y salió sensacional.
MA es un mundo feliz, nos matamos de risa todo el tiempo. Por
eso cuando veo que la gente llora, no lo puedo entender. Yo
saqué la conclusión de que se sienten impotentes por haberse
quejado de estupideces toda la vida. Pero supongo que hay gente
especialista en verbalizar estas cosas. Yo lo que soy es un
intuitivo y un impulsivo, y voy pal frente.
Demián: Hay gente que me dice: a mí siempre me gusto el
tango pero me sentía un desastre, ahora voy a probar. Y yo le
digo: a mí me parece bárbaro que te animes a romper ese
prejuicio personal contra tu persona. Cuando la gente ve a los
que estamos en MA le resuena en algún rincón de su propia
incapacidad. También está el miedo a lo desconocido, de pensar:
si yo algún día estoy en una silla de ruedas no se si me dan los
huevos para subirme al escenario. Hay emoción por sentirse
incapaz y emoción porque hay producto artístico. Cada uno de
nosotros tiene su trayectoria. Yo tuve que bailar once años para
acceder a León. Cuando le mandé el video de “Bailando con la
memoria” yo ya había actuado en varios escenarios en Buenos
Aires y el interior, y hasta fuera del país. Creo que ahí está
la alquimia perfecta de MA.
León: Lo que Pancho hizo con Menem es de mucha fuerza.
Yo no se si me hubiera animado a hacer eso. Yo no se si me
hubiese sentido, miren como lo voy a decir, “discapacitado” para
enfrentar de esa forma a Menem. Esa fuerza que ellos tuvieron
para pedirme autorización para ocupar una parte de mi
espectáculo y mi escenario a mi me resulta totalmente
respetable. Me parece una fuerza muy creativa, está cargada de
muchas ganas de vivir. Él (Demián) para mandare el video habrá
estado días y días buscando a donde lo mandaba. Lo mandó, yo lo
ví, y la segunda actuación fue delante de 30.000 personas en la
cancha de Ferro en el Quilmas Rock. Se armó un quilombo… no
saben lo que fue. Igual yo ya sabía que eso no fallaba. Lo
experimenté en especial con Maxi de San Luis. El aplauso enorme
que recibió era mucho más que el aplauso que me hacían a mi. Es
una cosa que provoca un misterio entre el artista, que es Maxi,
y la gente. Conmigo de intermediario.
EL INTERMEDIARIO INCONCIENTE
Maxi nació con secuelas de parálisis cerebral. Sus padres
interceptaron a León en un aeropuerto, le contaron que los
médicos le daban dos años de vida. Maxi, que en ese entonces
tenía once años, le canto Carito. “Yo ahí nomás pensé en subirlo
al escenario”, cuenta Gieco. Hoy Maxi tiene veinte, y además de
formar parte de MA, promociona su disco “Costruyendo el Canto” y
organiza un centro cultural para chicos con su mismo
problema.
De todas maneras León aclara que no es la primera vez que lo
hace. Dice que no es muy diferente a lo que hizo con Abel
Pintos, o con Ricardo Vilca o las hermanitas Vera, cuando los
subió al escenario de Cosquín (“y a un montón de artistas
increíbles y olvidados de los que yo no me olvido”). O con De
Usuahia a la Quiaca.
León: Fue una inconciencia. Los de la compañía casi me
matan. Después cuando vendió un montón venían los periodistas y
me preguntaban si había sido para salvaguardar la cultura
nacional. Noooooooo, ni en pedo. Esto es lo mismo. Salió por
casualidades y causalidades. Y se vive así. Yo con ellos estoy
siempre en un estado de alegría y de plenitud. Y salvo Demián,
que es muy crítico de la situación del discapacitado, el grupo
en general no está haciendo denuncias para decir que las
ciudades no están preparadas para ellos. No pasa por ahí, pasa
por otras cosas mucho más elevadas. Respetuosamente, los pibes
les muestran a los padres que no tengan vergüenza de sus hijos
con discapacidad. Si tienen vergüenza a ese pibe lo torturan
toda la vida, cuando ese pibe puede llegar a ser un gran
artista.
¿Y a futuro?
León: Destapamos una olla muy grande, la de llevar MA a
Cosquín para saber cuanta gente tiene que viajar, cuantos
hoteles, cuanta comida. Somos un montón, Son treinta y pica de
personas, más yo y mi banda. Vamos a ver hasta donde da la
cuestión. Tenemos dos posibilidades, una es tocar con mi banda y
MA. La otra sería presentar la película y llevar un grupo
reducido de músicos. Yo puedo descargar la parte de León Gieco,
que la gente igual pide, solo, y después de eso aparece MA. Me
encantaría salir de gira, porque la paso bárbaro. Me gustaría
ponerme la película al hombro y que no se caiga como se caen las
películas del cine argentino. Además cada uno tiene su mundo,
siguen componiendo. Él (Demián) sigue bailando, el espectáculo
que tiene con el grupo es buenísimo, le falta un poco de dinero
nada más, para trabajar con mejores luces, sonido, pero es
maravilloso.
Demian: ahora tenemos una productora, que es nuestra
manager, y está tratando de conseguir medios, estamos en un
punto límite. Nos invitaron al Festival Internacional del Tango
en Bariloche, pero falta un pasaje en avión para una de las
chicas que está en silla y tiene cáncer. Está en una situación
difícil y no se banca veintipico de horas en bondi.
León: Ellos cobran sus actuaciones, estaría bueno ahora
hacer un paquete y decir: ¿cuánto vale MA? Somos 15 artistas,
repartimos todo por igual y chau. Me parece que esa es la idea.
Mientras tanto, cada vez que yo los contrato cobran. Inclusive
todos cobraron el día de trabajo de la película. Y se les va a
pagar todo lo que signifique derechos de autor. Ale compone y va
a cobrar por su tema.
Sebastián: Si el mensaje de la película es que los
valoramos a ellos por su talento y por su arte, les tenemos que
pagar. No es “pobres, les damos un espacio”.
León: Nosotros estamos a los premios en esto, lejos. Yo
perfectamente podría haber ido con mi banda a Cosquín y cobrar
mi guita, pero preferí hacer una inversión y llevar a MA. A mi
me satisface eso, que ellos puedan ganar dinero trabajando de
artistas.
Sebastián: la película es una plataforma para mostrar que
son super talentosos. Que ya lo eran, pero no eran conocidos. Y
que puedan vivir de su arte. El otro día la Compañía de Tango de
Amar no mandó un mail de agradecimiento porque gracias a la
serie de Canal Encuentro consiguió una gira por Brasil.
León: Una gran maestra que es Leda Valladares, me enseñó
que no existen las culturas superiores. Eso te ayuda a no
discriminar. Ella decía que “La Piedad” es una obra hecha en una
época determinada. Miguel Ángel pagado por la corte pensó mucho
tiempo para hacerla. Pero esa obra de arte es igual a un jarrón
hecho por un indio Toba. Existe la cultura, no existe la cultura
superior. Entonces para que meterse en ese lío de
discriminación, cultura, arte. De ahí viene la cuestión también
de compartir con ellos. Todos somos artistas y se acabó.
Ale: sin golpes bajos, que es lo más importante.
.
Mundo Alas (la película)
“Si este tipo lo convenció a Charly García de meterse en un
estudio de grabación a tocar y pintar es un capo”, dice León
para justificar la elección de Sebastián Schindel (director de
Que sea Rock) como codirector de la película. “Yo quería
compartir con él. A ver si de pronto este tipo saca una vena que
yo no conozco de él y me quiere transformar esto en algo
especulador”, es la justificación para haberse embarcado por
primera vez en la dirección de cine. “Después la dirigió siempre
él. Yo puse dos o tres bocadillos”, confiesa.
“La mejor anécdota de esto es que antes de empezar a filmar León
me decía: la película tiene que terminar con un casamiento de
una persona discapacitada con otra no discapacitada, porque ese
es el mensaje de toda la película, la integración, y si no lo
conseguimos lo ficcionamos. A mi me pareció una idea buenísima
pero ¿cómo lo hacíamos?”, comienza a contar Sebastián. “Escucha
esto, yo pensaba que la ficción del casamiento la teníamos que
hacer con Carlos Sosa, el pintor sin manos, que se había llevado
una compañera a la gira. Le dije: mirá Carlos yo te pago como
actor, hacemos una ficción y te casas. Y me dice: yo me casé
tres veces, tengo hijos. Y chau, me cagó loco, me sentí
superado, como un tonto”, interrumpe León.
Finalmente Demián se enamoró de Soledad, la acompañante de
Carina Ospina (la cantante ciega) y a pesar de que la pareja
ocultó su relación durante la gira, los codirectores tuvieron su
escena final de matrimonio casi sin tener que recurrir a la
ficción. Así es Mundo Alas, la película, un sospechoso cuento de
hadas, donde a pesar de la falta de golpes bajos es casi
imposible no lagrimear. No se descarta ningún mensaje,
incluyendo la consabida integración de los artistas
“discapacitados”, la carrera como compositor y padrino de buenas
causas de Léon (que aparece en un sobrio segundo plano como
entrevistador, asesor sentimental, ayudante de composición y
hasta plomo), paisajes de las rutas argentinas, escenas entre
gira de rock y viaje de egresados, y un racconto de atinados
lugares comunes de la cultura nacional como el Che Guevara, las
Madres de Plaza de Mayo, la milanesa con papas fritas, el
gauchito gil, la guitarreada de fogón o algún músico callejero.
Y hasta una escena autoconfesional donde los directivos de Emi
le confiesan a los artistas “discapacitados” que sin el apoyo de
León y ciertos cálculos económicos que aseguren la rentabilidad
del proyecto, nada de esto sería posible.
(revista Hecho en Buenos Aires, Marzo 2009)
Un
León en el Luna Park.
En vivo en la Capital Federal de Buenos Aires. 12/05/02
Estadio: Luna Park
por:
Martín Cotton - IndyRock
Colaboración:
Nicolás Edelberg

Foto:
web
oficial
Leon Gieco
Repasó los temas de su último cd "Bandidos rurales" y también
sus clásicos de siempre. Con un concierto donde la propuesta no
sólo fue presentar su más reciente álbum, "Bandidos rurales",
León Gieco desarrolló un efectivo recital ante un Luna Park
colmado. Por más de tres horas el cantautor oriundo de la
provincia de Sta Fe desarrolló todo su arsenal de composiciones,
que lo vienen acompañando y que ya son himnos dentro del
denominado rock nacional Argentino. Durante la primera etapa del
recital se dedicó a los temas de su álbum "Bandidos rurales",
con los que fue ambientando al público y los llevo a un clima
ideal. De esta Manera, y con clima alegre de espectadores que
coreaban las canciones, fueron pasando "Bandidos rurales","La
guitarra", "Buenos Aires de tus amores","Viejos amores", "Sin
querer", "Uruguay, Uruguay", "Las madres del amor", "La memoria"
y el muy ovacionado "De igual a igual". "Esto es lo mejor que le
puede ocurrir a un artista, el acompañamiento de su público.
Gracias por estar aquí esta noche, a pesar de lo difícil que se
ha puesto la vida", dijo Gieco. Luego de un descanso, regresó a
escena para un solo con su guitarra y su armónica. Cantó su
clásico "Hombres de hierro" y "Soy un pobre agujero", luego
retomo junto a su sólida banda a interpretar "La navidad de
Luis", "El fantasma de Canterville", "Aleluya" y "Pensar en
nada". De inmediato continuo con "Carito", "Cachito el campeón
de Corrientes" y una versión personal de "Kilómetro 11". Y como
siempre los infaltables temas "Los Salieris de Charly" y "Los
Orozco", donde todo el público presente cantó y bailó hasta el
hartazgo. y para culminar una velada completa, llegaron los
invitados: Horacio Fontova, con quien cantó la zamba "Vamos a la
zafra", de Jaime Dávalos y Eduardo Falú; el coplero salteño
Tomás Vázquez; Moris, roquero Argentino si los hay, con quien
Gieco hizo "En el país de la libertad", y luego el sonido de la
armónica de la prometedora Sandra Vázquez. "Falta todavía un
invitado más", dijo León, y apareció Abel Pintos, su ahijado
artístico, para cantar juntos "Todos los días un poco". León
Gieco una vez mas demostró su actitud artística de 30 años de
carrera y su vigencia. Los músicos que lo cortejan está
integrado por Aníbal Forcada en bajo y charango, Eduardo Rogatti
en guitarras acústicas y eléctricas, Luis Gurevich en teclados y
acordeón, Marcelo García en batería y percusión y Dragón en
guitarras eléctricas.
Más de un millar de bandas y
artistas con página informativa en IndyRock magazine
INDYROCK MAGAZINE
CONCIERTOS
Agenda
FESTIVALES
Agenda
ANUNCIOS
Tablón
CONCURSOS
Rock, pop...
PRODUCTORAS
Salas, estudios,
locales...
GRUPOS
En IndyRock