RADIOHEAD, TOUR 2000
BARCELONA, 15-06-00 Tour 2000
J. E. GÓMEZ * INDYROCK
BARCELONA, 15-06-00 Tour 2000, Teatro Tivoli +
LAIKA
RADIOHEAD Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO
JUAN ENRIQUE GÓMEZ * INDYROCK
Barcelona, Teatro Tívoli, 15-06-00
Las Ramblas se han teñido de un especial color de techno,
hip-hop y música electrónica. La ciudad envuelve el festival
de música avanzada y arte multimedia, Sonar 2000. Periódicos,
pasquines, flyers, dicen que la ciudad más cosmopolita de
España es la sede de los sonidos del nuevo siglo. Muy pocos
sabían, y lo esperaban con ansia, que la esencia de la nueva
música, del rock más renovador, estaba dos calles más allá de
los platos de scratch. En el Teatro Tívoli, espacio de
variedades de los cincuenta, tres grandes traillers británicos
y dos autobuses de cristales tintados, marcan el lugar donde,
unas horas mas tarde, se abrirían las puertas del particular
infierno de Radiohead. No pudieron iniciar su nueva gira tras
OK Computer formando parte del cartel del Sonar, los
promotores del festival no les consideraron "adecuados". Thom
Yorke había decidido romper con los conveniconalismos y
regresar del mundo de los sueños, de la creación, en espacios
pequeños, teatros con historia y, como nadie osaría regresar
tras haber creado el mejor disco de la década de los
noventa.
A Barcelona, Radiohead, llegaba tras un concierto en el teatro
antiguo de Arles y una suspensión por la lluvia y razones de
seguridad en Vaison La Romaine. El Teatro Tívoli en Barcelona,
tres años después de Ok Computer, volvía a ser la ciudad del
regreso, la premiere de un nuevo trabajo aún casi desconocido,
sin publicar, que Thom Yorke, Jonny y Colin Greenwood, Ed
O`Brien y Phil Selway, han comenzado a destapar, con cuenta
gotas, para conocer la reacción de sus seguidores. En
Barcelona, siete nuevas canciones, cada una de ellas
extrraídas de lo más profundo del particular paraíso-infierno
de su creador, dejaron muy claro que Radiohead sigue siendo el
elemento de distorsión de la música made in Europa y que han
vuelto a poner sobre el escenario los sonidos que marcarán la
evolución de los primeros años del siglo XXI.
Radiohead, ahora, es sinónimo de Sold out. Los sistemas de
venta electrónica y telefónica de la mayor empresa de este
tipo de España, BBVtickets,, se colapsaron. Seguidores de todo
el mundo, periodistas de publicaciones internacionales,
cadenas de televisión, pretendían conseguir alguno de los
1.500 tickets puestos a la venta. Tras un parón de cinco
horas, sistema restablecido y: "No hay billetes". Una realidad
para la autodenominada gira "Grand Tour", "en recuerdo de
aquellos viajes que hacían escritores como Byron o Shelley
después de haber obtenido sus diplomas de Cambridge u Oxford.
Ellos Viajaban para visitar los museos de Europa, de Florencia
a París", afirma Colin Greenwood. Un objetivo convertido en
práctica maliciosa, ya que la realidad es que Radiohead no
acudía a contemplar el arte, sino a mostrar, desafiante,
arrollador, su propia obra en espacios marcados por la
historia.
Las puertas del Tívoli eran la entrada a la ciudad de Babel.
Gentes llegadas desde Francia, Inglaterra, Alemania, Estados
Unidos, Portugal y diversas ciudades españolas, esperaban
acceder al mundo especialmente oculto, misterioso e infernal
de un nuevo Radiohead. Búsqueda de tickets, reventa, "No pass
press"; sólo cuatro "photo pass". Pistoletazo de salida, el
Tívoli comienza a ser el nuevo "Planeta Radio". "Polars bears"
en camisetas w.a.s.t.e.
Phil Selway observa, atento, al final de la platea, las
evoluciones electrónicas de Laika, sus amigos de apertura. A
las 22 horas, los sonidos de Talk Show Host, envuelven un
escenario de contraluces anaranjados y azules. El viaje ha
comenzado, las puertas del infierno dejan salir el calor, la
rabia, la nueva propuesta de la rabia del milenio. La sala
explota. Thom Yorke se siente integrado, Ed apoya desde su
espacio a la izquierda del set. Jonny explora, Colin y Phil
son la maquina, el metrónomo sin pausa, sin queja, sin
alteraciones, solo por la emoción superan a la maquina. El
teatro se cae, se silencia, se relaja, se mueve... Street
Spirit, la cadencia rítmica tras la aventura de How to
dissapear...y la revolución de una nueva era, National Anthem,
sin duda la mejor forma de definir a los nuevos y diabolicos
Radiohead. Garra, oscuridad, misterio, guitarras alejadas de
tópicos, no hay rifs, no hay melodía ¿o sí?, sonidos
guturales, desgarros, ladridos desde el lado obscuro de la
existencia. Fuerza de rojo, violeta y azul.
El infierno de Dante ha vuelto. Radiohead renace desde las
tineblas. Lucifer ha vencido, la gloria es ambigua, oscura,
etérea. Yorke se arrastra, se revela, renace. Un ladrido
convertido en eterna melodía de ascensión al paraiso. La sala
no aguanta no aguanta los asientos asignados, se disciplina y
espera. Sin alarmas, sin sorpresas, vuelve la calma, la
esperanza del sonido cadencioso, étnico, rítmico, Lucky,
fundida con Exit Music. Un espacio, un viaje de luz hacia
Knives Out, tremendista, oscura, llanto incontolado y... la
explosión, Airbag cae sobre lo preestablecido, sobre los
métodos y las formas. Yorke está bien, muy bien, se sienta al
filo del set, del abismo, baja, corre, se esconde. Un adios
controlado y bises para emplazar una nueva cita, un nuevo
mundo inexplorado. Just, emoción.
El infierno se torna en paraiso, piano, contrabajo, silencio,
reiteración rítmica. Cuatro miradas convergen en el centro del
set. Yorke domina, se expresa y... muere. La resurrección
llegará tras Lurgee. Los gritos de los niños, de la esperanza
y de la revolución de los sentidos logran el cambio. El
infierno se torna en paraíso, Paranoid Android. La música
cesa, la sala espera.... Y espera.
Radiohead Barcelona setlist
Talk Show Host / Bones / Optimistic / Karma Police /
Morning Bell / How To Disappear/ Street Spirit / National
Anthem / My Iron Lung / No Surprises / Climbing Up The Walls
/ Lucky / Exit Music / Knives Out / Airbag / Everything In
Its Right Place / (encore:) Just / Egyptian Song/ Lurgee/
Paranoid Android /
Al igual que cuando escuché los primeros acordes de Paranoid
Android, vuelvo a estar intrigado..... En Alabama ya se están
tomando las medidas preventivas para la próxima visita de
Satanás a la tierra... Adjunto cartel conmemorativo de esta
celebración. ALABAMA AUTHORITIES HERE ARE ALERT....
Alabama es:
Fernando M. Navarro (IndyRock)
LAIKA, INVITADOS DE RADIOHEAD EN EL CONCIERTO DE TÍVOLI
2000. FOTOGALERÍA
REVIEW #2 BARCELONA, le 15 juin 2000- Frances
LAURENCE BOISNARD * INDYROCK
Changement d'ambiance avec Vaison-la-romaine. Nous sommes dans
une grande cité bruissante d'activité et le soleil et la
chaleur sont là et ne partiront pas. Ces considérations
météorologiques sont moins importantes aujourd´hui puisque le
concert se déroulera au Tivoli. C'est un superbe théâtre
classique avec les sièges de velours rouges et les dorures
d'usage. Le fait que les places soient numérotées autorise une
attente plus calme et moins anxieuse. Les portes ouvrent avec
un peu de retard et une grande partie du public est encore en
train d'acheter des boissons ou des t-shirts quand Laika entre
en scène. La certitude de trouver sa place libre fait qu'une
partie du public n'a même pas la politesse de venir dans la
salle les entendre. Ils feront donc un set un peu moins
souriant que celui de Arles. Toutefois le public présent les
applaudit, puisqu'il a eu la volonté de les écouter. Le
traditionnel entre-acte arrive pendant que les roadies
changent rapidement le matériel sur un fond de musique jazz
années trente ou quarante entraînant et plutôt joyeux.
.
Enfin Radiohead arrive sur scène sur un morceau d'introduction
comme pour la tournée de OK Computer. On entend notamment de
la harpe sur cet instrumental, peut-être le fameux titre avec
un orchestre symphonique. La première chanson est Talk Show
Host avec son final éblouissant, plein de notes partout. Ils
arrivent sur scène tous plus tendus, ne souriant pas. La
deuxième chanson est l'énergique Bones. Mais le groupe est
surpris que le public ne se lève pas, et Ed fait même des
petits signes aux premiers rangs pour qu'ils se lèvent. Mais
personne n'osera se lever pendant le concert, sauf au moment
du rappel. Ce n'est ni un manque d'enthousiasme, ni l'envie,
mais finalement le public sera écrasé par la solennité du
lieu, n'osant traiter les sièges de velours comme de vulgaires
sièges en plastique d'autres salles plus rock, que l'on
n'hésite pas à piétiner. Après Karma Police, Thom fera même la
remarque en s'esclaffant que l'on se croirai au cinéma et que
l'on va amener les pop corn dans dix minutes...
.
Le groupe commence les premières notes de Planet Telex mais
Thom arrêtera Jonny en disant que cette chanson n'est pas dans
la bonne clé et finalement ils ne la joueront pas sur ce petit
mouvement d'humeur de Thom. Il se dirigera vers le Rhodes pour
commencer "Morning Bells", qu'il annoncera cette fois-ci.
"Dollars and cents" suivra. Finalement les chansons seront les
mêmes pendant la première partie d u concert qu' à Arles. Le
public avait peut-être semblé timoré au début mais au fur et à
mesure que le concert avance, les applaudissements,
l'enthousiasme, la réponse de celui-ci a`la prestation de
Radiohead sur scène ne feront que grandir. Radiohead le
ressent, et ils deviennent plus décontractés, plus souriants.
Le public à son tour sent toute cette énergie déployée par le
groupe. Et ainsi cet incessant aller-retour entre la scène et
la salle fera montée l'atmosphère du concert jusqu'à son
paroxysme sur Paranoid Android, dernière chanson, et après
laquelle le retour à la réalité sera d'autant plus difficile.
.
Les applaudissements sont "naturellement" plus fournis sur les
anciennes chansons que sur les nouvelles qui ont besoin d'être
découvertes. Pourtant, pour les privilégiés pour qui c'est la
deuxième écoute, il est évident qu'un aussi grand pas a été
franchi entre les chansons du quatrième album et OK Computer,
qu'entre OK Computer et The Bends. Peut- être que "Knives Out"
et "Morning Bells" sont plus "classiques", entre doubles
guillemets et les versions de l'album sont encore á entendre.
"Optimistic" est incroyablement entêtante grâce à la batterie
hypnotique de Phil, secondée par un continuo de basse de Colin
tout aussi hypnotique. Un duo de vocaux de Thom et Ed achève
de rendre cette chanson complètement enivrante. "Climbing up
the wall", et la version de ce soir, schizophrénique au
possible, le prouve merveilleusement, était déjà une chanson
angoissante. Et pourtant avec Everyone (the National Anthem),
Radiohead réussit à faire monter l'angoisse encore plus fort
Les quatre cavaliers de l'apocalypse se cachent dans cette
chanson et on se demande si à la dernière note la fin du monde
n'arrivera pas. Heureusement, il n'en est rien et cela nous
permettra d'écouter une nouvelle nouvelle chanson pendant le
rappel : "Egyptian song". Elle a déjà été jouée en public par
Thom et Jonny lors du TFC 99 à Amsterdam, mais la version de
ce soir est évidemment plus finie avec le groupe au complet,
et notamment Colin à la contre-basse.
.
"How to disapear" sur laquelle Thom chante "I am not here.
This is not happening." est un autre grand moment. La chanson
tournant autour de la voix de Thom, répétant ces phrases
jusqu'a`l'entêtement et partant dans des vocaux que lui seul
est capable de chanter. Cette chanson est à rapprocher de
"Exit Music" qui viendra après. Quelque soit le pays, tous les
publics maintenant se taisent pour écouter en silence Thom.
L'écouter chanter seul avec sa guitare acoustique, puis
entendre sa voix s'envoler sur le terrible final tout en
puissance. Et quand on l'entend , surtout ce soir-là
a`Barcelona, on se dit que toutes les amours tragiques
passées, présentes et a`venir, sont là cristallisées dans la
voix de cet homme, à la stature pas impressionnante mais dont
la puissance évocatrice de sa voix fait de lui un géant qui
enveloppe tout le théâtre. Le public l'a ressenti et lui fait
un triomphe. Le reste du groupe aussi, et Ed s'approchera de
lui pour le féliciter. Thom en profitera pour lui parler
longuement à l'oreille, on ne saura jamais à propos de quoi.
.
Pour "Everything in its right place", tout fonctionnera bien,
à la différence de ce qui s'était passé a`Arles, et nous
aurons donc une version plus compète ce soir. C'est la
nouvelle chanson la plus novatrice dans la forme puisqu'il n'y
a plus de guitares. A voir Ed et Jonny assis par terre sur
scène pour l'interpréter, on les imaginent assez bien dans
leur studio en train de s'amuser avec les effets. Cette
nouveauté justement fait qu'ils ne sont peut-être pas encore
entièrement sur d'eux par rapport à cette chanson. Thom,
toujours aussi touchant dans son naturel et sa volonté
créatrice, vers la fin de la chanson, s'assoira sur le bord de
la scène pour écouter dans ses oreillettes de retour le son de
cette chanson. Puis, devant un public abasourdi, traversera la
salle par l'allée centrale pour aller vers la console de son
entendre encore mieux ce que cela donne, puis sortir du
théâtre pour entrer par une autre porte. Il y a bien eu
quelques mouvements mais le public est resté assis, respectant
Thom car il était évident qu'il avait cela, non pas pour ce
faire aduler, mais pour savoir si ce qu'ils offraient au
public était bien ce qu'ils pouvaient faire de mieux. Et si je
puis me permettre, je crois qu'ils n'ont aucun souci à se
faire.
.
Encore sous le choc, et pétrit de respect, le public n'y
tenant plus s'est finalement levé pour le rappel, et quand ils
sont revenus sur scène pour Just, Radiohead ont eu l'agréable
surprise de voir des personnes debout le long des barrières
devant la scène. Pendant le rappel, ils ont joué "Lurgee", "a
very old song" comme l'a présenté Thom , mais plus dans
l'atmosphère pour faire suite à "Egyptian song". Le concert
s'est terminé par un "Paranoid Android" qui a laissé le public
dans un tel état d'enthousiasme paroxysmique que la chute a
été dure quand les lumières de la salle se sont rallumées.
Pour bien signifier que c'était vraiment fini, les roadies
commençaient à démonter le matériel, mais le public est resté
à demander le retour de Radiohead pendant dix à quinze
minutes. Mais rien y a fait, et il a fallu se résigner à
sortir dans la chaleur de la nuit de Barcelona.
REVIEW #3 BARCELONA, le 15 junho 2000- Portugués
POR MIGUEL ABREU
Radiohead em palco; multidão reverente mas agitada; atmosfera
de babel induzida, talvez, porque na noite anterior o festival
Sónar - dedicado à música electrónica - havia aberto as suas
portas. Curiosamente, o Sónar este ano arrancou com um
concerto de Karlheinz Stockhausen (o mesmo pioneiro da
electrónica que esteve presente na primeira edição de sempre
deste festival há meia dúzia de anos) que teve lugar no mesmo
teatro Tivoli em que os Radiohead encenaram o seu regresso ao
contacto com os fãs espanhóis. O que não deixa de ser curioso,
como se um incomum alinhamento astral tivesse convocado um
encontro entre duas formações estelares, distantes no tempo e
no espaço, mas, no fundo, feitos da mesma matéria.
E essa é a matéria do desafio constante às regras instituídas,
no academismo erudito pelo lado do compositor alemão ou no
academismo pop por parte da banda de Oxford. Tanto Stockhausen
como o grupo de Thom Yorke dedicam tempo e energia a dispersar
e a fazer convergir uma vez mais as forças atómicas de uma
música com a mesma raiz (a dos impulsos eléctricos), mas com
modos de expressão obviamente distintos. E ambos são mestres
nisso mesmo: nessa actividade continuada de laboratório onde
cada novo espectáculo ou disco surge como elemento de um work
in progress que mais não é do que uma procura. E o que é que
procuram os Radiohead? Lá iremos. Antes dos Radiohead actuaram
os Laika. "Good Looking Blues", o seu último álbum, serve de
pretexto para um debitar algo frio de canções, como a fabulosa
"Uneasy", cuja letra parece contar a grande história íntima
dos desencontros de amor que outras confluências astrais
parecem ter provocado este ano.
Os Laika foram competentes, mas qualquer apreciação do que
eles fizeram foi inevitavelmente corrompida pelo que se
seguiu. E o que se seguiu foi um dos melhores espectáculos de
que tenho memória. Os Radiohead reviram "OK Computer" (com
fabulosas interpretações de "Karma Police", "No Surprises",
"Exit Music", "Airbag" ou "Paranoid Android") com uma força e
uma raiva contida estonteantes, que elevam as canções ainda
mais e nos obrigam a não esquecer que esse álbum é um dos
pilares da década de 90. Além disso, atalharam caminho para o
futuro, revelando-nos sete novas músicas que deverão constar
do alinhamento do sucessor de "Ok Computer" que deverá sair no
início do Outono e que é já um dos discos mais aguardados
deste ano 2000.
E fazem tudo isto com um som irrepreensível, com um público
colado à borda das cadeiras, conquistado desde o momento em
que adquiriu o bilhete, muito antes de Thom e os rapazes terem
subido ao palco. As guitarras estão lá, e dão expressão à tal
raiva contida, mas há dois pianos em palco (um acústico e um
Fender Rhodes eléctrico), um contrabaixo, samplers, um rádio
portátil, uma paleta enorme de pedais de efeitos para ajudar à
injecção de expressionismo de contrastes tímbricos de que
também se faz a música dos Radiohead. Manipula-se a voz de
Thom, samplada ao vivo, no fabuloso "Everything in it's Right
Place" (do novo álbum), e o vocalista reforça o carácter
espectral dessa manipulação saindo do palco pelo meio do
público enquanto a voz evolui ainda, fantasmagórica, por cima
de um tema em que os Radiohead mostram ser mais inventivos do
que grande parte dos nomes oriundos da vanguarda que fizeram o
cartaz deste ano do Sónar. E afinal, o que é que procuram os
Radiohead? É impossível dizer, o que se pode adiantar, no
entanto, é que pelo caminho vão deixando provas de uma
sensibilidade desmesurada, de uma capacidade de escrever
canções que não obedecendo a formatos pop, tocam no fundo de
nós mesmos, obrigando-nos a olhar para dentro.
E essas canções que parecem surgir de uma memória musical
alargada (com psicadelismo, hip hop, música concreta, Burt
Bacharach, hard rock, trip hop, dub e o soul mais progressivo
de um Marvin Gaye) apontam direcção para um futuro brilhante,
soando depois a muitas coisas e a nenhumas ao mesmo tempo,
fazendo-nos nem que seja por momentos, perder noção de tempo e
espaço, induzindo a vertigem e arrancando as lágrimas de
dentro de nós. Os Radiohead são geniais.