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FOTOGALERÍA NACHO VEGAS, COSMOPOESÍA, CÓRDOBA. FOTOS: ANTONIO VÁZQUEZ * INDYROCK


NACHO VEGAS


CUANDO LA POESÍA TIENE LA MÚSICA COMO CLAVE

20º  Festival Cosmopoética Córdoba - Nacho Vegas Teatro Góngora
29 septiembre de 2023.

ANTONIO VÁZQUEZ * TEXTO Y FOTOS * INDYROCK
Se cumplen dos décadas de homenaje y exaltación al mundo de la poesía en la ciudad de Córdoba, Cosmopoética regresa un año más con una amplia programación dedicada a este genero literario donde prima la belleza a través de las palabras.

Desde el 29 de septiembre al 7 de octubre, Córdoba se transforma en la capital de lo poético y  para  su  inauguración contaba con la presencia de una de las más longevas autoras de la actualidad, Ida Vitale, escritora uruguaya premio Cervantes en 2018 y representante de la generación del 45 en la que se incluye, entre otros, a Mario Benedetti.

Un diálogo - entrevista con la periodista Marta Fernández daba comienzo a las actividades de esta edición en uno de los templos culturales de la ciudad, cuyo nombre está muy relacionado con este arte, el Teatro Góngora.  Con humildad, buen humor y a punto de cumplir 100 años, que se dice pronto, nos leía  algunos de sus poemas y además de dar su perspectiva acerca de la poesia nos contaba alguna que otra anécdota sobre su obra, un acto muy entrañable y gratificante, además de emotivo.

El escenario, 20 minutos después, se volvería a ocupar para recibir a un artista que muestra la conexión de la música con la poesía. Los griegos ya nos legaron tres tipos de poesía, con Ida Vitale conocímos una de ellas, la épica o narrativa  y acto seguido, tuvimos la oportunidad de vivir otra de ellas, la lírica o canción de autor, en este caso sin la típica lira de entonces, sustituida ahora por una guitarra.

Nacho Vegas, reconocido cantautor, con un amplio puñado de discos en el mercado y antiguo miembro de la desaparecida banda de rock alternativo de los 90, Manta Ray, aparecía comentando tener el honor de hacer de telonero de la legendaria poeta uruguaya.

Arrancaba con su acústica interpretando "Canción del extranjero",  una gran versión personal de otro histórico músico y poeta con el que coincidiría en la entrega del premio Príncipe de Asturias de las letras en 2011, el recordado Leonard Cohen y su "The Stranger Song", que nos hizo pensar cuál sería el guión principal de su actuación, pero pronto daría un giro hacia lo personal y su visión a través de la letra cantada, casi con chulería, detrás sus gafas de sol y vaqueros,  sumergiéndonos en la semioscuridad de sus raíces, Xixón con "Lluz D'agosto en Xixón" o "Ciudad Vampira", la Revolución con "Aida" y una versión de la cantautora Violeta Parra titulada "Arriba quemando el sol", Asturias y  la lucha de los mineros por sus derechos "Les rexes de la carcel" y vivencias personales "Cuando te canses de mí", "Ramon in". "Vinu, cantares y amor", O la xana o cancion de cuna, "Canción de la duermevela".
Señalar que Nacho  tiene  dos libros publicados: Política de hechos consumados 2004  y Reanudación de las hostilidades 2017, centrados en el relato y la poesía.

Acompañado toda la noche del músico barcelonés, Hans Laguna como guitarra de acompañamiento, nos ofrecerían, si no me equivoco, para los bises no programados, como él mismo nos indicaba, una de sus composiciones con Bunbury incluida en el disco que lanzaron juntos en 2006,  "El tiempo de las cerezas",  la canción "Va a empezar a llover",  para la despedida, Hans se retiraba dejando en solitario a Ignacio González Vegas para que nos dejara con su guitarra una de sus mejores composiciones para mí, "Ser Árbol" de su séptimo disco Violética, utilizando la metáfora, un elemento esencial en el arte de la poesía.




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FOTOGALERÍA NOCHES DEL BOTÁNICO 2022, NACHO VEGAS + LAURA SAM Y JUAN ESCRIBANO. FOTOS: JUAN FRANCISCO CAMACHO (JFC FOTOGRAFÍA) * INDYROCK

TODOS LOS 'NACHOS' EN LAS NOCHES DEL BOTÁNICO

Nacho Vegas + Laura Sam y Juan Escribano,
Las Noches del Botánico, Madrid, 29-07-2022

JUAN FRANCISCO CAMACHO * CRÓNICA Y FOTOS * INDYROCK
Casi cerrando el programa de Las Noches del Botánico, actuaba Nacho Vegas de nuevo en Madrid. En la antepenúltima fecha de esta edición 2022, que ha contado con un cartel tan interesante como acostumbra. Finales de julio en Madrid suele ser sinónimo de calorazo insoportable, pero bien es verdad que el propio entorno propiciaba una tarde-noche más agradable de lo esperable, en lo que a temperatura se refiere. Ni la fecha ni la caló impidieron el llenazo: el asturiano suele tener en esta ciudad (y en muchas otras) gran número de fieles. Ayudó también el aforo reducido por las sillas que en principio obligaban a ver el concierto sentado (ya veremos que no es necesariamente así). Pero antes de que los mundos se derrumbaran y con poco público pero entregado, actuaban Laura Sam y Juan Escribano.


LAURA SAM Y JUAN ESCRIBANO.

No conocía este nuevo proyecto que acaba de publicar su primer disco en Oso Polita, La Voz en Contra, compartiendo sello con Mr. Vegas. Y la verdad es que me sorprendió gratamente. La mezcla de poesía recitada, algo de rap, spoken word y texturas musicales por detrás de guitarras y/o electrónica me pareció muy interesante. Las letras maravillosamente bien escritas y combativas; la rabia y la desazón; la lucha y la denuncia; la belleza formal contra el feísimo fondo. Ingredientes perfectamente mezclados que arañan y pinchan donde deben (ese Mi mar está lleno de los muertos que le sobran a la guerra, uf). No sé el recorrido que tendrá el dúo, al menos musicalmente, hacen poesía demasiado buena para los tiempos que corren, me temo, pero espero que sea largo y fructífero.



Y llegaron las 22:15 y en un escenario iluminado solo por luces rojas empezó a sonar Belart. Canción que abre también Mundos Inmóviles Derrumbándose, el último trabajo del gijonés Nacho Vegas. Hay muchos Nachos. El acústico, sórdido, íntimo; el reivindicativo, antifascista, populista y comprometido políticamente; el triste y casi cayendo en la autoparodia; el sarcástico y bello; el feísta, el indie, el cantautor, el panfletario, el folkero dylaniano. Muchos. Personalmente prefiero el que, más herido que nadie, hiere en cada frase. El que arrastra sus letras por el fango. El que canta a la pena y al amor perdido. En los últimos tiempos se acompaña de una banda más que solvente que de alguna forma cubre musicalmente toda esa sencillez lírica habitual. La otra noche, batería, teclas, dos guitarras, bajo y una representación reducida del coro antifascista Al altu la lleva. En el setlist un repaso bastante amplio (solo faltaron La Séptima Ola, Un Principiu de Crueldá y La Flor de la Manzana) de esos Mundos que decía antes, con incursiones, claro, en Violética, Resituación y algún -pocos- clásico como Hablando de Marlén, Detener el Tiempo o El Ángel Simón, ya en los bises esta última y “sobremusicalizada”. Lo normal en un artista prolífico y que actúa en Madrid con regularidad.

El sonido fue bastante bueno, de hecho la voz de Vegas sonó mejor que otras veces, y salvo alguna estridencia de guitarra no recuerdo nada que me chirriara en ese sentido. A veces, solo a veces, la acústica al aire libre mejora la de muchas salas. La escenografía, visuales y atrezzo escénico incluidos, me pareció realmente estupenda, así que solo quedaba disfrutar de las canciones. Y a fé mía que lo hicimos. Especialmente cuando en La Pena y la Nada (rescatada del magnífico El Tiempo de las Cerezas, aquel disco a pachas con Bunbury) la gente pasó ya de las sillas y se levantó acercándose al escenario, Vegas bajó y terminó el concierto entre el público, para volver a salir a regalar un par de temas más: El Ángel Simón que decía antes y El Hombre Que Casi Conoció a Michi Panero que fue ya una auténtica apoteosis final. Y es que hay muchos Nachos, el que dedicó Muerre´l Branu al grandérrimo y muy simpático Julio Ruiz (de madre asturiana) que por allí andaba; el que lo hace bonito en Ser Árbol, Belart o Detener el Tiempo. El que se deja todo cada vez que canta La Pena y la Nada. El que grita Matar Fascistas en Ciudad Vampira. El que se pone tierno en El Don de la Ternura o en Lo que Comen las Brujas (bueno, en ésta más o menos). El del sarcasmo y la mala hostia de Big Crunch o de Como Hacer Crac. El lumpénfilo de Hablando de Marlén o Ramón In. El que pellizca en La Gran Broma Final. Hay muchos Nachos. Pero aquella noche estaban todos en este.


NACHO VEGAS, ARCHIVO HISTÓRICO INDYROCK

VÍDEO COLECCIÓN
  • Nacho Vegas, Granada 2011Nacho Vegas en el Teatro CajaGranada, Ciclo Fonorama. Presentación del disco "La zona sucia". Gira 2011. Bloque emitido en el programa de televisión Evasión e IndyRock Magazine. Imágenes: J. E. Gómez
  • Nacho Vegas + Cristina Rosenvinge, Granada 2009Fragmentos del concierto de Nacho Vegas en el Festival Extratonauta de Granada en el año 2009. Un tema con Cristina Rosenvinge. Bloque emitido en el programa de televisión Evasión e IndyRock Magazine. Imágenes: J. E. Gómez
  • Nacho Vegas, entrevista y directo 2006Entrevista exclusiva y directo con Nacho Vegas en el año 2006. Bloque emitido en el programa de televisión Evasión e IndyRock Magazine. Imágenes: J. E. Gómez
  • Nacho Vegas, sala Planta Baja, 2003Fragmentos del concierto de Nacho Vegas en la sala Planta Baja de Granada en el año 2003. Bloque informativo emitido en el programa Evasión de Teleideal e IndyRock Magazine. Imágenes: J. E. Gómez
  • Nacho Vegas, Granada 2007Concierto en la sala Industrial Copera, en enero de 2007. Bloque emitido en el programa de televisión Evasión e IndyRock Magazine. Imágenes: J. E. Gómez
  • Nacho Vegas, directo 2003Nacho Vegas en la sala Planta Baja, año 2003. Bloque emitido en el programa de televisión Evasión e IndyRock Magazine. Imágenes: J. E. Gómez

VÍDEO GALERÍA: NACHO VEGA, DIRECTOS Y ENTREVISTAS. EXCLUSIVAS DE INDYROCK





Ciclo Fonorama, Teatro Caja Granada 03-03-2011 
Fotos: Merche S. Calle / IndyRock
Crónica; "Cosas bien hechas" por Manuel C. Ferrón


Gira 2011 "La Zona Sucia"


Cosas bien hechas
Teatro CajaGranada
Por Manuel C. Ferrón / IndyRock
Tremenda expectación la generada por La zona sucia, el nuevo disco de Nacho Vegas, y su gira de presentación, una exitosa sucesión de conciertos en los que el prolífico cantautor se confirma como personaje fundamental en el ámbito de la música popular española contemporánea, a cuyo progreso viene contribuyendo hace más de una década con un cancionero que no deja de crecer cuantitativa y cualitativamente y hace posible que en un concierto, como el del Isidoro Máiquez, de casi dos horas de duración, cada canción sea recibida por el público como un himno, algo especialmente significativo si tenemos en cuenta el notable nivel de exigencia de la propuesta de Nacho Vegas, cuyo discurso, intimista y de carácter literario, está cargado de referencias que le confieren la condición de culto, adjetivo que, aplicado a la música, en este país suele identificarse equivocadamente con pretencioso, aburrido o snob, etiquetas de nula utilidad a la hora de calificar la producción de Vegas, que el jueves recorrió la práctica totalidad de La zona sucia y recordó clásicos de su repertorio como Maldición, de Cajas de música difíciles de parar; Hablando de Marlén, de Esto no es una salida; o Dry Martini S.A., de Manifiesto desastre con el eficaz soporte proporcionado por su "trama asturiana", el grupo formado por Xel Pereda, Abraham Boba, Luis Rodríguez y Manuel Molina, excelentes instrumentistas, impecables en la necesariamente discreta tarea de crear el contexto sonoro, en clave de folk rock, sobre el que, inevitablemente, se impusieron el ideario y la figura de Nacho Vegas, quien con porte y modales de honorable veterano y un característico fraseo heredero de Bob Dylan y Leonard Cohen, que adolece de monotonía, en opinión de algunos, nos cautivó con sus historias de paisajes, personajes y sentimientos extremos que fueron ovacionadas antes, durante y después de su interpretación por un público manifiestamente devoto del asturiano. 





4 febrero 2009 Madrid Joy Eslava 
Fotos Alfonso Gentil - IndyRock
Crónica Rafa Carazo - IndyRock


Con Abraham Boba 


A Bentley 


No encuentro parangón, nacional quiero decir. Puedo pensar en un universo dylaniano, coheniano y poco más. Adjetivar un nombre propio. Busquen a algún español para el ejercicio. A mí sólo me viene a la mente el lenguaje, el estilo y la obra vegasiana, llena de sordidez y belleza, de tinieblas y luminosidad, de tedio y empuje, de defensa y ataque. 
Rebosa personalidad y cordura. Ha encontrado su fórmula para hacer canciones, su piedra filosofal, que parece una fuente inagotable. Otro ejercicio, intenten acordarse de la sensación de tener sed, no es fácil eh, pues Nacho parece no olvidarla. 

Hace apenas un par de meses se publicaba "El Manifiesto Desastre" (Limbo Starr, 2008), cuarto disco en solitario de Nacho Vegas, sin contar eps, colaboraciones (Aroah, Bunbury, Rosenvinge), proyectos anteriores (Diariu, Manta Ray), proyectos paralelos (Lucas 15). un disco que entra como un vendaval. Aunque cierres la puerta se te colará por las rendijas. 

Estamos aquí para desgranar el concierto del jueves y ahí hay peros, pocos eso sí, pero los hay, al contrario que su en obra que permanece inmaculada. Las primeras objeciones son accidentales y no achacables a los músicos, el éxito que está cosechando el artista reporta tres llenos consecutivos en la madrileña sala joy eslava en menos de dos semanas (sábado 31 de enero, miércoles 4 de febrero y ya se ha anunciado otra fecha, el jueves 12 de febrero, apuesto a que venden todo el papel de nuevo) con tal aluvión parece comprensible que también se haya ganado a un público poco respetuoso, aparatoso, inaguantable en directo y con formas poco educadas. Las segundas objeciones sí afectan de lleno al planteamiento del show, son necesarias las voces femeninas para aportar el contrapunto y el oxígeno necesario a unos coros que Abraham Boba defiende pero sin éxito al tener un tono de voz grave, similar al de Nacho; y el orden de las canciones fue, sobre todo, desconcertante ¿de "Morir o matar" a "El hombre que casi conoció a Michi Panero"?. 

Nacho salió acompañado de la misma banda que ha grabado este "El Manifiesto Desastre" Xel Pereda, Manu Molina, Luis Rodríguez y Abraham Boba. Y claro está, lo tocaron entero salvo los riesgos (la ranchera "En lugar del amor", la glamourosa "Lole y Bolan", por ¿Marc Bolan?, y la enorme versión de Guy Clark "Nuevas mañanas"). El ritmo lo marca Xel, cuando coge la eléctrica prepárense para la distorsión, cuando ataque la acústica o el banjo prepárense para la melodía. Un genio a la guitarra, aunque Nacho no se queda atrás y lo demuestra arpegio tras arpegio. No es habitual tanta destreza sobre un escenario. 

Tras un principio eléctrico ("La plaza de la Soledá", "Detener el tiempo", "Junior Suite", "Gang-Bang") el concierto se eleva y coge aire cuando aparecen los coros ("Un desastre Manifiesto"), y cobra importancia el piano ("Dry Martini, S.A." y esa estrofa de luminosidad etérea y alterada "el aire / el aire / quererte es intentatar atrapar con las manos el aire / follarte es como obrar un milagro") y el banjo ("Que te vaya bien, Miss Carrusel"). 

A partir de ahí no hubo descanso, la espectacular "Crujidos", la sorprendentemente desquiciada "Secretos y Mentiras", la sobrecogedora interpretación de "El tercer día" y mucho más. 

Pero sobre todo hay que hacer mención especial a los dos himnos por antonomasia, "Ocho y medio" y "Morir o matar", dos canciones en tres actos, dos canciones que recogieron ovaciones en sus interludios, en sus reposos, dos narraciones, dos ilustraciones de una realidad espesa y opaca, dos contemplaciones, dos historias de acción y muerte, de pérdida y catársis. Dos puñaladas. Certeras. 

La noche la abrió Alondra Bentley, otra de las promesas españolas para este 2009. Aguda voz y perfecta dicción (sus orígenes ingleses la avalan) con unos arpegios envolventes. La quinta folklórica, capitaneada por Russian Red, se encarama como tendencia. 



Sala Oriol Martorell. 28 / 01 / 2009 
Crónica: Francesca Tur Serra -IndyRock
Fotos: Isabel Flores /Laskimal - IndyRock
 


 


Nacho Vegas tuvo que ampliar fechas pues sus fans le quieren, le reclaman, agotan entradas. La primera noche en Barcelona el público se amontona frente la Sala 2 del Auditorio, La Sala Martorell desprende un ambiente de esos que huelen a únicos, que se disfrazan de históricos que esperan ser vividos plenamente para no pasar a ser un simple recuerdo. El público llega más que puntual, hay ambiente fuera: se respira emoción. Hay ganas de pasear por "El Manifiesto desastre" él último trabajo de este artista en mayúsculas donde ha trabajado con el batería y el guitarra que nos tiene acostumbrado, (Manu Molina & Xel Pereda), con un nuevo músico asturiano que le dejo fascinado ("todo un orgullo", dirá adentrado el concierto) y con Abraham Boba a los teclados. Fuera se ven fetichistas, enamorados del gijonés, conquistados por su música y adictos a este referente indie de nuestro país. Los asistentes cogen asiento rápido, se acomodan, apagan los teléfonos y se sientan predispuestos a viajar por los poemas cantando de ese maestro para tantos, de ese genio para muchos y de ese amor para demasiadas. 

La sala está predispuesta y el público reticente a cualquier sonido fuera de causa por lo que todo el mundo mantiene un silencio expectante. Abre Abraham Boba que deja los teclados para pasar abrir la noche con el micro, acompañado por un violín que rasga sus notas, que melodiza esa voz perdida, también oscura y triste, que nos transporta a un pre-mundo Vegas. 

Tras cinco canciones, unas muy Vegas, algo un tanto Bosé y un agradecimiento "A Nacho por dejarme tocar unas canciones" sale saludando. Una ovación larga que concadena con la esperada bienvenida a Vegas. Mientras ésta retruena se apagan las luces y aparece su banda, él el último, mirando al suelo, tímido y sin dedicarnos una mirada. Tras un arranque de temporada algo atascado por unos problemas técnicos Nacho dejará claro que se mantiene mejor que nunca, menos flaco, más sanote y más concentrado, con un aire más Bunbury (y es que su pelo gano volumen, fuerza y dejo de ser esa melena pegada a una piel escualida). Su voz será menos rota, más cercana y potente y deja claro que es para disfrutarlo hay que escucharlo en vivo donde gana intensidad (¡qué complicidad con ese batería que lleva acompañándolo en años de andadura!), significado y crudeza. Sigue siendo ese pesimista que nos hipnotiza con versos grises, oscuros y tristes, pero sus rasgados, ese bombo de guitarra que le sigue y ese bajo que entona un ritmo tan Vegas consiguen convertir en algo que suena onírico y que el público, sentado en la oscuridad hace suyo. 
El primer "Guapo" no se demora más de cinco minutos y a partir de aquí un bombardeo de piropos (... "Enorme" "Genio" "Grandisimo"...) serán constantes y se escucharán a modo de batalla (¡a ver quien dice el más bueno, el más auténtico!), aplausos entre canciones, en sus rasgados u un "Olé" al unísono cuando tras más de media hora de concierto decide saludar, decirnos que es la primera vez que bebe café en el escenario ("... y es que estoy algo costipado") y nos presenta a los músicos. Entre temas dará tragos de un sospechoso café, no sonreirá, ni dedicará canción alguna. La sala, cuando una trata de sacar un pie fuera de la atmósfera creada, se asemeja al pase de una película de autor. Hay silencio, vitoreos en los puntos álgidos, un diálogo mudo con la creación y una admiración que crea un imaginario compartido entre los que miran y los que crean. Nacho hoy estará radiante, electrizará ritmos más que de costumbre y nos deslumbrará con "Morir o matar", "Días Extraños", con un "Crujidos" más duro y con un "El tercer día" que acaba con un final eléctrico, espeluznante y radiante, mientras los asistentes se mueven en sus asientos, llevan el ritmo en los pies y no cesan de alabar al artista. 
Al ser uno de esos artistas que marcan época, trascienden con cada album o colaboración y crece a ritmo de canciones, la que firma piensa que sería como en su día el concierto de Radiohead donde la banda no paseó por grandes hits sino que devoró el nuevo trabajo regalando pequeñas perlas. Pero no será así "Nuevos planes, idénticas estrategias" empezará bajo una nube de aplausos, "La plaza soledá" regalará algo de ellos a todos y su mítica "Canción de Michi Panero" será la que nos dará la falsa despedida, la cantarán con rabia, fuerza y con una energía que le hará cantar en lateral el estribillo cambiando el tono y el ritmo. El bis se hará esperar, pero una ovación de más de cinco minutos no podía ser en vano. 

Reaparecen nos regalan un final que marcará época y desaparecen como si nada, cerrando esta noche mágica donde la película cobró fuerza hipnotizándonos más allá de lo que nos tenía  y dejando claro que Vegas en directo es un nombre que no sólo seduce, sino convence, enamora y engancha. Sin duda, en esta nueva gira, con este nuevo disco, la banda ha dejado claro que su capacidad para superarse roza la perfección lo que irónicamente no sería más que "El Manifiesto del desastre" 


Nacho Vegas  El Manifiesto  - Limbo Starr 2008 
Historia de una noche 
Por Diego Soto-IndyRock 
"Hablo sólo, bebo té, tomo notas para hacer mi vida sin ti algo habitable". Así comienza el nuevo trabajo de Nacho Vegas. Toda una declaración de intenciones del cantautor por mostrar su óptica del quehacer diario en la salvaje senda del asfalto urbano. La lírica es su plato fuerte, como no podía ser de otra forma acompañada, en este ocasión, con toda una amalgama de colores y texturas para sentarse única y exclusivamente a deleitar, sentado, este buen trabajo. 
Con el piano como aliado inseperable en los temas sobre los que se asienta el mensaje de 'El Manifiesto', se acompaña de suaves guitarras y de coros que seducen la soledad del escuchante. Una historia de amor casi imposible entre un hombre y una mujer en 'Lole y Bolan', la dicotomía existencial de la muerte llevada a cabo en 'Morir o Matar' o el juego de 'Nuevas Mañanas' en la que cuenta que siempre que se esté seguro en el amor, no habrá despertar que haga perder lo que uno quiere. 
'Detener el Tiempo' como tema completo de la obra se traduce en horas de curro en los retoques. En su 'Desastre Manifiesto', se deshace por trasmitir la historia del opulento con un mensaje de sin perdón. Su voz, suave, melódica, angustiada en ciertos momentos y melancólica en otros tantos, se desliza en la mente del escuchante hasta su próxima aventura en el terreno de sus palabras al aire. El trabajo es la esencia y base en la diferencia de esos discos que quieren y no pueden y de aquellos, como éste, que sin casi querer, pueden con todo. Enhorabuena. 
12-01-2007 Industrial Copera, Granada
Fotos Merche S Calle © IndyRock



26 enero 2006 Sala Sugarpop, Granada
Fotos Merche S Calle © IndyRock



Es hora de recapitular
por Luis Miguel Albarracín
Cuando tienes que rendir cuentas a tu persona, cuando no puedes escapar por más tiempo de tu destino y de tus sentimientos, es el momento de escuchar las canciones de este gijonés llamado Nacho Vegas. El concierto en la capital granadina dejó sabor a afianzamiento y a paso seguro en su carrera. Un "Cerca del cielo" que sirvió de apertura a la expulsión de demonios interiores sembró una guitarra y un hombre más pegados al mundo marino que al terrestre. Preparado con su arma predilecta y dispuesto a disparar a quemarropa. Ojos cerrados, voz al límite de la extenuación y sinrazones expuestas desde un yo intimista, equilibrado y lúgubre. "Localidades agotadas para el concierto", aparecía en un cartelito en la entrada de la sala. Iba a explotar de un momento a otro, no podía ser de otra manera. Ya estábamos avisados al ser considerado su directo como uno de los mejores del año que ya nos dejó. "El hombre que casi conoció a Michi Panero", "Ella me confundió con otra persona", la magnífica "Nuevos planes, idénticas estrategias" (no me imagino a su autor "paseando por el Carrefour") o la apoteósica "Ocho y medio", tocada sólo por él y dedicada a todos los que no paran de recoger agua gris. Ocho y medio es la canción que desahoga tu memoria cuando ella se ha ido y sabes que no va a volver -"te he perdido y esto duele"-. 
La banda andaba como el Darro: aparecía y desaparecía según el criterio del líder de Las Esferas Invisibles, el grupo que le acompaña a lo largo de la gira. Con un público entregado, escuchándolo a escasos metros y con un silencio que a veces era sólo eso, silencio, su actuación discurrió con sobriedad, contundencia, intimismo y resquicios quemados según lo dispuesto en su plan de ruta. No faltaron canciones de su primer larga duración ("Actos inexplicables"), de su álbum doble ("Cajas de música difíciles de parar"), de su última maravilla ("Desaparezca aquí"), y del Ep que anda presentando por todo el territorio español ("Esto no es una salida").

Sus canciones están hechas por un músico, el trovador del siglo veintiuno, como alguien dijo en aquella atestada sala. Si obviamos videoclips y falsas egolatrías, nos queda un tipo como este ex-Manta Ray, sentimientos agolpados que a menudo nos da vergüenza mostrar, incluso a nosotros mismos, pero que es necesario recogerlos en algún lugar para que nuestra vida no se pare y siga hacia donde todavía nadie ha escrito. Y qué mejor lugar que un artefacto llamado cd que cada cierto tiempo nos regala Nacho. Una parada obligatoria para continuar con más fuerza el camino. 


Nacho Vegas y las esferas invisibles
19//11/2005 Sala el nuevo garaje de la Tía María.  Murcia.
Por J M Rojas / IndyRock

La noche murciana nos acogió con los brazos abiertos a todos los excursionistas que desde Granada habíamos decidido ir en comunión a oír las palabras del nuevo predicador del siglo XXI, el señor Nacho Vegas. Guitarra en mano y con una copa a su lado empezó el sermón sin más respaldo en el escenario que la luz roja que lo engrandecía y hacia aún mas especial el momento en que las esferas invisibles lo comenzaron a acompañar sabiendo en cada momento cuando la congregación deseaba postrarse ante un perfecto muro sónico o ante suaves rasgueos de la guitarra del protagonista.
Con un respeto absoluto cada persona del público, escaso en Murca, coreaba con apenas un susurro canciones como "Al norte del norte" , " El hombre que casi conoció a Michi Panero" o las dos maneras de entender "El jardín de la duermevela" donde Nacho con un libro antiguo del que parecía leer nos hizo ver la luz hasta que, con una sonrisa maliciosa, apagó nuestras fantasías  al enseñarnos vacías las páginas que lo componían.
Una hora y media después todo había terminado. Nacho y las esferas tomaban copas cerca del servicio de la sala separados de mi por una rendija de madera con ruedas a través de la cuál sentí una mirada cansada y aprobativa. 
Sobraban las palabras, ya se habían dicho todas en las tablas.
Nacho Vegas + Pal
Limbo Starr "on the road" 
14 de enero de 2005   Sala Moby Dick Madrid
por Andrés Sánchez Sandaza - IndyRock

Ayer se inició en la sala Moby Dick la  mini gira promocional de Limbo Starr que pasará por Salamanca y León. El reclamo principal era Nacho Vegas, trovador de plata convertido en autor de culto. Sus acompañantes dos de las nuevas apuestas de este sello, remate y Pal.

La sala no tardo en llenarse, ni el concierto en empezar. Así remate inició el concierto exponiendo los temas de su "Ballads Don´t change things". Cantautor barbudo, que se apoya en los sonidos más clásicos del folk y del blues para interpretar desde un punto personal sus composiciones. Sonaron  melodías herederas de Jonny Cash, Neil Young y una armónica próxima a Dylan. Aún así sufrió las inclemencias de un público todavía frío, no dispuesto todavía a sufragar la intimidad de su soledad.

Quizás la gente reservara ese momento para Nacho Vegas. De sobra nos es conocida la frialdad de este nuevo e insurgente cantautor (de rock) e igualmente consabida  la atención que se le ha de prestar para poder disfrutar de su directo. Rompió el hielo con su banda, fue una buena forma de marcar el punto de inflexión, la gente se fue amansando y el silencio fue pedido por la mayoría del público. No fueron más de ocho temas, mitad con banda, mitad acústica. Hubimos de afilar el oído para comprender las letras, que guardan, el misterio, la cotidianeidad, el lamento sostenido y la candidez del viajante. 
 La mayoría de los temas escuchados nos eran desconocidos y formaran parte de su inminente disco " El hombre que casi conoció a Michi Panero". 
Nos supo a poco a muy poco.

Aún así nos quedaba, el que fue la sorpresa de la noche, Pal. Grupo con nuevo y primer disco "Factores que afectan al equilibrio". A mi entender dieron un concierto casi redondo, dejaron ver sus influencias, pero estas eran tan ricas y variadas que hicieron del viaje una travesía con sabor propio.
Sonaron muy noise, con bajos marcados, con teclados y punteos planetarios, con distorsión a los Sonic Youth y psicodelia setentera heredada de Can, Neu o Faust. Para más INRI, la voz tenía un tono grave y profundo, se escondía y emergía entre la música,  y ¡si!, tenía unas reminiscencias a lo Jaime Urrutia,  imagínense la distorsión y la psicodelia de la mano de Urrutia, aunque suene un tanto increíble allí estaba. 
Fue la actuación más larga, cercana a los cincuenta minutos. En su final con todos los componentes del sello presentes en el escenario, aprovecharon el exceso de instrumentos para tocar un último y largo tema de rock sinfónico al más puro estilo de Jackson Pierce y sus Spiritualized.
Si, cualquier amante del rock disfrutó con estos conciertos, con el paisaje lírico de Nacho y por el viaje personal que Pal nos dio a través de atmósferas musicales que se entreliaban hasta decir SI. 

21-11-2003 Sala Planta Baja Granada
Organiza Musiserv
Fotos Merche S Calle © IndyRock




25-01-2003 Granada, Palacio Deportes
Organiza Musiserv
Fotos: J. E. Gómez © IndyRock 
+ Planetas SR. CHINARRO + NOSOTRASH
Las canciones del desasosiego
Nacho Vegas y Las Esferas Invisibles
29 de mayo de 2003 Sala El Sol (Madrid)
Por Paco Camero Mesa - IndyRock

Uno, intentando protegerse del diluvio inevitable de intensidad emocional que fue el concierto de Nacho Vegas en Madrid, se preguntó en voz alta: ¿para escribir estas canciones al límite hay que estar hundido, hundido de verdad? Porque el caso es que en Nick Cave, un músico (enorme) de la misma cuerda, se aprecia una suerte de romanticismo impostado, de pose en definitiva; y en Bob Dylan encontramos al inefable y consumado contador de historias que sabe manejar todos los resortes narrativos, pero los textos del asturiano, más cercano en su actitud artística (y casi seguro que vital) a ese cronista de las miserias que es Lou Reed, son distintos, tienen la tremenda capacidad de abrumar, de deprimir, de empujarnos a una desesperanza hondísima ("Sé que puedo encontrar paz y armonía pero no en esta vida"/"Sólo viento"). Y está claro que esto forma parte de su propuesta estilística (nunca sonríe en el escenario, por ejemplo); que es, pues, también un enmascaramiento artístico, pero aun así sus canciones suenan terriblemente crudas y sinceras y macilentas. Acompañado por Las Esferas Invisibles, algo así como los Bad Seeds de Vegas, éste comenzó el concierto nada menos que con esa maravilla desolada que es "El ángel Simón", para luego volcarse durante la mayoría de la actuación (muy corta, por cierto, aunque de ésas que como un coitus interruptus atrapan y dejan con ganas de más, mucho más) en la interpretación de varios temas de su última entrega, "Cajas de música difíciles de parar" (Limbo Starr, 2003), una obra maestra en el sentido de que ha abierto lúcidamente un camino que antes en España no existía. Ante la ferviente respuesta de un público que completaba prácticamente el aforo y arropado por una formación mucho más eléctrica que en "Actos inexplicables", Nacho Vegas fue propinando sus particulares puñetazos: "Sólo viento"; "La Plaza de la Soledá" (hay que tener mucha clase para componer este tema); la valiente y no falta de sentido del humor "En La Sed Mortal", "Gang-bang", uno de los mejores y más profundos temas que ha escrito, con ese aire de vals de Leonard Cohen; "Etcétera". Tal como está el patio, es difícil encontrar en los escenarios nacionales más intensidad que la que despiden las maduras, desoladas composiciones de este músico español con aroma a poeta maldito. Tras una breve retirada, Las Esferas Invisibles y su cerebro volvieron a salir para tocar "Que te vaya bien, Miss Carrusel", la excelente versión de Townes Van Zandt, y despedirse con la bellísima "En el jardín de la duermevela" en un final de recital impactante y frenético. Si pasa por su ciudad, no dejen de disfrutar de este artista que, al menos musicalmente, ha decidido sufrir y expurgar sus demonios con vistas a un fin superior: hacer música perdurable y con vocación de recordatorio de, como él mismo dice en "Mark Spitz", "la jodienda de vivir".


EL CÁNTICO ESPIRITUAL DE NACHO VEGAS:
`CAJAS DE MÚSICA DIFÍCILES DE PARAR´ 
por Fernando Navarro - IndyRock
 
No se puede imaginar una continuación mejor para `Actos Inexplicables´ (sigue siendo el más sorprendente debut escuchado jamás en España) que este larguísimo, complejo y emocionante `Cajas de música difíciles de parar´, probablemente el primer disco doble de la brevísima  historia del indie nacional y, sin duda, uno de los discos más ambiciosos de los grabados en años en este país. Vegas, como en estado de gracia, en cierto éxtasis creativo, se reinventa y pasa del pecador arrepentido, del narrador de las desdichas ajenas al sufridor consciente, incapaz de parar cuanto mal le circunda; dotado, únicamente, para relatar su dolor, para hacer teatro de él en una veintena de canciones que, como poemas expurgadores, funcionan a la vez como narraciones inventadas y como crónica de una angustia que es real. Abre así, Nacho Vegas, su diario descomunal, más confesional que `Actos Inexplicables´, menos narrativo y mucho más emocional, más intenso y sufrido,  entre el existencialismo y el tremendismo, entre la crónica amarga del perdedor y la (larguísima) tradición de narradores del `yo´ como reflejo de las miserias de la humanidad. 
 La primera parte de `Cajas de música difíciles de parar´, la más insegura e incierta, donde el protagonista aún alberga esperanzas de cambiar (de parar las cajas de música), donde asistimos a la vía dolorosa tan sólo como espectadores, se abre con la hipnótica `Noches Árticas´, densa y cósmica, con J (Los Planetas) de compañero de ceremonia (pues una ceremonia, de iniciación, es `Noches Árticas), a la que siguen una colección de canciones de taberna (lo son `Todos Ellos´ o la enigmática `El mundo en calma´, lo es también el irreal escapismo de `Sólo viento´) que culminan en `En el jardín de la duermevela´, primer momento crucial del cántico espiritual de Vegas, canción tremenda, casi épica, que se va impregnando de un dramatismo que luego culminará en delirio en el segundo diario norteño de Vegas y que da paso a las tres hermosuras que cierra el primer disco, la turbiedad de la ciudad idealizada de `La Plaza de La Soledá´, la tristísima balada de asesinato que es `Por Culpa de la humedad´ y la genial, divertida súplica de `En La Sed Mortal´, para muchos la mejor canción de Nacho Vegas.
Tras `El salitre´, la emotiva crónica sentimental de una pareja que se deshace a lo largo del camino, que abre la segunda parte de `Cajas de música difíciles de parar´, la obra de Vegas se convierte en una irrespirable, hermosa y decadente colección de cuentos y espantos, que es donde, en mi opinión, habitan las mejores canciones de su reciente repertorio. Desde la bellísima melodía, fronteriza y desnuda de `Mark Spitz´; las imposibles, excesivas `Gang Bang´ (circense, barroca, asfixiante, con sabor a grand-guinol y ese final que huele como a pólvora y a callejón, apoyado en el inesperado, húmedo clarinete que para la ocasión toca Thalia Zedek) y `Stanislavsky´ (desesperada, desesperante confesión disfrazada de confesión) o `Monomanía´, desdibujada mientras el amante se pierde a lo lejos, mientras cierran los bares, mientras, definitivamente se acepta, con resignación, a (con)vivir con el dolor; hasta el desenlace (los últimos veinte minutos de `Cajas de Música Difíciles de parar´ son absorbentes, imposibles de borrar del recuerdo) que encadena `Etcétera´(brillantísima, oscura canción que se retuerce y que cambia de sentido, pasando de la inquietud, del horror, casi a la esperanza y finalmente a la tristeza y que contiene, además, algunos de los versos más hermosos jamás cantados en español, "nadie a quien amar / es nadie a quien dañar / etcétera" ) con `Maldición´ (una obra maestra en apenas seis minutos; como en `Actos Inexplicables´ una historia trágica y bellísima, al borde justo de ese lugar, confuso, donde la muerte adquiere un carácter preciso, perfecto y hermosísimo; una canción que casi justifica por si misma todo un disco), y donde ya `Cajas de música difíciles de parar´ no tiene vuelta atrás. `Historia de un perdedor´ (otra historia posible, urbana y divertida, una de las pocas concesiones irónicas del disco) y `La canción de la duermevela´ (desconcertante final en asturiano, adaptando una melodía tradicional que se confunde con una guitarra enfermiza, escurridiza como una aguja) van abandonando el disco, que ha ido entristeciéndose hasta hacerse imposible, retorciéndose, cerrándose como se cierra algún círculo, uniéndose con el disco anterior, consigo mismo y con el trazo inexacto, de tinta corrida, de nuestro propio diario, medio esbozado a la par que las canciones de Vegas.  Aquí seguirá oliendo al humo que no deja de escalar al cielo. 

Nacho Vegas, "Esto no es una salida" Limbo Starr- mini LP 2005
Por J. E. Gómez / IndyRock
Es curioso lo que pasa con Nacho Vegas. Para muchos es un cantautor al uso tradicional, para otros es el ejemplo perfecto del juglar del siglo XXI, dando unidad a las tan cacareadas nuevas tendencias y la música de siempre, las canciones que llegan al corazón por su sencillez. Nacho Vegas  publica con Limbo Starr, un mini LP en el que incluye una canción de su último álbum "Nuevos planes, idénticas estrategias", y en el que vuelve a plantear una especial atmósfera de intimismo, gracias a una voz que cuenta historias y a una banda, Las esferas Invisibles,  que se consolida como de las mejores del país. Soprende la presencia de ritmos de rumba e instrumentación a base de palmas, cajón y guitarra española (con la colaboración de Ratón de Los Delinquentes). Las vivencias de Nacho Vegas son la clave de sus creaciones y en esta ocasión viajan incluso hacia el blues. Un disco en el que está presente la mano de Paco Loco en la grabación y en el gusto por las cadencias "arrastradas" de intrumentación. Cuando aún no ha pasado un año de la publicación de "Desaparezca aquí", Nacho Vegas se hace más interiorista aún, más personal.
Entrevista por Luis Benito Pedruzo

No llego a ser un estudioso de NV, que los hay, pero sí reconozco que este "Desaparezca Aquí" (Limbo Starr, 2005) es un gran disco, tal vez el mejor de los tres. ¿Cómo lo valoras tú? ¿Cuáles crees que son sus puntos fuertes si lo comparas con el anterior álbum?
Me resulta difícil comparar un disco que es tan cercano en el tiempo. Lo que único que te puedo decir es que cuando lo acabé, después de varios meses en 
los que no lo veía nada claro, me di cuenta de que me resultaba un disco muy duro, y a pesar de ello, el que contiene las canciones mejor acabadas y una 
propuiesta más concreta que la del anterior álbum, por haber sido doble. Yo creo que es el mejor de mis discos.
Imagino que tenías tantas canciones para grabar como la vez anterior (la de Cajas...). ¿El disco no es doble por razones económicas o por no aburrir al personal?
La idea es publicar en octubre un segundo epé que prácticamente será un mini álbum, porque hay bastantes canciones de las sesiones del álbum que aún no 
hemos mezclado. Preferí en esta ocasión distribuir el repertorio en varios discos y formatos en lugar de reunirlas todas en otro disco doble.

Para quienes no lo sepan. ¿Qué cuentas en "Desapareza Aquí"?
No se trata tanto de contar como de mirar. Para mí las canciones son miradas personales al mundo y a uno mismo, cuestionando ambas cosas y aun riéndose 
de ellas si es necesario.

¿Es tu disco más rockero? ¿Lo grabaste junto con "Las Esferas Invisibles"?
Sí, en este disco La Esferas suenan mejor que nunca, creo que son un gran grupo. De hecho, cada vez más siento, sobre todo en directo, que somos mucho 
más una banda de rock que un solista con grupo de acompañamiento.

Hasta qué punto mi admirado Paco Loco le ha cogido el punto (valga la redundancia) a NV? ¿Te ves trabajando con otro productor?
Para quienes no lo tengamos muy claro, ¿qué aportó John Agnello a la hora de mezclar que no lo pudiera hacer otro?
Estoy muy contento con Paco y muy a gusto en su estudio. Me encantó trabajar con John también, él le dio una mirada fresca, más distanciada, a las 
canciones, al llegar cuando ya estaban hechas las grabaciones. Le dejamos mezclar y dar su punto de vista sobre cada tema, y sólo cuando ya tenía una 
premezcla lista yo la escuchaba. Prácticamente en todas las canciones me pareció acertadísimo su trabajo, y bastaba con un darle un par de 
indicaciones, algún ajuste puntual, para que la mezcla final estuviera lista. Me gustaría volver a contar con Paco y John para siguientes discos.

No sé si eres consciente de la consideración que tienes como artista, de la excelente acogida que tienes por buena parte de la crítica, de la gente que se interesa por tu vida, obra y milagros... ¿Preferirías ser anónimo? Tengo la sensación de que eres una persona tímida, ¿cómo llevas la popularidad (aunque sea a nivel menor)?
Bueno, resulta divertido... la mayor parte de las veces. En ocasiones uno tiene la sensación de estar en medio de una gran mentira -me refiero en el 
plano social-, pero lo que procuro es abstraerme de todo ello cuando escribo y grabo las canciones. 

¿Qué te falta a nivel artístico para sentirte más satisfecho? Si es que te falta algo, claro.
No me lo planteo así. Es una batalla diaria en la que uno ha de luchar para preservar la honestidad de lo que hace, para mirar a las cosas de una manera
limpia y lúcida y para ser exigente con el propio trabajo.

¿Logras sobrevivir de la música?
Sí, desde hace más o menos año y medio o dos años.

Creo que vives a caballo entre Xixón y Madrid. ¿Cómo te afecta eso a la hora de componer y ensayar?
Eso era hasta el año pasado, porque tenía una novia que vive en Madrid. Ahora estoy más triempo en Gijón, donde además está toda la banda. De todos 
modos es necesario visitar Madrid con frecuencia, porque allí está el sello, la oficina de contratación, una buena parte de los medios para hacer la 
promo, etc. Me gusta así, de este modo no me canso ni de una ciudad ni de otra..

No sé si alguno de tus trabajos han sido publicados fuera de España. ¿Hay intención de ello? ¿Y de actuar fuera del territorio nacional?
Sí, hubo distribuciones en Francia, EEUU, Taiwan... Mi intención y la de Limbo Starr este año es el de intentar llegar a sudamérica.

¿Qué te parece la moda del new-folk? ¿Te quedas con algún artista?
Si te refieres a la escena americana, me gustan especialmente Will Oldham, Smog, Catpower, y más recientemente, Bright Eyes. Will oldham, por ejemplo, 
ya ha acumulado una obra enorme, en calidad y cantidad, desde hace doce o trece años. En este sentido no creo que sea una moda; el folk representa una 
gran influencia para el rock y el pop. Los últimos discos de Johnny Cash, verbigracia, dan fe de la estrecha relación entre el country y el pop.

Me gustaría conocer tu opinión sobre la disolución de Chucho. ¿Veremos a Fernando pronto presentando un nuevo proyecto musical?
Seguro que sí, aunque no te puedo decir mucho al respecto. No he hablado con Fernando desde que anunciaron la disolución. (Junio 2005)

CANCIONES SOBRE MORIR 
Nacho Vegas  "DESAPAREZCA AQUÍ"  LIMBO STARR 2005
por Fernando Navarro- IndyRock

"Todo el mundo fantasea / con una muerte dramática" dice un comedido Nacho Vegas, no sin sorna, en "Maravillas de la Condición Humana", la breve introducción con que se inicia "Desaparezca Aquí", su tercer trabajo, el más sólido hasta ahora, el más equilibrado, quizá el mejor disco de los que ha grabado (discusión estéril, creo, elegir entre alguno de los discos imprescindibles de esta figura imprescindible). Una obra que gira, precisamente, en torno a eso: la muerte. La muerte (o mejor aún, morir) vista desde la distancia, desde el humor, desde el cinismo y el desencanto, como leit motiv de un disco donde el yo fatalista de "Actos Imprescindibles" y el yo decadente de "Cajas de Música" deja lugar al narrador desencantado, amargo y casi alegre -gran paradoja-, el buen bebedor, el valiente. Así, tras la introducción, continúa "Desaparezca Aquí" con "El Hombre Que Casi Conoció a Michi Panero", una tragedia disfrazada de comedieta, cuyo humor negro está a la altura de la grandísima "El Ángel Simón"; una maravilla donde el protagonista hace repaso a su vida delante de los amigos que lo visitan en su lecho de muerte. Y la cosa no se detiene ahí; en el disco más rock tras su abandono de Manta Ray, de nuevo, espiritual, atormentado, culpable, siempre a la busca de la redención, de la salvación pasajera, al menos, Nacho Vegas ha dado forma a su cancionero más clásico (el rock estridente de esa esquizoide historia de amor de "Ella Me Confundió Con Otra Persona", la ligereza conspiranoica de "Nuevos Planes, Idénticas Estrategias"; la amarga "Cerca del Cielo", sobre la hazaña del escalador Juanito Oiarzabal, la vindicación de los excesos de "Perdimos el Control"), canciones sobre estar muerto y no saberlo, o estar a punto de morir, o no hacerlo nunca jamás, desde la sobrecogedora intensidad acústica de "Ocho y Medio", quizá el otro gran momento del disco o la súplica de  "Autoayuda" a la valiente resignación de "La Noche Más Larga del Año", el cierre del disco, donde el narrador (Nacho Vegas, el personaje) solo, frente al cielo oscuro, sin una sola estrella que ilumine la playa, como un absurdo héroe romántico, fuera de su tiempo, trasnochado, viene a decir: "Estoy preparado". Sólo Dios sabe la importancia de pronunciar, bien alto y sin miedo, esas dos palabras. 
NACHO VEGAS `Actos inexplicables´ Limbo Starr
por Fernando Navarro- IndyRock

Sobrecogedor e intenso, inesperado e inexplicable, `Actos Inexplicables´ es, sin lugar a dudas, el más personal, ambicioso y sorprendente disco grabado en este país en años, en décadas. Jamás en la breve historia del pop nacional ha surgido un cronista de la autenticidad de Vegas que, apropiándose del concepto del cantautor, ha grabado una obra única, una sucesión de felicidades y escombros, tan atrevida e imprevisible, tan súbita, que cuesta recuperarse de su primera escucha, siempre en soledad y de un tirón, como quien lee un diario recién encontrado, lleno de confesiones. Concebido y escrito de playa en playa (las playas tristes de Gijón, las playas de luz, llenas de esperanza de Cádiz, donde se ha grabado el disco; la playa a medio nevar de `Al norte del norte´; la playa desolada, de estío, casi insoportable del bellísimo instrumental que abre el disco) `Actos Inexplicables´ es un poema total sobre la redención que hermana a Vegas con iguales cronistas de lo sublime (no anda lejos el contenido emocional del disco de Erice o Salinger, de Nick Drake o Leonard Cohen) De este modo, la carta sincera y triste de `Al norte del norte´, la ciudad pequeña que queda atrás y a la que sólo se vuelve en recuerdos, estáticos, de `Seronda´; la sobrecogedora elegía, casi como un divertido réquiem, tragicómico y genial de `El Ángel Simón´ (una de las mejores canciones que yo haya escuchado nunca es español) o la crónica casi medievalizante, redentora, pecadora y divertida de `El Camino´ ya nos pertenecen como historias que hemos vivido nosotros mismos. Todos esos son ya nuestros pecados. 
 
Fotos: J. E. Gómez © IndyRock
Granada - Sala Planta Baja 24-11-01 + Aroah

Organiza: Musiserv.



NACHO VEGAS Y AROAH. Seis canciones del desde el norte. Acuarela Discos / Limbo Starr Segunda contribución en menos de treinta días a ese concepto tan curioso que es la canción norteña (diferenciada del resto en sus matices emocionales y en su justa ornamentación), "Seis canciones desde el norte" reúne a dos figuras que estaban destinadas a encontrarse, Nacho Vegas y Aroah. Surgidos ambos de extraños mundos musicales (en el primer caso el universo oscuro de Manta Ray y por cierto complejo autodidacta a lo Holden Caulfield) Vegas y Aroah (alias de la madrileña más bien menuda Irene Rodríguez Tremblay) tienen en común una vocación literaria, apoyada en un cierto intimismo, casi de cantautor (concepto siempre peyorativo en este país que gracias a discos de cómo éste toma un nuevo significado) con unos recursos vocales a veces extraños y casi siempre hermosos. El EP se abre con "Las manos dentro del agua" un hermosísimo tema de Vegas, con un texto emocionante, conmovedor y nostálgico, como el de "Noches de verano en la casa gris", que sirve para cerrar el disco, ambas canciones sobre pasados más o menos felices que se han alejado. En medio encontramos un disco pequeñito compuesto de tres estupendas canciones de Aroah, (el conmovedor "Our Walk", "From The Butler Institute of American Art", donde Irene demuestra sus capacidades vocales y la breve, hermosísima "Finally (if I´d Only known)", con la slide de Vegas como protagonista) y un tema más de Nacho, "Baby Cat Face", una obsesiva canción lynchiana, sucia y polvorienta, paradójicamente sureña en esta obra de baladas norteñas. Fernando Navarro 


Nacho Vegas en FIB 2001
Fotos: Carlos Sánchez - IndyRock
Benicassim 2001



 
Formación:
Nacho Vegas - guitarra, voz 
Xel Pereda - guitarra, banjo 
Abraham Boba - piano 
Manu Molina - batería, percusiones 
Luis Rodríguez - bajo 

Biografia
Nacho Vegas es considerado, a estas alturas, un personaje dentro del panorama español. Un personaje tras el que se encuentra el asturiano Ignacio González Vegas (Gijón, 1974), pero, sobre todo un autor prolífico e inquieto. Cuando se habla de Nacho Vegas se habla de un cantautor con influencias clásicas pero que tiene un fuerte arraigo en el rock independiente. Pertenece a esa estirpe de artistas que no temen lo políticamente incorrecto -como Albert Plá, Andrés Calamaro, Josele Santiago, Los Planetas o Fernando Alfaro- y se dedica a iluminar los rincones oscuros, a describir conflictos, emociones y obsesiones, siempre armado de una amplia cultura musical (también de la otra). Su popularidad va traspasando poco a poco el límite entre el público indie y el mainstream. Tras haber publicado desde 2001 tres álbumes en solitario, un puñado de epés, y sus discos en colaboración con Enrique Bunbury y Christina Rosenvinge-, ha generado una admiración y leyenda que sorprende igual que fascina. 
Han pasado unos cuantos años desde que la urgencia juvenil le llevara a coger una guitarra como medio de expresión -escondiendo su timidez tras una melena rubia como miembro de Eliminator Jr-, y NV sigue sin cesar en su búsqueda empírica: ya sea a través de los grupos en los que ha militado (Manta Ray, Diariu), en las colaboraciones que junto a otros artistas ha llevado a cabo -Nosoträsh, Corcobado, Mus o Migala-; o basándose en su propia experiencia vital. Llevado por la misma necesidad, NV dejó Manta Ray para bucear en su mundo interior, para presentarse en solitario, que no solo, para desvelarnos su compromiso con la sensibilidad y la sinceridad, y para ofrecernos un nuevo enfoque a la figura del cantautor rock, fuertemente influenciado por los que él considera los maestros: Dylan, Cohen, Drake o Van Zandt. 

Vegas se crece con cada entrega, porque es un artista capaz de asimilar influencias y reciclarlas con estilo propio. Adapta magistralmente a Leonard Cohen, Townes Van Zandt o Guy Clark. Se mete en las canciones para conocerlas por dentro. Igual se siente a gusto colaborando con las dulces Nosoträsh que con los intensos Migala. Igual comparte gira con el abrasivo Fernando Alfaro que se enrola en el circo freak de Bunbury (a petición del jefe de pista). Lo mismo pone música a los haikus de Diariu que comparte un epé con Aroah o firma un precioso tributo a Bambino. Nacho disfruta aprendiendo y buceando en las canciones, propias y ajenas. 
Sin duda, una de las claves de su "éxito" sea la calidad emocional de sus letras, declaraciones de una conciencia obsesionada con la necesidad de explicarse a sí misma, de revelar sus pasiones y de dar a conocer sus crisis más íntimas; desbordadas por un mundo interior en el que la vida y la literatura se entrelazan con las esferas individual y colectivas, y confluyendo para crear un imaginario que las trasciende, hasta el punto de conseguir que personajes, títulos o frases se hayan asentado en el subconsciente común de sus seguidores y formen ya parte de sus vidas. Dramáticas pero esperanzadoras historias -en parte gracias al uso de su cáustico y personalísimo sentido del humor-, construidas sobre sentimientos verdaderos que hablan de la pérdida y el encuentro, de la confusión y la clarividencia, de la carne y la medicina, y en definitiva, de la vida misma; muchas de ellas protagonizadas por personajes patéticos, y con la presencia constante de elementos como el mar, la oscuridad, la luna o el sol, que nos recuerdan que vivimos bajo una inmensa voluntad exterior. NV, constantemente sobre los escenarios, en solitario o acompañado, explorando y registrando, y así tal vez mitigando sus conflictos y miedos, apetencias y ansias. 

    VIOLÉTICA Canciones para antes de un atardecer en el mundo

Cuando comencé a dar forma al repertorio del que sería mi próximo álbum, este que ahora presento, tuve claro que sería un disco largo, aunque por motivos diferentes a los que finalmente han llevado a estas canciones a ser distribuidas en su formato físico en un doble CD y en un triple LP. Venía escuchando a una serie de artistas de distintas procedencias y épocas cuya música estaba ligada de alguna manera al folclore de su pueblo (Atahualpa Yupanqui, Odetta, Alfredo Zitarrosa, Violeta Parra, Pete Seeger, Lila Downs, Anne Briggs…) y que, aun siendo grandes compositores, no dudaban en incluir en sus álbumes versiones de temas tradicionales o de otros autores. A diferencia de lo que ocurre en la cultura rock, donde prima el culto a la personalidad y se le otorga un valor preeminente al talento del músico como autor o como intérprete -a menudo atendiendo a cualidades tan resbaladizas como la genialidad o el divismo-, en el folk, carente de ese glamur ostentoso, existe una conciencia colectiva según la cual las composiciones propias son un eslabón más (uno más, aunque no por ello deje de ser único y personal y en ocasiones extraordinario) en una larga cadena cultural de saberes compartidos. Pero no se trata de poner el foco solo en la canción o en el cantante y yo, como alguien que bebe de esas dos ramas de la música popular -el folk y el rock- me planteé hacer un disco que incluyera temas tradicionales asturianos que venía interpretando en directo estos  últimos años, así como versiones o adaptaciones de temas de otros artistas al lado de mis últimos años, así como versiones o adaptaciones de temas de otros artistas al lado de mis propias canciones más recientes. No quería hacer un disco de versiones, sino uno en el que la autoría quedara diluida en favor de una interpretación unitaria de un cancionero heterogéneo.

En el proceso me encontré con algo diferente; no llegué a grabar la mayoría de aquellas versiones o adaptaciones planeadas -solo dos de ellas- y en su lugar y tras una criba reuní una veintena de temas propios. En total registramos 22 canciones, 18 de las cuales forman parte de Violética. Ciertamente, algunos de aquellos artistas que yo tenía como referentes publicaban sus grabaciones a un gran ritmo -muchos sencillos y en ocasiones más de un álbum en un mismo año-, y yo hacía 4 años que no entraba a grabar un disco largo (Resituación) y 3 desde que editara mi último trabajo (el EP Canciones populistas). El resultado, como me dijo Abraham Boba cuando acabamos de mezclar el álbum, puede percibirse como algo parecido a un recopilatorio de mi propio cancionero. A diferencia de anteriores álbumes, que eran más bien colecciones de temas que pertenecían a un momento concreto acotado en el tiempo, veo este disco como una serie de canciones de distinto pelaje que han acabado ordenándose en un disco poco homogéneo que exigía incluir exactamente el número de temas que incluye para no cojear como álbum por algún lado.
 

El disco no fue bautizado hasta poco antes de entrar al estudio de Paco Loco en el que grabamos su mayor parte. En un primer momento mi referente era el doble álbum de Vinicio Capossela publicado en 2016, Canzoni della Cupa, en el que nombra a cada uno de los discos con los títulos Polvore y Ombra, respondiendo a la diferencia conceptual entre uno y otro. Como de costumbre, yo había ido escribiendo las canciones de forma desordenada en los últimos años, pero traté de ordenarlas basándome en dos conceptos que se encontraban en el fondo de la mayor parte de las canciones y que considero fundamentales: la ternura y el amparo. Tomando dos versos de poemas de Raymond Carver, hice una doble lista con mi repertorio y la encabecé con los títulos El don de la ternura y La necesidad de amparo. Provisionalmente, mi doble álbum tendría también un doble título (me venía a la mente el Abattoir Blues / The Lyre of Orpheus de Nick Cave & The Bad Seeds en 2004) y cada disco estaría conceptualmente relacionado con la ternura o con el amparo, aunque en ocasiones la línea entre esos dos conceptos se desdibujaba de forma natural. Además, esa división se acomodaba mejor en la parte más intimista del disco mientras que había temas que no lograba ubicar siguiendo únicamente ese criterio. Y para complicar más la cosa, me di cuenta de que por motivos de calidad la edición en vinilo debía constar de tres discos, así que deseché la secuenciación conceptual y me limité a dejar que las canciones fueran tomando su sitio a medida que las íbamos mezclando. El álbum tendría un único nombre propio, Violética, y lo veía como una obra dramática -tragicómica, más bien- que podía interpretarse en uno, dos o tres actos dependiendo del formato. Y por supuesto, dependiendo del oyente, siempre soberano, podría interpretarse como a cada cual le saliera del trigémino.
 

Pero hubo un momento en el que creí que todo se venía abajo, que se desbarataban los planes, que no había álbum, ni doble ni sencillo, que no había concepto ni nada que se le pareciera, que todo debía volver a ser grabado… La crisis de estupidez que nos entra a veces a los autores que sobreprotegemos nuestras obras del mismo modo necio que algunos padres sobreprotegen a sus hijos, sin darnos cuenta de que no podemos hacer por nuestras canciones más que una cosa: tratarlas con respeto. Imagino que con los hijos debe de ocurrir algo parecido.  De pronto, como suele pasar, volví a ser algo más sensato y conseguí sacudirme parte de la tontería.
 

En una de sus maravillosas novelas, William Saroyan escribió: “Tarde o temprano llega el día en el atardecer del mundo en que lo único que uno desea es echarse en la cama y cerrar los ojos”. Si no fuera uno de los maestros de la ternura, Saroyan a veces resultaría insoportablemente doloroso. Decidí que no quería ver llegar ese momento y, con la ayuda de algunos oídos compañeros, supe ver que tenía entre manos un puñado de canciones que solo podían sonar antes del lejano día en el atardecer del mundo. Entonces fue cuando me pude decir a mí mismo: tengo un nuevo álbum, algo que no deja de sorprenderme nunca por mucho que este sea mi oficio.

Hace poco una buena amiga me confesó que estaba pasando por un momento de su vida en el que le asaltaban un montón de dudas. Cuando le pregunté de qué se trataba no supo responderme con concisión pero me escribió lo siguiente: “Tengo un novio que me quiere, una familia que me apoya, algunas buenas amigas, dos gatos increíbles, un trabajo bien pagado, vivo en la ciudad que quiero vivir, aún puedo ser madre si me lo propongo... Mi vida es perfecta, solo que me apetece hacerla saltar por los aires”. Me pareció lo más lúcido que me había dicho alguien en mucho tiempo. En los últimos años buena parte de lo que escribo se basa en una premisa: tenemos derecho a la infelicidad. La infelicidad, algo que siempre tratamos de combatir pero que es connatural a cualquier ser humano con conciencia, es lo que pone en valor la ternura y lo que hace tan necesario el amparo mutuo, y si no nos arrogamos ese derecho acabaremos queriendo hacer saltar nuestras vidas por los aires y, mucho más importante aún, perderemos la capacidad de empatía hacia la gente que tiene motivos objetivos para ser infeliz, gente más vulnerable o más lastimada que nosotros. La música popular ha sido históricamente un mecanismo de empoderamiento para los más desfavorecidos, pero también nos sirve para establecer vínculos de solidaridad. Si hay algún elemento cultural que pueda tender puentes, ese es la música. Y mientras el capitalismo salvaje parece obligarnos a desear ser felices a toda costa y a corto plazo mediante grandes dosis tóxicas de hiperindividualismo y consumismo, la música a veces le canta a aquellas cosas que nos unen y nos hacen a los seres humanos interdependientes y que la ideología dominante pretende barrer debajo de la alfombra. Son esas las cosas que he tratado de plasmar -no sé si con acierto o sin él- en Violética: un álbum, unas canciones, la ternura, el amparo y otros materiales de los que está hecha la vida, y además el mecanismo del que dispongo para no hacer saltar la mía por los aires.  Nacho Vegas Xixón, mayo de 2018.

Discografía: 
- Actos Inexplicables (2001) 
- Seis canciones desde el norte EP con Aroah (2001) 
- Miedo al zumbido de los mosquitos EP (2002) 
- Cajas de música difí­ciles de parar (2003) 
- Canciones desde palacio EP (2003) 
- El hombre que casi conoció a Michi Panero EP (2005) 
- Desaparezca aquí­ (2005) 
- El tiempo de las cerezas. Doble álbum con Enrique Bunbury (2006) 
- Liceu BCN. DVD del concierto de Bunbury&Vegas en el Teatro Liceu de Barcelona (2007) 
- Verano fatal Mini álbum con Christina Rosenvinge (2007) 
- Canciones Inexplicables Doble recopilatorio (2008) 
- El Manifiesto Desastre (2008)
- "Cómo Hacer Crac" 2011




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