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LOW
Retribution
Gospel Choir - Ciclo Fonorama de CajaGranada,
Fotos +
Crónica "Trabajando Duro"
Fotos: Ruth Segarra - IndyRock
FIB 2002
26 abril 2005
Sala Arena Madrid
Fotos
Valentin Suárez - IndyRock
por
Ruth Piquer - IndyRock
Acudir a un concierto de Low, no es sólo un privilegio, es un
aprendizaje, un desafío personal a la capacidad propia de saber
escuchar, y de percibir cada detalle de melodías y acordes, que
aunque encuadrados en una estética minimalista, quizá por el
tópico de su sentido intimista y "melancólico", se constituyen
en verdaderos himnos, elaboraciones perfectas de temas
recurrentes que al final uno hace propios, si es que ha sido
capaz de responder a la honda reflexión que en ellos se
hace.
Si despojamos al grupo de sus atribuciones, acertadas o
no, desde el enfoque crítico de los últimos años, al
slowcore, el dream rock, etc, etc.. queda todo un revulsivo para
la música actual. Música pura, música que aúna perfectamente las
palabras con el gesto musical, que sabe utilizar los silencios
como un elemento más del ritmo y de la melodía, que se contrae y
se recoge, y que se distiende y se desgarra, ésto último no sólo
con el despliegue de la guitarra, potenciado en su último álbum,
The Great Destroyer, si no con la propia voz expandida, doblada
y envolviéndonos a veces en dimensiones irreales.
Solamente mediante guitarra, (Alan Sparhawk) bajo (Zac
Rally ) y batería ( Mimi Parker ), este trío de Minnesota
consigue emocionar. A veces desde la sencillez de canciones con
estribillos "llevables", redondos, esperanzadores, como Step,
que van dando pasos por el pop- rock alternativo y vuelven a la
experimentación de estrofas expresivas donde el bajo lleva el
protagonismo oscureciendo el sonido antes de volver a ver la
luz. Y a veces emocionan desde la complejidad de la
tristeza, Silver Rider o When I go deaf, pero una
tristeza sobria, armónica, simétrica, nunca deformada, nunca
depresiva, .siempre en su punto, siempre bella. Lo bello, como
alguien dijo alguna vez, siempre tiene algo de triste.más que
eso, contemplar o escuchar la belleza siempre se convierte en
elucubración, en autorreflexión, y en autocrítica, y siempre es
esperanzador, y positivo.
Por eso no creo en las críticas sobre Low que hablan de
tristeza, de melancolía, de intimismo. Low están cantando al
mundo, se desgañitan tanto cuando utilizan pocos elementos en
las canciones, casi rozando el susurro y el silencio, como
cuando potencian el ritmo o la guitarra. Todas las opciones, si
se quiere, son reflexivas, y sí entonces, íntimas o intimistas,
porque transmiten el mensaje de la manera más directa. Esa
emoción expresiva, quizá venga de profesar la religión mormona,
quizá de un conocimiento de la capacidad de expresar a través de
otra religión, la música, en la que sólo hay un culto a lo bien
hecho y a lo que llena, y sin embargo muchas formas, desde el
folk, country, al postrock..y muchos más ámbitos colindantes que
Low saben perfectamente aunar.
Alternando con perfecto conocimiento de causa, temas de
anteriores discos, como el maravilloso Sunflower, del álbum
Things we lost in the Fire, que fue todo un llamamiento a la
belleza "callada", y a la dulzura, hasta los acordes de la mayor
parte de canciones del último álbum, The Great Destroyer,
del cual, a pesar de que el público nuevo en estos sonidos
esperaba las potentes Monkey, o la "popera" California, sin duda
destacaron Silver Rider o When I go deaf. En ésta última
nos hubiera gustado escuchar mejor, más nítido, el solo de
guitarra, una melodía de arabescos llevados al rock
actual, que, si no fuera por estar arraigados en
Norteamérica y en su folk, nos haría pensar en imágenes
simbolistas o prerrafaelitas inglesas o irlandesas, en vastos
campos verdes y en leyendas célticas. Quizá la música de Low
cumple ese ideal de "música universal" que se persigue desde
principios del siglo veinte.
Por esos campos verdes, densos e iluminados nos perdimos
gracias, entre otras cosas, a la arrulladora voz de Mimi
Parker, y solo algún ruido producido por el público interrumpió
ese sueño de comunión con nosotros mismos, la música y la
esperanza de un universo mejor.
BIOGRAFÍA
Originarios de Duluth (Minnesota, USA), Low lo componen el
matrimonio formado por Alan Sparhawk y Mimi Parker, y el bajista
Zak Sally. Con ellos no se puede usar el tópico de que son 'una
banda de culto', porque en realidad son casi una religión.
Sugiriendo lo máximo con lo mínimo, las catarsis que desatan sus
discos no han parado de captar fieles seguidores desde que
comenzaran a predicar su doctrina. Allá por 1994 surgieron cual
'perros verdes' como reacción experimental a la hegemonía
grunge. Entre su minimal debut "I Could Live In Hope'" en 1994 y
su último álbum "Trust" en 2002, grabado como algunas de sus
obras en una iglesia, median siete discos oficiales. Además, su
aura de espiritualidad han alumbrado colaboraciones plasmadas en
ep's junto a Dirty Three y Spring Heel Jack. Siempre con el
pulso de su sonido único, de sus canciones inocentes, soñadoras
y reflexivas.
Delicados, austeros e hipnóticos, Low elogian la lentitud como
vehículo transmisor de la tensión dramática. Siempre en los
márgenes del dream pop y el rock alternativo, ya se merecen los
ceremoniales honores reservados a consagrados nombres del
slowcore como Galaxie 500 o Codeine. No hay más que echar un
vistazo a lo que opina la prensa musical internacional para
darse cuenta de que estamos ante una banda única. Porque creer
en ellos es creer en el auténtico valor de la música
independiente, y porque discos como "Things We Lost In The Fire"
(2001) no se ven todos los años. A día de hoy, Low es un grupo
exclusivo y exquisito que, rebosante de coherencia y
originalidad, nadie suena como ellos, ha firmado una de las
carreras discográficas más apasionantes e inmaculadas de los
últimos años; tan reluciente como una parroquia una mañana de
domingo.
Cabe señalar, como apuntes curiosos, que profesan la religión
mormona, que Radiohead los adoran, que no se consideran
depresivos, sino sobrios, y que sus canciones son tan
extremadamente hipnotizantes como poco aburridas. Tampoco hay
que obviar que actualmente la felicidad les invade: Mimi y Alan
acaban de tener su segundo hijo y el grupo, a punto de publicar
un nuevo álbum, rememora sus diez años de carrera con la edición
de "A Lifetime of Temporary Relief (10 Years Of B-Sides And
Rarities)" (Rough Trade-Sinnamon, 2004), la caja definitiva de
una banda en estado de gracia. En otras palabras, el testamento
de la primera juventud de un grupo inmortal.
Trust, ha sido instantáneamente declarado como el mejor de toda
su carrera por aquellos que han tenido el privilegio de tener un
promo. Y es que, desde la firma con Tugboat/Rough Trade, hace
tres años, Low se ha superado en calidad en cada nueva entrega:
su sonido es reconocido rápidamente pero cada disco es mejor que
el anterior. Low -Alan Sparhawk, Mimi Parker y Zac Sally-
ha escogido dos locales de pequeño aforo y ambiente íntimo
(incluso místico) para presentar en directo su último
trabajo. Trust es una colección de 13 canciones de suaves
acordes -rotos a veces por sacudidas de guitarras- que tienen un
denominador común: ser música honesta, emotiva, intensa y
carente de adornos. Como se podrá comprobar en las dos únicas
citas españolas con los de Minnesota, los sonidos de Low están
más cerca de los himnos celestiales que del rock alternativo.
Low fue formado por el guitarrista y cantante Alan Sparhawk y la
cantante y percusionista Mimi Parker en 1993 con el bajista Zac
Sally uniéndose tiempo después. En el transcurso de la última
década, Low ha perfeccionado su propia e inexpugnable marca de
minimalismo. Usando las armonías de Sparhawk y Parker, junto a
los dispersos sonidos de guitarra, bajo y un más que simple set
de batería, Low hace una música en la que los espacios entre las
notas son tan importantes como las notas mismas.
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