Hellacopters
Twisted Sister
Radio Birdman
Quireboys
Nine Pound hammer
Hydromatics
Mermaid / NCC
Cherry Valence
Holy Sheep
Segundo Z.
Por
Jesús S.
Lo que hace dos años era un proyecto fruto de
una apuesta que entonces se antojaba fantasmagórica, se ha
convertido en una inmensa realidad. Juan Cacheda y el Área de
Juventud del Ayuntamiento de Jerez siguen apostando fuerte por
el rock, algo de lo que otras corporaciones deberían tomar nota.
Y que digan lo que quieran, pero tener esto en plena Andalucía
del flamenco, el caballo y la imaginería semanasantera es algo
impagable. Público venido desde todos lados: Italia, Inglaterra,
Alemania. Y por supuesto, de todos los rincones de nuestro país.
Buen ambiente en definitiva, a pesar de no alcanzar una cifra
exagerada de asistentes. Mejoría en el aspecto organizativo en
cuanto a instalaciones, mejor restauración y servicios. Suspenso
en el tema de las caídas de última hora, aunque eso es lo que
implica contar con bandas que apenas existen o cuya continuidad
penden de un hilo. De todas formas el cartel se reestructuró de
manera brillante y se cumplieron a la perfección los
horarios.
La primera jornada del festival contaba con el
cartel a priori más flojo. Aun así la tarde-noche del jueves se
saldó con un notable alto. El dudoso honor de abrir el festival
correspondió a Commando 9mm, que en media hora ofrecieron la
habitual dosis de punk de la vieja escuela. Tras ellos,
Rock-A-Hulas ofrecieron un histérico show a pleno sol donde el
rock n´roll más cafre se impregnó de surf y fuzz. Sonaron
intencionadamente sucios, gamberrearon lo suyo y salieron ilesos
del trance, seguramente porque poca gente les prestó
atención.
La primera aparición internacional corrió a cargo
de Motorchrist. La banda de Danny Nordahl (ex NY Loose y Faster
Pussycat) abrió con los primeros acordes del "Hell´s Bells" de
AC/DC y a partir de ahí repasaron su disco de debut, finalizando
el show con el "I just want to have something to do" de Ramones.
Vinieron, vieron, bebieron pero no vencieron; estuvieron bien
sin más y ofrecieron lo justo para dejar un buen sabor de boca a
aquellos que gustamos del hard sleaze de antaño. A esas horas ya
paseaban entre el público unos tipos vestidos de cuero negro,
que más tarde tomaron el escenario. Lords of Altamont gustaron a
casi todo el mundo, ofrecieron más show que música pero dejaron
caer buenos temas que animaron a la gente a agolparse en las
primeras filas.
El retorno de
Texas Terri a nuestro país
rescató las polémicas habituales que la envuelven. Mientras
algunos la califican de bluff sin talento, otros nos resistimos
a pensar que su éxito en España es producto de una campaña bien
orquestada en connivencia con algún que otro medio. En cualquier
caso, la Terri ofreció un show más que correcto. Es cierto que
sus temas no van a cambiar el curso de la historia (aun menos
las novedades que presentó), pero la tía sabe bien a qué juega,
y saca el máximo provecho a sus dotes de frontwoman provocadora
e histérica cantante. Convenció más a la hora de atacar tres
covers que de por sí levantan un show: "I got a right" "I wanna
be your dog" y "Sonic reducer", amén de intercalar/ensuciar el
stoniano "Jumpin´Jack Flash". ¿Oportunismo o sentido
homenaje? Cada uno puede pensar lo que quiera, considero que
polemizar sobre ello más que nada es una pérdida de tiempo.
Como el dia a la noche se pareció la actuación de
Terri a la siguiente, ya a plena noche.
Jason Ringenberg y
sus Nashville All Stars tomaron el escenario y en una hora
repasaron fielmente el legado de los Scorchers. Hubo mucho
feeling en su show y un buen puñado de genuino country-rock
apegado al lado más clásico del género que provocó que el sector
duro de la audiencia se abriese a buscar un bocado.
Mucha gente se preguntaba que hacía una banda
mayoritariamente desconocida encabezando el cartel, pero
Thee
Michelle Gun Elephant son una realidad desde hace unos
años. Dioses en Japón, su calado en nuestro país se reducía a un
pequeño círculo de inquietos. Pues bien, la apuesta de la
organización valió la pena, porque estos japos la montaron
gorda. Ya desde su aparición bajo las notas de "The Godfather"
evidenciaron una imponente clase. Bien vestidos, serios,
decididos. Sencillamente arrasaron, aun entre el sector más
escéptico de la concurrencia. Musicalmente poderosos, afilaron
guitarras y machacaron nuestras psiques con una alucinante
selección de rock n´roll kamikaze, exquisitamente atronador.
Sonaron temas de sus dos discos más conocidos, "Gear blues" y
"Casanova snake". "West cabaret drive" puso en marcha un bolo
que se recordará durante meses, seguida por joyas como "Smoking
Billy", "Revolver junkies" y "Rodeo tandem beat spectre". En
definitiva, dieron una soberbia muestra de por qué eran los
líderes de la jornada, acojonando al más duro de los
concurrentes. Sayonara, babies.
El segundo dia todos teníamos una sensación algo
extraña tras las cancelaciones que se produjeron. Hubo reajuste
de cartel y finalmente la ausencia de Wildhearts, Rock City
Angels y Warrior Soul se suplió cambiando del jueves al viernes
a Dan Baird y los suyos. A pesar del desajuste que provocó en
muchos fans no poder ver a tipos como Kory Clarke o Ginger
descargando en directo, la gente no se desanimó y finalmente
pudo vivir una espléndida velada de buen rock n´roll. Desde el
comienzo con los malasañeros
Bummer, la tarde fue un
constante "better and better". Juancho y cia. afrontaron el
calor con humor, ofrecieron un show intenso con algunos de sus
mejores temas ("Party lights", "Chaman Boogie"), y nos regalaron
su versión de "Under my wheels" con Kike Turmix sumándose a la
fiesta, sudando y berreando como un poseso.
Precisamente los antiguos coleguitas de banda de
Mr. Turmix fueron los siguientes en tomar al escenario. Gracias
al cielo,
Sin City Six han vuelto, porque es una banda
que estaba llamada a ser muy grande, aunque en su show jerezano
apenas pudieron demostrar su potencial, evidenciando una lógica
falta de rodaje. De todas formas, esperemos que la
conexión USA-Malasaña vuelva a funcionar y nos depare grandes
momentos en el futuro.
Savoy Truffle tomaron el escenario poco
después. Muchos no les habíamos escuchado todavía, pero las
referencias eran inmejorables, así que nos apostamos en las
primeras filas para presenciar un show que a nadie decepcionó.
Sí, finalmente pudimos constatar que en Japón también saben lo
que es una bandera confederada. Y es que si no fuera por los
ojos rasgados, estos tios habrían pasado por cualquier combo
revivalista del área de Alabama. La actuación hay que valorarla
en su justa medida, como lo que fue: una portentosa demostración
de rock sureño perfectamente ejecutada por una completa banda
que incluía percusionista. Eso acentuaba aun más su sonido, muy
cercano por momentos a Allman Brothers, quizás algo más duros.
Cerraron su show con una tal vez excesiva jam aliñada con un
largo solo de guitarra en la más pura tradición Duane Allman,
pero nadie podrá reprocharles que no estuviesen a la altura de
las grandes bandas que les sucederían, esa misma noche, en ese
mismo escenario.
En el ambiente crecía la tensión. La gente era
consciente de que a partir de ese momento iba a suceder algo
grande, muy grande. A pesar de no contar con Rick Richards, Dan
Baird y lo que queda de los
Georgia Satellites,
acompañados por Ken McMahan (The Dusters) a la guitarra,
ofrecieron uno de los shows del festival. Todos conocíamos el
amor de Baird por la música que interpreta, el modo en que se
vuelca en cada riff, cada palabra, cada concierto que da. Pero
lo vivido fue algo de una esquisitez tal que ni la ya extinta
luz solar pudo eclipsar. Uno tras otro, Dan y los suyos fueron
desgranando el más rockanrollero repertorio de los Sats. Sonaron
"Don´t pass me by", "All over but the crying", "Sheila", "I
dunno"...en fin, cualquiera que conozca esos temas sabe de lo
que estoy hablando. Dan dejó caer también alguno de sus temas en
solitario y puso su voz al servicio del legado Bolan cuando en
plena jam nos regaló una fantástica "Get it on" que sonó como el
cielo. Por si eso fuera poco ofreció también una particular
visión del "Pills" de N.Y.Dolls. Podrían haber estado horas
tocando, pero la puntualidad mandaba...
Junkyard fueron relegados al tercer puesto
de la noche cuando la organización entendió que debían ser
Quireboys los que precedieran a
Twisted Sister. Pero eso
es un detalle sin importancia porque estamos hablando de dos
bandas realmente imponentes, aunque si debo de ser objetivo,
creo que Junyard se deberían haber llevado ese mérito, más aun
después de ver su actuación. Parece que todas aquellas bandas de
la oleada angelina de finales de los 80 debieran pedir perdón
por haberse dado a conocer en una época en la que tristemente
trascendía más las groupies que te agenciabas, el jaco que te
pinchabas o la cantidad de maquillaje que pudiera soportar tu
piel. El caso de Junkyard es tal vez el más sangrante. Nunca
conocieron el éxito masivo, cuando lo merecían como el que más.
Y si habían de pasar una reválida importante, el Serie Z les
daría la oportunidad. Así que recién reunidos, virtud de un
milagro obrado por Pat Muzingo y la persistencia de Juan
Cacheda, se presentaron en Jerez sin saber muy bien si la cosa
saldría de manera medianamente decente. Y joder si pasaron la
prueba. Nada más aparecer en escena David Roach, aun ya sin pelo
crepado, la cosa se caldeó bastante entre la gente. Mirada
seria, concentrada, mano en micro, ojeando de soslayo a la
banda, Dave disparó al cielo y comenzó un inmenso show de hard
rock and roll. Sonaron endiabladamente poderosos, como si nunca
se hubiesen tenido que separar y buscarse curros cutres para
subsistir. Iniciaron la velada con "Life Sentence", del mismo
modo que en su directo editado hace un tiempo. Y una por una
fueron cayendo todas esas joyas que deberían ser valoradas como
lo que realmente son, clásicos de un época que muchos ignoran:
"Hot Rod", "Blooze", "Misery Loves Co.". Las guitarras sonaron
como nunca, Muzingo aporreó la batería como una bestia, y Dave,
bueno, Dave demostró estar por encima del bien y del mal, por
muy jodidas que le hayan ido las cosas en la última década.
Actuó con carisma, consiguió que las primeras filas se
sacudieran, bajó al foso, ofreció vino a sus fans y se dejó
abrazar. Puso el alma en cada nota que salía de su garganta,
como en ese emotivo "Simple Man" o en el aclamado "Hollywood".
Un concierto cien por cien sentimiento y pura emoción, como la
que demostraron interpretando "Tush" y "Lost in the city", y que
además terminó de la mejor manera posible, con un inesperado
"Whole Lotta Rosie" que puso todo aquello patas arriba. En
definitiva, algo que no se puede contar, sólo vale haberlo
vivido.
Quireboys lo tenían dificil para superar a
los americanos, pero aun así ofrecieron un show digno. Eso es
algo garantizado cuando tienes a un frontman como Spike delante.
Un tipo que, en todos los sentidos, ha heredado a Rod Stewart en
voz y actitud escénica, pero que se aleja del concepto de
impostor cuando lo tienes delante. Acompañado, como es habitual,
por una banda de circunstancias ("this is Quireboy´s 45th
guitarrist", bromeó Spike presentando al nuevo hacha ) que no
estuvo especialmente brillante, ofreció un show vocalmente
espléndido, interpretando el repertorio habitual de los ingleses
con pasión. Desde "This is rock and roll", desgranaron lo que
todos esperábamos: "Tramps and thieves", "Hey you", "There she
goes again". Ofrecieron un renovado "Whippin´ boy" menos country
que el original, y dejaron para la recta final la emotiva "I
don´t love you anymore" y "7 o´clock". El bis, como no, fue la
acelerada "Sex party", y aunque hubo poco sexo y muchos golpes,
el festivo tema de celebró como merecía en primeras filas. Buen
show, pero Spike debería plantearse formar una banda estable y
con gente un poco más solvente y, por qué no, carismática.
Y bueno, llegó el fin de fiesta, y vaya fiesta.
Directamente desde los mas horteras 80´s, como si saliesen de
una maquina del tiempo que les hubiera conservado en formol,
Twisted
Sister pisaron el recinto, directamente venidos del lujoso
hotel donde se hospedaban. Nada más que su presencia en el
backstage ya puso al personal (mucho del cual estaba allí sólo
por ellos, lo que también es triste, oiga) de los mismísimos
nervios. Con el acceso al escenario acotado desde el back por
vayas de seguridad y vigilantes, los jodidos Twisted Sister
pasearon su rebuscado glamour entre una nube de fotógrafos,
subieron al escenario, y una vez allí, sencillamente la armaron.
Reconozco que no esperaba ni en sueños presenciar algo similar.
Los chicos habían vuelto, y lo hacían por todo lo alto, con la
fuerza de antaño. Dee Snider, Jay Jay French, A.J.Pero, Eddie
Ojeda y Mark Mendoza se encargaron, y de que modo, de hacer
mover hasta al más recalcitrante anti-metalero. Fue un show
heavy-metal, por mucho que me digan que los Sister no son heavy
metal. Atuendos, luces, intros espectaculares, poses, fuegos,
ticks jevis del pasado, puños al aire, etc. Todo olió a gran
show de heavy metal, con todo lo bueno y poco de lo malo que eso
conlleva. Sin ser grandes músicos se las apañaron para sacar
adelante un show en el que, desde "The Kids Are Back", ya
se tenían ganado al público. Dee Snider reinó como nunca, cantó
más alto que nadie en el festival, arrancando coros a las masas
en "Stay Hungry" y moviéndose como un poseso enseñando sus
ropajes en "Destroyer". Mark Mendoza ahostió literalmente su
bajo, y Eddie Ojeda anduvo bien a las seis cuerdas, mientras que
Jay Jay le secundaba con acierto. Sonó el repertorio más duro de
la banda: "Under the blade", "You can´t stop rock and roll", la
coreada "We´re not gonna take it". Sólo dieron respiro cuando
interpretaron la aorera "The price". Hubo hasta solo de
batería a la vieja usanza, con Pero alzado a los aires por una
elevadora, que dio paso a la fase humorística del show con Eddie
tratanto de traducir al español las palabras de Dee, con más
gracia que acierto. El final fue un inmenso aluvión de
decibelios, con "Come out and play" y "S.M.F.". Los chicos
volvieron, se enrollaron y triunfaron. Indudablemente, al que no
gustase de su música probablemente le parecerían un chiste, pero
no se puede negar que dentro de lo suyo ofrecieron algo
inigualable, más aun cuando hoy en día bandas coetáneas a ellos
e incluso alumnos aventajados en su día se arrastran sin pena ni
gloria.
La tercera jornada presentaba un cartel de
diferente orientación a la anterior, menos ochentero, más
apegado a la high-energy y el punk-rock. Las dos bandas
españolas que abrieron el evento ofrecieron shows cortos (algo
que habría que mejorar en futuras ediciones) pero intensos.
Primero Holy Sheep anduvieron por el lado vicioso del rock
n´roll en un frenético show que evocaba aquellos primeros días
del punk neoyorquino, y dejaron claro que son un nombre muy a
tener en cuenta en el futuro. Tras ellos llegó una de las bandas
más esperadas del festival, que hubieran merecido tocar a plena
noche y con más tiempo. Mermaid provocaron que ya tempranito el
recinto ofreciera buen aspecto, porque nadie quería perderse a
los navarros que están revolucionando el panorama nacional.
Ofrecieron lo que pudieron dadas las circunstancias, presentando
unos cuantos temas de "Red led or death", con un Íñigo inmenso
que desató un torbellino junto al resto de las sirenas. Abrieron
con "Silver Bullet", un tema tan grande que podría haber firmado
el mismísimo Dave Wyndorf. Ofrecieron media hora de rock duro,
cósmico, ácido. Sonaron "Woman making machine" y "I rock" y
cuando la estaban liando gorda, tras una orgía de plumas de
cojín y decibelios, sencillamente les cortaron el sonido. Feo
gesto que nos dejó a todos bastante indignados; cabría
preguntarse si le habrían hecho eso a alguna de las bandas
foráneas, me temo que no.
En las antípodas de Mermaid,
Nuevo Catecismo
Católico ofreció un show previsible, aburrido y poco
convincente. Se hablan maravillas de ellos, pero a mi me
parecieron muy regulares, y ni siquiera el final con "Endangered
species" levantó apenas al público que los despidió con
indiferencia. A lo mejor no tuvieron su día, pero resultaron lo
peor del Z.
De
The Cherry Valence conocíamos ya su
incendiario directo, aunque quedó claro que en un club es donde
mejor transmiten su propuesta. Aun así, ofrecieron un buen show
que casi mejor habría que calificar de inmensa jam en la que
unieron unos temas a otros, con los dos baterías intercambiando
constantemente, ahora toco, ahora canto. Frenético se mostró
Nick, como siempre el miembro más activo. Ofrecieron indicios de
su inmensa clase y demostraron llevar en la sangre el espíritu
de todas esas bandas setenteras que hacían del caos un arte. Nos
regalaron su fabuloso "Sweat sweat sweat (all over you)",
rindieron tributo de Hendrix, como no, y acabaron en auténtica
juerga sonora con Cheetie, Paul y cia. demostrando que la
calidad y la clase que atesoran son valores que aunque tienen
que pulir les asegura siempre un puñado de incondicionales. Si
les hubiese dado tiempo a más la hubieran líado en serio, como
hicieron hace unos meses en su gira por clubs.
Los que pululábamos libremente por el backstage
pudimos ver desde temprana hora a Blaine y su esposa Ruyter por
allí. El bestial guitarrista de Nashville Pussy volvía con sus
Nine Pound Hammer al escenario en el que el año anterior
triunfara con aquellos. Y esta vez la cosa no fue tan facil. NPH
son una banda totalmente diferente a Nashville Pussy. Arrancan
de lo mismo, el punk gamberro y el sonido americano, pero ellos
alargan ambos conceptos a los extremos y el resultado final es
una especie de country rockeado a mil revoluciones por minuto.
Temas que de tocar tranquilamente con una acústica les podrían
habrir las puertas de Nashville, pero que en esta versión rozan
la paranoia punkera extrema. Con un cantante de formas bestiales
y voz cavernosa a lo Lemmy, fueron desgranando su repertorio en
el que cada tema se parecía al anterior, aunque cada vez con más
y más potencia. Una juerga salvaje que a muchos no gustó, y que
deparó una recta final con casi irreconocibles versiones del
dictatorial "Two Tub Man" y de un acelerado hasta la parodia
"Train Kept A Rollin´" que algunos sólo pudimos reconocer
poniendo gran empeño. Esperabamos que Ruyter, que animó a su
marido desde detrás de los amplis, se uniera a la fiesta, pero
no fue así y la cosa se quedó en simplemente aceptable.
Tampoco triunfó Scott Morgan comandando a los
Hydromatics. Comenzó el show bien, con buena voz y tocando
con autoridad, pero la cosa fue a menos y casi termina en
desastre de no ser por esos temas de la Sonic´s Rendezvous Band
(entre otros, los consabidos "Sweet nothing" y "City Slang") que
la leyenda de Detroit interpretó con más pasión que acierto.
Hubo de cambiar de guitarra varias veces, pero los problemas
técnicos dieron al traste con un concierto que podría haber sido
mucho más. Una lástima.
Y el destino deparó que
Hellacopters
tuvieran que demostrar una vez más lo grandes que son entre dos
de las bandas que más han significado en su evolución, claro que
sólo hubiera faltado que cierto grupo maquillado se hubiera
presentado a la fiesta. Pues bien, los Hellas demostraron una
vez más ser la mejor banda europea de la última década. Ya de
noche, con el escenario acotado a las dimensiones de un club
(donde parece ser que quieren seguir desenvolviéndose), Nick
Royale, Strings, Bobba y demás nos ofrecieron la hora perfecta
de rock and roll que todos esperábamos. Abrieron con "By the
grace of God", y ya entonces se había montado un frenético pogo
en las primeras filas. Sonaron sus temas más recientes: "Down on
freestreet", "Better than you"; escogieron algunos temas de su
pasado reciente (inmensas "No song unheard" y "Move right outta
here", acojonante "Hopeless case of a kid in denial" que Nick
presentó como autobigráfica) y sólo dieron motivos de polémica
al abordar de forma más sosegada sus temas más tradicionalmente
acelerados ("You´re nothin´", "Gotta get some action"). De todas
formas, se comportaron como auténticos clásicos en el escenario,
con las ya famosas posturas de guitar hero de Strings (por otro
lado impecable a las seis cuerdas) y con un Nick disfrutando
cada minuto del show. Sonaron bien (no en las primeras filas),
con el teclado de Bobba otorgandole profundidad y grandeza al
sonido de una banda que aunque muchos digan que van en dirección
equivocada en sus discos jamás decepcionaran en directo. Y si a
eso le sumamos el final con "Search & Destroy" sólo podemos
concluir que dieron uno de los mejores shows del festival,
poniendo en un serio aprieto a Young, Tek y el resto de los
Birdman.
Hacía 18 años que
Radio Birdman no daban señales de vida por estas tierras
del demonio, así que la expectación creada atrajo a un buen
número de seguidores al recinto jerezano. Había gran ambiente
cuando un desmejorado Rob Younger y un inmejorable Deniz Tek
tomaron el escenario. Costó distinguir a Chris Masuak con su
nuevo look rapado y con unas gafas menos cantosas que las que
solía gastar en los setenta. Como no contaron con personal de
apoyo, resultó algo extraño verlos a ellos mismos, una
leyenda, preparando el show. Abrieron con "Burn my eye" y
"Crying Sun", de manera algo fría para lo esperado. La banda
permaneció estática en el escenario, tan solo Younger hacía
amagos de moverse un poco. La cosa empezó a animarse cuando cayó
la primera joya de "Radio´s appear", "Non stop girls", y ese
pedazo de "Hanging On" que abría "Living eyes". En la parte
central del concierto ofrecieron lo mejor de sí, con "Aloha
Steve and Danno", "Anglo girl desire", "What gives" y "455 SD"
(tema presentado por Tek dejando clara su pasión por el motor y
las autopistas). Sonaron bien como banda, pero a mi no llegó a
convencerme el sonido de las guitarras, algo que era
característico de ellos en los 70, más limpias entonces que
ahora, que aparecen más saturadas. Así, el inicio de "Murder
City Nights" no sonó como esperaba, aunque el tema en sí es una
joya que levantó al público. Más temas: "Descent into de
maelstrom", "Do the pop", y recta final con un largo primer bis,
de lo mejor de la noche: la inmensa "Man with golden helmet", la
consabida "New Race", y traca final con particulares versiones
de Elvis ("Wild Turkey") y 13th. Floor Elevators ("You´re gonna
miss me"), que hicieron perder algo de ardor a la actuación pero
que no empañaron un gran show de retorno, más de lo que muchas
bandas jovenes pueden dar. Auténticos maestros del rock, su
legado sigue vivo, y están de vuelta para reivindicar su
ascendencia sobre tantas bandas que les señalan como referencia
mientras el gran público sigue ignorándolos. Así son las cosas
hoy en dia. Siempre tendrán un fiel puñado de seguidores, pero
su terreno debería ser el de las grandes ligas. Esperemos que
esta vez se les haga justicia.
HISTÓRICO EN INDYROCK
CRÓNICAS, FOTOGALERÍAS, COMENTARIOS
SERIE Z 2002
THAT´S THE WAY I WANNA ROCK N´ ROLL!!!
Por
Jesús Sánchez - enviado especial - IndyRock
Fotos:
Lydia García - enviada especial - IndyRock
A la mañana siguiente
empezamos a tantear el ambiente por las terrazas de las calles
mas céntricas de Jerez. Sin llegar a los niveles masivos
del Espárrago (ni falta que hace), vemos que las calles
comienzan a estar tomadas por gente de melena larga y camisetas
de diversa índole. Jerez es un desastre en estos días, la mitad
de la ciudad es una gran zanja donde decenas de obreros se
apresuran para dejarlo todo dispuesto para los juegos olímpicos
de caballos o lo que diantres sea. Pronto avistamos a Kike
Turmix, que no quiere perderse la cita bajo ningún pretexto. Eso
sí, no sin antes insistir en meterse una buena mariscada, a la
que nosotros no acudimos por impedimentos monetarios, así que
buscamos un restaurante de menú muy cutre pero efectivo, y junto
a unos amigos de Madrid y Barcelona nos dirigimos al centro de
la batalla, el impresionante recinto de IFECA, situado en una
punta de la ciudad, rodeado de un gran parque cerca del cual
dejamos los vehículos para acto seguido recoger a nuestra
avezada fotógrafa Lydia e introducirnos con paso aún tímido en
el patio exterior del recinto, una especia de explanada
flanqueada por un lado por el recinto cubierto y por el otro por
unos soportales bajo los que se cobijaban el pequeño mercadillo
y una larga barra de bar. Y lo mas importante sin duda, el
escenario. Grande, con el bonito logo del Z (genial el diseño
del amigo Wyn de Málaga) al fondo, y rodeado de inmensos
altavoces, bastante mejor de lo que esperaba.
Asistimos a los últimos minutos de la primera banda, Sol
Lagarto, bajo un idem infernal que agolpó a la gente al lado
derecho del recinto y pronto Ultracuerpos ocuparon el escenario,
en una actuación breve pero digna, aunque esta vez nos quedamos
sin sus célebres versiones de Iggy, Stray Cats y Elvis. Más
tarde, los veríamos felices entre el publico. La actuación de
los teutones The Revolvers fue probablemente la menos notable
del festival, se esperaba más de ellos y no ofrecieron nada
destacable. Ni su imagen, ni sus textos ni su música me dijeron
nada nuevo; y aunque ofrecer algo novedoso hoy en día es
difícil, otras bandas saben llevar bien a su terreno parámetros
conocidos, mientras que Revolvers insisten en clichés sobados y
lo que es peor, sin gracia alguna.
Backdraft / Sewergrooves
Tras ellos, aparecen Backdraft, otros revivalistas (esta vez del
hard setentero) de los que conocía su correcto sin más "Goddamn
Man Ep" y que a fuerza de tesón y calidad concluyeron una
actuación brillante, bien ejecutada. Sin estridencias, y
dejando claro que su directo es la piedra angular sobre la que
deben construir su carrera, nos ofrecieron buenos trallazos como
"G´damn man" o "Angels high". Como anécdota, la cara de un
amiguete que no salía de su asombro al decirle yo que eran
suecos, mientras él hacía cábalas acerca de a cual estado de las
barras y estrellas pertenecían.
Poco después, tuvimos media hora larga de correcto rock
energizado por parte de Sewergrooves, una banda que no anduvo
como pez en el agua entre tanto hard clásico, pero que se
defendió dignamente ante una audiencia que poco conocía de
ellos. Esperemos a verles en un local pequeño, donde me juego
algo a que esa saturada mezcla de high energy y rock and roll
tiene un efecto mucho mas ventajoso para ellos.
USA TODAY!
Tres grandes bandas americanas 100% serían las encargadas de
elevar la temperatura del festival a limites cercanos al puro
fuego. From California!!! Speedbuggy USA!!! Volvieron a dejarnos
boquiabiertos a los casi 2000 asistentes. Lo mismo que la noche
anterior, pero ahora con un set cargado de fuerza en el que
dejaron claro que son capaces de desarrollar un buen trabajo
rítmico sin descuidar melodías y arreglos en directo. En cierto
modo nos recordaron a lo que anda haciendo Mike Ness
últimamente, una buena mezcla de clasicismo y rabia, con toques
rockabilly en algunos momentos. En definitiva una autentica
gozada de banda, con un buen cantante al frente. Esperemos nos
visiten pronto otra vez.
Five Horse Johnson,
fueron de lo mejor del Fest. Tras conocer que Firebird no
acudirían a la cita, la banda de Toledo, Ohio, se perfilaba como
la gran candidata a ofrecernos genuinos riffs en esta primera
jornada. Y es que lo de estas bestias no es normal. Hoy en día
pocas bandas son capaces de ofrecer sobre un escenario lo que
ellos, que desde ya son para mi una de las grandes bandas del
momento. Basaron su actuación en sus dos últimos discos, temas
potentes e intensos, puro hard blues lleno de increíbles
matices, con la poderosa voz del orondo Eric al frente, melena
al viento, con la harmónica echando humo como siempre, y la
magistral labor a la guitarra de Brad Coffin. Así, repasaron
temas como "Mississipi King", coreado en éxtasis colectivo, o
"Silver", una pieza que eleva a la banda a las alturas de la
ejecución ejemplar: contenida al principio, enrabiándose a
mitad, con un impresionante solo de Coffin que deja la boca
abierta a los presentes, una puta maravilla de principio a fin.
.
Nashville Pussy / Hanoi Rocks
Difícil lo tendrían Nashville Pussy para superar eso, y no lo
consiguieron. Pero sin duda mucha era la gente que ansiaba tener
por fin enfrente a esa fiera llamada Blaine y a su señora
Ruyter. Ellos son los hermanos Young de nuestra época, tios. No
necesitaron forzar mucho la máquina para levantar cientos de
puños al viento al inicio con "Say something nasty". Ni
los problemas de sonido (hubo un momento en que solamente
escuchamos su actuación por los monitores de la banda) pudieron
arrebatarles el más mínimo ápice de profesionalidad. Yo los veo
ya como el típico grupo engrasado que sabes que siempre van a
rallar alto, aunque sea a costa de la espontaneidad que parece
ser que derrochaban en sus inicios. La nueva bajista, KatieLynn
Campbell, meneó bien su trasero mientras Blaine ponía en el aire
las primeras notas de "High as hell". La gente enloqueció con
"Keep on fucking", que será sin duda uno de sus himnos
definitivos vista la reacción que provocó. Y así, fueron cayendo
temas como "Piece of ass" y "Struttin´ cock". Lo mejor vendría
en la recta final, con espléndidas versiones de AC/DC ("Shot
down in flames", donde Ruyter ejecutó a la perfección el papel
de Angus en el solo) y Turbonegro ("Age of Pamparius"). Tras
eso, dejaron caer el telón con el inefable "Go mutherfucker go".
Buen concierto, algo breve pero enérgico, de una de las bandas
en mejor forma del momento.
THE MORE THINGS CHANGE. LA DECEPECIÓN HANOI
Y tras los Nashville, el punto difícil de esta crónica. Muchos
éramos los que esperábamos con ansia desmedida la primera y
única actuación de Hanoi Rocks en nuestro país. Y he de
reconocer que, aunque las crónicas de sus shows en Francia y UK
nos hacían presagiar una noche memorable, lo que tuvimos la
ocasión de presenciar en Jérez fue cualquier cosa menos un paseo
de los finlandeses. Por supuesto, no discuto que merecen seguir
ejerciendo como Hanoi Rocks, al menos esa banda fue obra de
Monroe y McCoy y ellos la siguen pilotando. Sin embargo me
parece que nunca tendremos la oportunidad de vivir lo que otros
fans vivieron 20 años atrás, en la época en la que arrasaban en
sus shows en Helsinki, Tokio o Londres. Su actuación se basó
principalmente en el carisma (no vamos a negar que lo sigue
manteniendo) de Michael Monroe, que apareció en el escenario
luciendo sus mejores galas: gafas, sombrero, pompones...pero me
parece que para esta reunión han descuidado un tema cardinal. No
importa lo bueno que hayas sido en otra época, la gente sigue
queriendo buena música, y bien ejecutada, y de eso me temo que
andan cortitos hoy en día los fineses. Porque a ver, cualquier
guitarrista de tercera haría un mejor trabajo que el realizado
por McCoy, un mito de la guitarra en su época, creador de riffs
y melodías que muchos veneramos, pero actualmente ni
sombra de lo que era. Otros siguen manteniendo un nivel
aceptable, pero nuestro Andy lo está pasando realmente mal, todo
para él son problemas físicos, y ni el desmesurado entusiasmo
(por momentos histriónico) de su compi Monroe, ni el trabajo de
los mercenarios de segunda línea pueden ocultar sus carencias.
Sus nuevos temas no suenan mal, especialmente "People like me"
("Lucky" me convence menos) y ni que decir tiene que su set
actual, en cuanto a ejercicio nostálgico, cumple perfectamente
la labor de devolvernos en cierto modo algo grande, porque temas
como "Motorvatin", "Highschool", "I can´t get it", "Oriental
beat" etc siguen siendo clásicos del rock 80´s, pero fue su
interpretación lo que no nos dejó satisfechos a muchos de sus
fans más acérrimos. En cualquier caso, fueron grandes y esa es
la imagen que me permito conservar en mi retina, al igual que
algunos buenos momentos de su actuación al final, con una más
que correcta versión del "Up around the bend" de la Creedence
(la banda favorita de Monroe) y el final apocalíptico con
"Million miles away". Esperemos que en el futuro Andy salga
adelante y consigan, si no volver a brillar como en 1984, al
menos mantenerse a la altura de la leyenda. Otra cosa sería
arruinar un recuerdo demasiado bello como para tirarlo por la
borda. Tras el show, busco desesperadamente a mi amigas Magenta
y Lydia, dos true-fans de Hanoi, y sus miradas me
confirman que, por esta vez, el maquillaje no pudo ocultar la
triste cara de la realidad. Es hora de volver a la cama, porque
lo de mañana sí que va a ser fuerte. Fuerte de verdad!
LA OPINIÓN DE UN FAN DE HANOI
Extraigo aquí, con expreso consentimiento de su autor, la
opinión de un amigo fan de Hanoi Rocks que quiere aportar otra
visión de lo acontecido. Tiene la palabra Mike Dog (Madrid):
"Indudablemente la actuación de Hanoi iba a traer polémica. Yo
disfruté el concierto un montón, me volví loco berreando
"Malibu Beach" pero tras el bajón de adrenalina
comprendo al sector más crítico, como también entiendo lo que
tú dices. Andy no está ni para girar, ni para grabar, ni para
nada, sólo está para internarlo en un sanatorio a recuperarse.
Con todo lo mal que estaba, apenas sin poderse mover, me
emocionó su actuación: lo huevos y las ganas que le
puso, rockeando a tope y con una sonrisa en los labios.
Por otra parte, Mike estaba demasiado espídico y por
momentos se olvidaba de cantar. Pero joder, tienen una
personalidad tan arrolladora que es imposible no disfrutar,
¿quién hay así hoy día?... nadie. A un concierto se va a vivir
la experiencia y de eso nos dieron de sobra Andy y Mike y
además tienen un repertorio maravilloso. Y si encima llegan a
tocar todo lo bien que saben, pues nos morimos del orgasmo.
Hay que disfrutar más y criticar menos".
Diamond dogs / Nasville Pussy
Supersuckers
Segunda jornada
IT´S SATURDAY NITE...´YOU WANT A PARTY???
Sábado 7 de Septiembre 2002
Son las tres de la mañana del sábado y aun no soy capaz de
asimilar la cantidad de cosas que han visto mis ojos en pocas
horas. Creo haber llegado a IFECA hace un rato, pero miro el
reloj y veo que han pasado doce horas. Tengo imágenes borrosas
que intento ordenar con celeridad. No voy en buen estado
precisamente, y creo que ya sabéis a que me refiero. Pero en
cualquier caso empiezo a recordar las cosas con la nitidez
suficiente como para saber que he vivido momentos realmente
sublimes. Creo que todo empezó por un grupo de blanquitos con
chica negra al frente. Subieron al escenario a eso de las siete
de la tarde, y desde ese mismo instante, toda una noche de rock
and roll se desplegó ante nosotros. BellRays, literalmente, nos
trasladaron al ambiente de los grandes festivales americanos de
los 60, en los que veías a verdaderas bandas dejarse la piel en
un escenario a la luz del dia. Momentos sublimes, con Lisa
Kekaula, con su afro-melena al viento, desgarrando esa garganta
a lo largo de una hora del mejor rock&soul que se recuerda
por estos lares.
Raging Slab habían ocupado ese escenario una hora antes, pero su
actuación, entre lo etílico y lo químico, no pasará a la
historia. Menos de una hora de sufrido hard pasado de rosca, con
una banda de la que esperábamos todo pero que no daba pie con
bola, y que además escogió su set más pesado. Su histérica
guitarrista Elyse no hacía mas que usar el slide arriba y abajo
sin control, y el gran Greg Strzempka apenas podía tenerse en
pie. En todo caso, en estos momentos están girando por nuestro
país, así que esperemos a ver cual es la verdadera talla de la
banda en directo. No llegué a tiempo de ver a Nuggets, PPM y
Señor No y mira que a estos últimos les tenía ganas, pero apenas
tuve tiempo de comer algo antes de afrontar lo que se venía
encima. De manera, que BellRays fueron el primer plato
apetecible de la noche, y de que manera. Profesionalidad,
pasión, fe en lo que se hace, seguridad. Lisa es una maquina de
directo, sin dejar un solo respiro. No para de moverse y cantar
sensualmente apoyada en el hombro de su marido, el bajista y
compositor Bob Vennum. Repasan los temas más conocidos de sus
dos exitosos álbumes como "Stupid fuckin´ people" y "Changing
color" y nos dejan el grato recuerdo de una banda de verdad, sin
artificios, con una tía enfrente que sin ser un bombón sabe usar
su halo sexual y su potente voz como nadie. Muchos de los
miembros de las otras bandas del festival siguieron desde el
escenario su show, en un honroso gesto de admiración.
Nomads
Tras ellos, los suecos Nomads, padres de una generación
entera de rockeros que hoy en dia empiezan a ser reconocidos
como merecen, ofrecieron una actuación intensa que seguimos JF
León y yo desde detrás un lado del escenario, dentro de la zona
"noble". Con paso seguro, desgranan lo mejor de su repertorio,
incluyendo los mejores cortes procedentes de su extensa
discografía: "Crystal ball", "Don´t pull my strings"...y nos
regalan también la espléndida y desconocida para muchos "16
forever", dictatorial rareza que en sus zarpas suena a gloria.
Cojonudas dosis de punk rock de toda la vida, sin artificios
gratuitos, directo al estomago.
ROCK AND ROLL PUDDING...
Media hora después, ya teníamos a los auténticos reyes del
fried-chicken rock en escena. Era una de las apariciones más
esperadas por muchos de nosotros, porque sabemos qué es
exactamente lo que Southern Culture on the Skids ofrecen en sus
actuaciones: humor, serie b y buena música a partes iguales.
Cuando ocupan el escenario, se suceden los comentarios: menudo
teclista llevaban, un tipo gordo como él solo, haciendo muecas
simpáticas, con una estrambótica pinta de mecánico de película
de John Waters. En cualquier caso, el verdadero centro de las
miradas se centraron en el glorioso peinado de Mary Huff, una
tia llena de glamour made in USA, que parece salida de cualquier
novela pulp de los 60. Al frente de la banda, a la guitarra, el
cojonudo Rick Miller inicia el show cantando "Firefly", con ese
increscendo tan especial. Poco a poco van desgranando su
repertorio lleno de rock and roll salpicado de lounge, bolero y
mil historias más. Caen la gloriosa "Banana pudding", "Soul
city", "Licuored up and lacquered down" o el momento freak
de la noche con "Viva del Santo!", su particular homenaje al
luchador mexicano que increíblemente apareció en escena durante
el tema. Ponen el recinto patas arriba con "Shotgun" y "House of
bamboo", dos excelentes representaciones del poder de una banda
dispuesta a lidiar con todo, pero con el sentido del humor como
telón de fondo. Un diez para ellos, sólo me queda esperar a
verlos en un sitio más pequeño para poder subirme al escenario a
bailar con esa mujer!