FOTO: J. E. GÓMEZ
ARCHIVO HISTÓRICO * HEMEROTECA
RADIOHEAD * INDYROCK
7TV COMMERCIALS* RELATO
FERNANDO NAVARRO
ALABAMA 1998

Fernando Navarro es escritor,
guionista de cine,
colaborador de IndyRock Magazine desde 1997
7TV COMMERCIALS
(Impresiones sobre canciones de Radiohead)
Nunca olvides que hay que dejar de respirar justo antes de ver
el rostro de tu asesino. En caso contrario te llevas su
recuerdo al infierno y no te abandona hasta que aniquilas, uno
a uno, a todos los miembros de tu familia.
- Dentro del objetivo pasa
algo.
El director de fotografía te requiere de inmediato. Está
preocupado. Se acerca a ti en silencio y te insta a mirar
por el objetivo. Lo observas seriamente. No está bromeando.
Miras. Un destello oscuro como tu pasado te ciega por un
momento. Un mosquito se te ha introducido por el ojo.
Empiezas a querer morir.
- Que demonios pasa ahí dentro.
Te mareas. Te caes al suelo. Te sientes realmente mal, y
puedes oír al pequeño insecto anidando en tu cerebro. Las
uñas se te caen. Te levantas torpemente. Mientras, de tu
nariz gotea débilmente un fluido que si no fuera tan oscuro
jurarías que es sangre. Reconoces una voz en tu interior. Es
hora de rodar.
00:01 High and Dry
En el sur de Norteamérica, se esconde un secreto, custodiado
por cientos de monstruos. Polvorientos, raquíticos o muy
gruesos, silenciosos o ruidosos como nuestro corazón. Son
los pequeños diablos del gótico americano. Ladronzuelos o
hombres atados a maletas, matrimonios consumidos por el
hastío o pequeños niños, futura carne de hamburguesas. Los
chicos escarban bajo la crema de cacahuete y descubren que
es mucho más oscura y peligrosa de lo que parece. El café
toma un color rojizo casi morado, como la sangre del
pecador, negra, sucia. El hombre aferrado a la maleta llora
en el baño, y los delincuentes escapan arropados por la
comida basura. Pero algo (como casi siempre en el infierno)
sale mal. Nunca sabes exactamente que ha sido. Quizá un
pequeño destello te ha hecho perder los papeles, o confiarte
demasiado y has olvidado que también hay que vigilar el
cielo, pues es de allí de donde llegan las peores amenazas.
El hombre de la maleta muere aferrado a un teléfono (hay
tantas muertes como esta) y los ladronzuelos son cazados por
las llamas mientras celebran su victoria. Nunca olvides
echar un vistazo debajo de la cama o al vientre de tu chico,
allí suelen esconder los tipos listos las armas. Aunque
quizás sea demasiado tarde.
00:02 Fake Plastic Trees
Te acercas a comprar al súper. Tu madre, aferrada a aquella
estúpida silla desde hace meses te ha encargado algunas
cosas. Caminas con la vista distraída, pensando en aquella
chica, sí, la del pelo verde. Nunca olvidarás que no sabes
su nombre (y es por que ella no te lo dijo). Un perrito
sintético te olisquea mientras vas a entrar. Sus ojos
brillan como sólo un modelo japonés puede hacerlo. Una vez
dentro del súper un resplandor anula por completo tus
sentidos. Pero no es el tipo de resplandor que se siente
cuando la chica te besa o el tanto sube al marcador. Es de
una luz menos potente, un resplandor amarillo y viciado.
Olvidas que demonios es lo que tenías que comprar. Pero
descubres que algo pasa. La leche es azul. No recordabas que
fuera de ese color. " Siempre pensé que la leche era
blanca". Esta puede que sea de mejor calidad. Por eso es
azul. Y esas patatas tan verdes parecen mucho mejores que
las ocres, aburridas y polvorientas que cocina tu madre.
Estará orgullosa de ti, estas comprando las mejores patatas
verdes de todo el súper. Quizá algo de esa carne amarilla
acompañe bien. Estás un poco confuso. Mientras la cajera te
sonríe maliciosamente, no puedes evitar pensar que algo raro
pasa. " Esto de dormir tantos días seguidos no debe de ser
bueno, cambian los colores de los alimentos".
00:03 Street Spirit
Alguien se revuelve en la cama. El niño tiene que
levantarse. Aún es muy tarde. Es una de esas noches en que
el tiempo se detiene y necesitas que aparezca por fin la luz
del sol y esta no aparece. Uno de esos momentos en los que
los monstruos salen de los armarios, las adolescentes
caminan solas por el borde de las autopistas, y en algún
sitio (en un bosque, muy al norte) un perro se transforma
pausadamente en lobo. Una vez más al despertarse descubre
que no vive en una casa normal, sino en la estúpida caravana
donde sus padres pretendían recorrer todo el país. Pero
llevan en ese lugar, rodeados de demás familias, con otras
tantas caravanas, cuatro años. Se asoma a la ventana. Tiene
miedo. Pero eso le gusta. Se pone una camiseta muy fina y
sale. Comprueba como, lentamente, están empezando a llover
insectos. Hacía tiempo que no pasaba. Las tres viudas lo
saludan, un precioso caballo pasea tranquilo por entre los
coches. Y el niño tiene miedo. Pero eso le gusta. Un tipo
parecido a un ángel en vaqueros se le acerca y le cuenta que
sus padres morirán y que algún día el también y que heredará
un cáncer y una caravana. Y un hombre, entretanto, espera
tranquilo a que la cara se le termine de romper, sabiendo
que no podrá recomponerla esta vez. Y el niño tiene miedo.
Pero eso le gusta. Y las criaturas que lo rodean se elevan,
bailan y los padres terminan de descansar. Pronto será de
día. Al niño le gusta el miedo, por que está moldeado con
esa cera tan particular que poseen solo algunos, y que te
dota para llorar con la alegría y reír con la muerte. Para
volver a tu falsa cama en una falsa casa sabiendo que otra
de estas noches lloverán insectos y tendrás miedo.
00:04 Just
No puedo estar toda la vida preguntándome el porqué.
00:05 Paranoid Android
Robin es pequeño, triste y de colores. Pero los colores de
Robin, aunque vivos, son unos colores dolorosos. Sale con su
amigo a beber algo y es golpeado (a quien cojones nunca le
ha pasado esto). En los bares hay mala gente. Gente que
esconde hachas en sus maletas, orondas camareras que te
ofrecen sus dudosos encantos, tipejos con cabezas en el
estómago. Robin no quiere vivir la vida que vive. O quizá
si, pero necesita descansar. Todos necesitamos dormir un día
bajo el cielo. Entonces Robin se sube a una farola y decide
simplemente mirar y descansar (momento bello, sobrecogedor,
tan sincero como grave). Y un helicóptero pilotado por un
angelito simpático lo recoge y se lo lleva, y lo devuelve
cuando han pasado algún rato juntos. Mientras el político
automutilado cae al agua (momento durísimo, impactante,
demoledor, inusual, de esos que se dibujan con los dedos
cortados). Y mientras Robin y su amigo se marchan en el
mismo Taxi que los llevó al fin de la ciudad, el político,
el trajeado, empieza su nueva vida en un árbol. No puedo
decir más.
00:06 Karma Police
Nunca olvides que hay que dejar de respirar justo antes de
ver el rostro de tu asesino. En caso contrario te llevas su
recuerdo al infierno y no te abandona hasta que aniquilas,
uno a uno, a todos los miembros de tu familia. Entonces
pasas a convertirte en sombra. En un coche, muerto de frío,
se revuelve un espíritu. Tiene el pelo muy corto y conoce tu
nombre perfectamente. Dota a la escarcha de cuerpo y conduce
siempre en línea recta. Al otro lado, un pecador. Grande,
casi como un gigante que acaba de devorar a una bella
niñita. Corre desesperado. Prefiere no mirar atrás
(inteligente decisión) o cuando lo hace desvía levemente la
cabeza hacia el cielo, o la tierra, nunca hacía su
perseguidor. Poco a poco el automóvil se va acercando a esta
criatura desgraciada. El sudor de la bestia cae al asfalto y
se derrite. Es una carrera para locos. Un juego desquiciado
que se repite una y otra vez en tus peores sueños o tus más
hermosas pesadillas. Y entonces el coche se detiene. Las
luces alumbran al pobre hombre. El demonio espera. De
pronto, un reguero de gasolina aparece a los ojos del
gigante como una brecha de esperanza. Echa mano a sus
fósforos. Cuesta trabajo encenderlos, las manos están muy
húmedas y puede sentir un leve temblor en sus dedos. Sin
duda eso es el terror. Pero cuando el pequeño fantasma del
automóvil decide barrer al gigante, las llamas se expanden.
El espectro decide huir, pero es demasiado tarde. Hasta a
los espíritus ígneos los consume el fuego.
00:07 No Surprises
La cabeza tiene algunas contusiones. Pero eso no impedirá
que te manden al espacio interior, al océano. Allí vives
entre algas y un zumbido azul, grande y poderoso, el
vértigo. Trabajas mucho para intentar conseguir una
respuesta antes de que esos hombres de verde que lo
controlan todo, decidan que ha llegado la hora. Dentro de la
fosa, olvidas el rostro de tu chica y como se llamaba el
hijo que perdisteis. Olvidas tu risa y te sorprendes cuando
compruebas que tus miembros y el olor de tu cuerpo es más
negro de lo que te dijeron los doctores. Es una idea
descabellada curar esa enfermedad en el fondo más antártico
del mar. Pero no tienes otra alternativa. Has analizado
todos los moluscos que tenías que analizar y puedes sentirte
orgulloso de ser amigo de ese tiburón blanco que todos los
días viene a devorarte un poco más el vientre. Sabes que
nunca te sacarán de ahí. Se han olvidado de ti. Tu nombre,
mal escrito en una enciclopedia multimedia es lo más cerca
que estarás de la tierra. Ahora te pudres en el mar, y
decides que lo mejor es que el agua te inunde hasta morir.
Lo haces, pero en un último momento, cambias de opinión. El
tiburón volverá mañana. Prefieres morir lentamente, devorado
por el escualo, pudriéndote entre las algas. Así tendrás más
tiempo para recordar.
00:08. Bonus: Rabbit on
your Headlights.
Aquel tipo que nos mira en un banco, en el parque, muy
tarde, cuando sólo quedan bichos, animalejos y perros de
presa, rapaces y duendes negros, es un profeta. Anuncia las
estrellas y los cometas, nos grita que el cielo se le cae
encima cada noche, mientras devora los restos de algo que
parece carne. Tiene una enorme herida en el pecho, dicen que
lo apalearon, pero él afirma que fue una noche, en que Dios
se lo llevó para enseñarle la Tierra Prometida. Aquel tipo,
tiene miedo de la luz de las farolas y de los uniformes de
los basureros. Le recuerdan mucho a algo. Son como la gente
que lo rapto aquel día, mientras caminaba bajo la
luminosamente muerta luz del desierto. De pronto su báculo
empieza a sangrar. Al principio suele asustarse, pero con el
tiempo se acostumbra a todas las maravillas que Dios expresa
delante de sus ojos día tras día. Lo que más le fastidia es
ese quejido que escucha una y otra vez dentro de su pecho.
Esta noche, le molesta especialmente. Intenta hablar
levemente con la última pareja de adolescentes que quedan en
el parque. Permanecen allí hasta tarde para darse besos. Hoy
por fin ella ha permitido que le acaricie los senos. Están
nerviosos y se marchan a casa. Pero no va a ser posible. El
profeta no soporta el dolor del grito de su pecho. Los
chicos se asustan. Les dice que es palabra de Dios, que no
hay que temer. La chica grita. El novio golpea al profeta.
Este se queda muy quieto. Intenta escuchar lo que Dios le
dice. Pero ahora no le habla. " ¿Señor espero tus
palabras?". Pero es en el silencio del Dios cuando los
profetas escuchan sus gritos. Ante este silencio el profeta
le destroza la cabeza al chico. La niña grita, pero un
zarpazo de la bestia la decapita. El parque está en
silencio. El profeta encoge el rostro. Sujeta con fuerza su
poco pelo canoso y comienza a arrancarlo. Presa de la
locura, ensordecido por el silencio del Altísimo. Entonces
con arañazos secos, las uñas sucias, largas, muy afiladas,
se abre el pecho. Escarba buscando el chillido que lo
atormenta. Vacía su pecho buscando entre la sangre y las
vísceras algún resquicio de santidad, algo divino. Pero el
olor de su sangre es demasiado dulce como para pertenecer al
cielo. Y mientras, rellenando de nuevo su pecho, un poco
resignado, reconoce para sí, lo que ya conocía pero se
negaba a creer. Que su naturaleza sólo pertenece a Satanás y
que es a este a quien pertenece la Tierra. Tal vez alguna
madre llorará aquellas dos muertes.
ESPECIAL
* MONOGRÁFICO

Radiohead, presentación
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