ZAIDÍN ROCK 28 edición 2008
11, 12 y 13 de Septiembre Granada Recinto junto al Campus dela salud. Gratuito
Fotos Merche S Calle / Juan E. Gómez © IndyRock
UN FESTIVAL TOCADO - Comentario por Enrique Novi
Crónicas por Enrique Novi - Jornada 1 # Jornada 2 # Jornada 3
INCOMPETENCIA TOTAL: Editorial de IndyRock - por Juan Enrique Gómez
MARIA DEL MAL, EL SUEÑO FINAL Por Merche S. Calle
Tercera jornada
Un Festival tocadoLa vigésimo octava edición del Festival Zaidín Rock pasará a la pequeña historia de la música en directo en nuestra ciudad por la polémica que se ha desatado en los medios a raíz de los numerosos incidentes ocurridos durante los tres días en que tiene lugar, primero en la parte trasera del escenario, y más tarde sobre él. La ineptitud de los organizadores en primer lugar para prevenirlos, en segundo para solventarlos, y finalmente para reconocerlos es la principal causa del desaguisado y de que lamentablemente hoy se esté hablando más de cuestiones organizativas que de aspectos musicales. Es indudable que semejante fiasco va a repercutir en el futuro de un certamen que presume de su longevidad -es uno de los más veteranos del país-, de su carácter gratuito -algo acerca de lo que sería discutible presumir, pero que para sus promotores es motivo de orgullo-, y de su innegable poder de convocatoria. Pero es precisamente por todos estos logros por lo que no es admisible una organización tan pésimamente gestionada. La mecha se encendió debido a las diversas trifulcas que se vivieron en el backstage. A la penosa planificación de horarios para las pruebas de sonido, a la falta de profesionalidad del equipo encargado de los cambios entre bandas, que los eternizaron y contribuyeron al retraso generalizado, y a la presión de los grupos con mayor caché para cumplir con las horas de actuación previstas en sus contratos, hay que añadir la desidia y la falta de previsión. No se explica como es posible que incluso en las ocasiones en que todo estaba listo a tiempo, la falta de público haya hecho retrasar el comienzo. Eso sólo es un síntoma de un cartel mal concebido, además de un desprecio absoluto por ese mismo público. Pero si bien es verdad que la primera causante de tanto desatino es la mala producción del evento, no debe ello ocultar que otras muchas deficiencias y decisiones equivocadas, tanto políticas como organizativas, son las que han posibilitado que se llegue a la situación actual.
Comentario por Enrique Novi / IndyRock
¿Vamos a dejar morir el Zaidín?
Para empezar, uno de las causas profundas del fracaso es la ausencia de una cabeza pensante -y responsable- del Festival. A estas alturas todavía nadie sabe muy bien a quien dirigirse para pedir cordura. ¿Al Ayuntamiento, que es su principal fuente de financiación? ¿A la Asociación de Vecinos Zaidín-Vergeles, que es la que ostenta su titularidad y la organizadora oficial? ¿Al Instituto Andaluz de la Juventud, que participa con su concurso Espacio Libre y que también financia en parte el Festival? ¿O tal vez a la empresa concesionaria de las barras, que se lo lleva calentito a cambio de asumir parte de la infraestructura, más que deficiente, por cierto? Seguimos sin saber. De lo que no cabe duda es de que no es presentable que para la celebración de otros muchos conciertos multitudinarios de la ciudad se requiera a sus promotores -privados- los pertinentes y lógicos permisos y certificaciones de todo tipo para garantizar la seguridad y los servicios necesarios (desde Cruz Roja o Protección Civil hasta planes de acceso y evacuación) y un festival como este, con toda su solera, se ponga en manos de aficionados, incompetentes o simplemente bribones. Para muestra un botón: cinco w.c. químicos para una afluencia de entre 10 y 15.000 personas parece una broma en una cuestión que además está bien regulada por la normativa relativa a espectáculos públicos. La fidelidad mostrada año tras año por el público granadino por las fiestas del Zaidín, merece que quien esté en disposición de hacerlo tome nota de lo ocurrido durante esta edición y le ponga remedio a las que están por venir.
Estamos lamentando unos incidentes desagradables pero afortunadamente ninguna desgracia, que aún estamos a tiempo de evitar. Es lo mínimo exigible para un evento con un plantel de artistas ya histórico, que convoca cada año a más de 25.000 personas y que por lo tanto es a día de hoy el más concurrido de los que se celebran en la ciudad y un reducto para la música joven en directo y gratuita. ¿Vamos a dejarlo morir de esta manera?
Teletaxi (Más fotos)
Rebelión a bordoDecíamos ayer que es triste comenzar una crónica festivalera haciendo mención a las deficiencias organizativas. Hoy lo difícil es contar lo que pasó sin ofender a nadie. En ese aspecto el Zaidín ha tocado fondo y veremos si tanta incidencia no acabará por afectar a la propia continuidad de un evento que, enquistadas malas prácticas de sus cabezas pensantes al margen, sigue siendo querido y apoyado por el público. Como era previsible, y a pesar de los conatos de trifulca de los días anteriores por esos mismos motivos, se comenzó cuando ya nos acercábamos a la hora de retraso. A-92 y Teletaxi cumplieron su papel de comparsas y ejercieron de teloneros como mejor supieron sin captar demasiada atención del público que durante sus actuaciones iba accediendo al recinto. La misma audacia que exhiben para elegir nombre, mostraron con sus propuestas musicales. Los primeros con su pop para todos los públicos, ese capaz de adaptar a ritmo de rock cualquier bolero famoso, y los segundos tratando infructuosamente de construir canciones pop con envoltorio indie.
Por Enrique Novi / IndyRock
A-92 + Teletaxi + Hombres Solos + Los Planetas + Lori Meyers + TNT
Era el turno entonces de Hombres Solos, pero, como ya pasaban 30 minutos de la hora que Los Planetas tenían firmada en su contrato, hicieron valer sus galones y tomaron el escenario. La decisión -se comprobaría tres horas después- acabaría por incendiar el backstage y provocar uno de los incidentes más bochornosos que se hayan presenciado jamás sobre un escenario. Los Planetas, pues, comenzaron su actuación y dieron un concierto que fue de menos a más. Todos ellos se enfrentaron a él con ganas y Jota se dejó en casa la indolencia de otras ocasiones. Cantó con solvencia y manejó con desparpajo el hilo de comunicación con las miles de personas que habían acudido a su llamada. Los años sobre las tablas y sus últimos acercamientos al costumbrismo granadino, ese romance que vive con el casticismo flamencoide tenían que notarse. Como dos noches antes habían hecho María del Mal, tampoco ellos pudieron resistirse a la fascinación por el folklore patrio y aportaron su cuota de rock andaluz, con sus canciones de "La Leyenda del Espacio". La verdad es que demostraron su condición de cabeza de cartel y con un repertorio como el suyo, repleto de himnos generacionales a los que ni los más recalcitrantes se atreven ya a ponerle pegas, pocos son los que pueden competir. Ni siquiera unos Lori Meyers en pleno ascenso.
Si alguien había pensado que sus nombres juntos en el cartel iban a suponer una ceremonia en la que los mayores cedieran el testigo del rock local a los jóvenes, como en aquel tour memorable en el que Hinault llegó a meta de la mano de su sucesor Greg Lemond, tendrá que seguir esperando. Los Lori, con firmeza y humildad continúan en expansión pero aún les queda grande un macro espacio como el del Zaidín. Todo llegará. Como por fin le llegó el turno al persistente Cándido Ariza y sus Hombres Solos.
Con una considerable parte del público desfilando, alguien decidió incrustarlos antes que a TNT tal vez temeroso de que si dejaban su número para el final, tal vez su concierto haría honor a su nombre. El problema llegó cuando sin previo aviso, y cuando apenas llevaban 20 minutos tocando, desde los laterales los organizadores -es una ofensa denominarlos de ese modo- los conminaron a terminar su show. Cándido, que hasta ese momento había guardado un prudente silencio acerca del maltrato al que había sido sometido su grupo, víctima de un retraso del que no era responsable, decidió buscar la complicidad del público: "No creo que otros veinte minutos más de actuación puedan perjudicar a nadie, ¿verdad?" dijo dirigiéndose a la audiencia. Fue entonces cuando desde la mesa se les cortó el sonido.
Con lo que no contaban los miembros de la Asociación de Vecinos del Zaidín, ni algún concejal que también andaba entre bambalinas, era con el motín que se venía encima. Los de Cándido podían ser unos Hombres Solos pero valientes, que se negaron a ser engullidos por la mala planificación. Zaidineros y con más de veinte años de conciertos a sus espaldas en todo tipo de garitos de España, dijeron no haberse sentido peor tratados en ninguna parte. Con los asistentes aplaudiendo su postura y aguantando el chaparrón de verse en un escenario con las luces apagadas y el sonido cortado, vencieron por resistencia y gracias a su coraje pudieron concluir su repertorio.
Tras el penoso incidente los esperado TNT nos retrotrajeron a los primeros años de la movida con las canciones del "Manifiesto Guernika". Fue emocionante volver a verlos en tan buena forma y tan rabiosos como entonces después de tantos años, y lo lamentable es el mal sabor de boca que tuvimos que llevarnos a casa por la incompetencia de una organización que no merece tal nombre.
Segunda jornada
Muchachito Bombo Infierno
Sin remedio
Por Enrique Novi / IndyRockEs triste tener que comenzar la crónica de un Festival en el que Muchachito Bombo Infierno, como cabeza de cartel, triunfó imponiéndose a las múltiples adversidades, haciendo mención a los aspectos organizativos. Pero es que la producción del evento, sencillamente, parece no existir. La falta de respeto hacia el público volvió a hacerse patente con las dos horas largas de retraso con que comenzó un espectáculo ya de por sí recargado de contenido. Ya nos hemos referido en otras ocasiones a lo inadecuado que resulta incrustar el concurso que el Instituto Andaluz de la Juventud promueve para los grupos nuevos dentro del cartel del Festival. En primer lugar le resta protagonismo al propio certamen, diluido en la abundancia de nombres más conocidos. Además, lastra hasta el tedio el discurrir de las actuaciones. La asistencia se hace insufrible si a ello se suma la apatía o la nula capacidad de reacción de quien quiera que sea quien lleve la organización. La duda está más que justificada sabiendo que no sería la primera vez que el cartel se modifica o simplemente se retrasa a petición de unas barras en busca de mejores recaudaciones.
Che Sudaka + Los Vecinos del Callejón + Muchachito Bombo Infierno + Porcelina + Supervivencia + Grupos Finalistas del concurso IAJ: The Soubar + Pen Cap Chew + Autómatas
Así las cosas, abrió fuego Supervivencia y su rock contundente. Inmediatamente vino el frenazo con la participación de los grupos finalistas del concurso del I.A.J. The Soubar, Autómatas, que ya repetían del pasado año, y no dieron síntomas de haberse movido a ninguna parte, y Pen Cap Chew, unos chicos duros de Marchena (Sevilla), que fueron los que se llevaron el trofeo de ganadores.
Entonces tomó el escenario alguien que habló en nombre de la Asociación de Vecinos del Zaidín, para echar balones fuera y eludir la responsabilidad del retraso, no achacable ni a la empresa de sonido ni a la organización, según dijo. Fue muy tranquilizador escuchar sus palabras, sabiendo ya que nadie que pudiera haber por allí cerca tenía nada que ver con el desfase horario. Para entonces debían tocar Porcelina, los ganadores del año pasado, pero, el retraso era de tal magnitud que Muchachito Bombo Infierno decidió que no esperaba más y por fin comenzó con su espectáculo.
La diversión y el buen rollo se adueñaron por fin del recinto. El más fresco de los grupos adscritos a eso del mestizaje no concedió tregua para el baile y el despelote, a pesar de los desajustes con el sonido que tuvieron que sufrir. Su apresurada mixtura a ritmo de rumba, rockabilly, swing, reggae, rhythm&blues, así como latinos o balcánicos, no adolece de la dispersión de otras propuestas similares, sino que funciona por la personalidad de Muchachito, por la solvencia de su banda y el preciso concepto del pulso constante que ha de tener el show. Se despidieron anunciando la actuación de Che Sudaka, desconocedores de que aún estaba pendiente la de Porcelina, que con su rock denso rompieron la dinámica fiestera que hubiera debido ser continuación natural con Che Sudaka y Los Vecinos Del Callejón. La pena es que entonces ya eran las 5 de la mañana (a esa hora debía estar terminado el Festival; luego vendrán las quejas vecinales) y mi carroza estaba a punto de convertirse en calabaza.
Incompetencia total¿Qué pasa este año en el Zaidín? La tomadura de pelo con los horarios, retrasos y problemas de escenario, han superado el liston del descaro para llegar al de la incompetencia total de los encargados de la producción, y la de los organizadores que lo permiten, políticos incluidos y responsables de la asociación de vecinos del barrio granadino. ¿Cómo es posible tener a ocho grupos un día y permitirse retrasos de más de dos horas, y cambios de más de media hora? ¿cómo es posible que una hora después del horario de inicio aún quedasen tres bandas por probar sonido? Estamos hablando de un festival con 28 años a sus espaldas. Un evento que siempre está en la cuerda floja por problemas vecinales y sus responsables dejan que se eche más leña al fuego. Así nos va en esto de la música en directo. Algún día nos quedaremos sin nada y no sabremos a qué se debe. Pues acuerdénse del Zaidín 2008. Y el colmo estaba tras el escenario.
Por Juan Enrique Gómez / IndyRock
Segunda jornada
La inoperancia de los organizadores, que se dejan manipular por los dueños de las barras, retrasar horarios para hacer caja, e incluso por la prepotencia del representante del IAJ que obligaron a meter con calzador el concierto de Porcelina destrás de Muchachito, y amenazó con no dar los 30.000 euros de subvención de la Junta. Llegó a hacer un amago de marcharse con toda su corte, como si el festival dependiese de los cinco kilos de la Junta (el Ayuntamiento carga con más del doble y toda la preparación del recinto).
Es cierto que los retrasos hicieron que Muchachito se plantase y exigiese alterar el orden y tocar a pesar de todo lo más cerca posible de su hora, lo que provocó que Pordcelina se quedase para después, pero tras Muchachito, cualquier regidor de escenario sabe que no se puede torear al público y meterles una banda de concurso cuando esperan la locomotora de Che Sudaka. El que tomó la decisión puso en peligro a los músicos, al público y pudo provocar una batalla campal en un recinto con 10.000 personas y el ambiente ya demasiado deteriorado.
Pero no, no escarmentaron. La tercer noche, la última, Los Planetas también exigieron tocar cerca de su hora, y para ello tuvieron que desplazar a Hombres Solos. ¿Si a las 10 de la noche todo estaba preparado y el escenario listo, no se entiende que los conciertos comenzasen a las 10,30 pero se fueran retrasando hasta acumular casi dos horas, y la gente impaciente, y los grupos cabreados y la organización que no sabe distinguir 'figurantes de backstage' con periodistas que tienen que hacer su trabajo... Situaciones anárquicas imperdonables en un evento que debe organizarse y ejecutarse con la precisión de un reloj suizo, y allí, casi nadie sabía dónde tenía la cabeza. Señores del Zaidín, un festival no es jugar a las casitas. Para eso, monten una guardería, o quedénse en la feria.
Por cierto, el plante de Candy (Hombres Sólos) sobre el escenario cuando le cortaron la energía para obligarle a irse, fue todo un ejemplo de saber hacer y reivindicar lo que le corresponde por derecho. El sabe de lo duro que es el Rock and roll.
Primera Jornada - Crónica
Unos que vienen, otros que se vanCon el tradicional e insufrible retraso de más de una hora (cada año repiten el intento de engordar de público el recinto a base de maltratar a los incautos puntuales), comenzó la vigésimo octava edición del Zaidín Rock. Al margen del auto bombo de algunas consignas como la que lo proclama como el festival gratuito con más solera del continente, y otras grandezas que no ha lugar mencionar, la actual edición presenta un cartel ostensiblemente más flojo que en ocasiones anteriores. Otra costumbre ya prácticamente perpetuada es la de hacer cambios en la ubicación o en la disposición, debido a que se celebra dentro de unos terrenos pertenecientes al Campus de la Salud. Un problema que a punto estuvo de acabar con la longevidad del evento y que podría poner en aprietos su continuidad para futuras ediciones. Estos contratiempos seguramente son los causantes de que este año se haya dejado el escenario frente a un considerable desnivel que no va a facilitar ni la visión ni la escucha de lo que pase en el set. Promo-Rock es el nombre con el que se conoce una iniciativa ya veterana dentro del Festival que se propone servir de escaparate para las nuevas propuestas del rock local. La noche del jueves sirvió para dar cabida a esta sección, que siempre resulta estrambótica por la diversidad de planteamientos de los grupos noveles a los que acoge. Así, rompieron el hielo Tennica con su pop amable, y tras ellos se fueron sucediendo los demás. Los provocadores Zutaten, con su radicalismo arty-punk iniciaron su actuación con un extracto del discurso de Chaplin sátira de Hitler, nada menos. Lo de incrustarse la esvástica en el pecho parece que ha quedado para los juegos infantiles de los cachorros punks.
Por Enrique Novi / Indyrock
Saratoga + María del Mal + Bnueve + Masacre verbal + Zutaten + Tennica
Primera jornada, Promorock
El relevo lo tomaron los raperos Masacre Verbal. Todo un alivio si la cosa no pasa de las palabras, y cerró el Promo-Rock el combo Bnueve, un edificante proyecto que partiendo del rhythm&blues, se esfuerza por incorporar a su propuesta las escuchas de algunos maestros innovadores del jazz del S. XX. Les queda mucho camino por andar pero se agradece la intención.
Llegó entonces el momento más emotivo de la velada, la despedida de los escenarios de uno de los grupos más queridos de la última década en la ciudad. María del Mal y su adhesión inquebrantable al rock duro en español y a la consigna calimotxera, se han granjeado una robusta y fiel legión de seguidores que les hizo sentir únicos en una noche muy especial para ellos.
Pasaban las tres de la mañana cuando Saratoga salió a escena. A estas alturas, cuando las principales corrientes del rock han incorporado la naturalidad como un valor en alza y así han conseguido sacudirse la afectación y la impostura que el género llegó a tener hace 30 años, resulta impactante la impermeabilidad de los 'heavies' (ahora los auténticos hablan de metal -pronúnciese métal-) a cualquier aire nuevo. Saratoga, con su heavy ortodoxo, han llegado a convertirse de esta manera en uno de sus principales exponentes del país. El drama es que a nadie más que a los propios 'heavies' parece interesarle lo más mínimo.
María del Mal, última edición
La cita de verdad, la excavadora sónica, llegaba con el último concierto de María de Mal. Una de las bandas míticas del rock hispano, reivindiactivo, fuerte, descarado, contundente, directo y arrollador. Se les nota la calidad de centenares de conciertos y años de carretera. Hacía años que María del Mal se crearon, rompieron moldes e hicieron su propia escuela de rock con personalidad. Se separaron, desaparecieron, y volvieron a aparecer para esta última gira. Despedirse de sus muchos seguidores y no quedar como dieron la "espantá". María del mal se marcha con el listón muy alto, con la actitud de siempre reforzada, con sus tradicionales bases rítmicas aceleradas y explosivas, con el olor a pólvora de sus lanzadores de pirotécnia. Todo un espectáculo que levantó la noche del Zaidín.
En 1998 María de Mal presentaban su primer álbum en la Caverna de Granada. Sus fans inundaban la sala. Coreaban sus canciones. Saltaban y formaban un todo con la banda. Siempre que había un concierto de ellos sabías que la sala estaría aborratada. Después poco a poco los absorbió el silencio. Y durante mucho tiempo no supimos nada más de ellosEL SUEÑO FINAL
Por Merche S. Calle / IndyRock
Maria del Mal / Más fotos
En 2008 deciden volver... para irse.
La gira del adios. La despedida definitiva. The farewell tour.
En el Zaidín, su barrio, los dioses le fueron propicios. Todos sus fans, todos sus incondicionales, amigos y vecinos se reunieron no para despedirse sino para vivir el sueño.
Las canciones de María del Mal no suenan en las radio fórmulas, pero los miles de personas congregadas en el recinto corearon sus letras, sus himnos. Rieron y se desbordaron de lágrimas.
Fue una fiesta.
Con fuegos de artificio- Con cantos y con risas.
Con el fervor que sienten los fans ante su banda favorita.
Con la devoción y la comunión que muy pocas bandas privilegiadas consiguen.
Fue un sueño cumplido.
Estábamos no ante el fin sino ante el glorioso punto y seguido de un sueño cumplido
2007
27 EDICIÓN FESTIVAL ZAIDÍN ROCK.
Granada 6 7 Y 8 DE SEPTIEMBRE 2007
Recinto junto nuevo Estadio de Los Cármenes, cruzando el puente Entrada Gratuita
FOTOGALERÍA: ZAIDÍN ROCK 2007. FOTOS: MERCHE S. CALLE * INDYROCK
2006
26ª Edición
7 8 Y 9 de Septiembre 2006 Granada
Recinto junto nuevo estadio de los Carmenes
Fotos Merche S Calle © IndyRock
2005
Festival del Zaidín, el decano de la alternativa
Por Juan Enrique Gómez / IndyRock
#Jornada#1 Jornada#2 Jornada#3
FOTOGALERÍA: ZAIDÍN ROCK 2005. FOTOS: MERCHE S. CALLE
Ha cumplido 25 años. El Festival de Rock del Zaidín, en Granada, es el decano de las grandes citas de la música alernativa. En su edición de 2005, los aires roqueros, mestizos, e incluso los espacios para las nuevas bandas, volvían a ocupar tres noches de convivencia en torno al escenario zaidinero. Una edición marcada por un especial deseo de homenajear a las bandas granadinas, un movimiento consolidado en la historia de la música de este país y que aún sigue siendo el referente para todo aquel que quiere decir algo en el mundo del rock, el pop y la fusión. Junto a nombres ya míticos de la escena creadora de los 80 y 90, como José Ignacio Lapido (091), Antonio Arias (Lagartija Nick), Quini Almendros (La Guardia), Paco Chica (Dorian Gray), e incluso el incombustible Miguel Ríos, el Zaidín subía a su escenario a los dioses de la fusión, Eskorzo y unía a este especial homenaje a bandas como Reincidentes, Molotov y Siniestro Total (asiduos del Zaidín y clave en la evolución de las bandas de esta ciudad) . Un festival que se caracteriza, entre otras cuestiones, por su gratuidad (lo que facilita el lleno total cada noche, con alrededor de 10.000 personas por jornada), y por ser de los pocos de España que son soportados económicamente por el ayuntamiento de la capital (este año con una pequeña colaboración de la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial) y la asociación de vecinos del barrio donde se celebra. Tres noches para guardar en la memoria.
Un festival en el que los responsables de escenario lograron algo impensable en los 25 años de vida de este evento, cumplir con los horarios establecidos casi con una rigurosidad británica (Wild Punk se encargaba de esa parte de la producción). Como es habitual en casi todos los festivales y conciertos, falló la iluminación, con cadencias que tienden a la oscuridad total, luces rojas que impiden ver los detalles de la banda y direccionalidad en los focos que más bien parecen preparados para contemplar las estructuras metálicas del set que para dejar ver a los músicos. ¿Cómo es posible dejar un escenario completamente apagado durante segundos, y mantener luces estrosboscópicas durante minutos?. Un sobresaliente para la organización y el espacio elegido para celebrarlo.
Promorock, un espacio para la esperanza *Jornada#1
El Zaidín cumplía 18 años celebrando la noche de la esperanza para los grupos que se inician. Un espacio para presentar nuevas bandas emergentes. Rocken, Cinco Duros y Carromato, tres grupos de hard y heavy, compartían escenario con dos pesos pesados, Reincidentes, la expresión más clásica del rock reivindicativo, y Eskorzo, la fusión total. Cinco Duros y Rocken demostraban que formar parte de la escena granadina no es fácil, necesita llegar a la altura de un listón colocado muy alto, superar la prueba del Zaidín es entrar a formar parte de un grupo de músicos con el marchamo de calidad que ofrece la denominación "Granada" para la música alternativa. La primera noche comenzaba con Rocken. Era temprano para un festival que acostumbraba terminar con las primeras luces del sol. A pesar de ello, varios miles de personas estaban ante el escenario, llamados sobre todo por la presencia de Eskorzo, pero ávidas de rock and roll. Cinco Duros se acercan a los sonidos del rock de los noventa, con ciertos aires de hard y recuerdos a 091. Era una perfecta forma de calentar el ambiente para "todo lo que vendrá después". Carromato es un producto musical, en clave de heavy metal, firmado por uno de los más pertinaces seguidores del metal de estas tierras del sur, un joven minusválido "Carromato", que ha dado el paso de llegar con su silla de ruedas desde las posiciones del público a ser la estrella en el escenario, (¿quién no lo recuerda peleando por poder estar cerca del escenario en todos y cada uno de los conciertos y festivales heavys de estas tierras?).
Reincidentes mantiene su leyenda. El rock cambiará el mundo y ha de servir para despertar conciencias. Se pregunta ¿dónde están los de su generación?... perdidos. Canciones sencillas, cargadas de himnos, directas a levantar pasiones de rebeldía. Levantaron, a pesar de ser las tres de la madrugada, puños en alto y gritos de pasión.
Eskorzo, los grandes de la fusión
Se le llama mestizaje, fusión, incluso bullanga, pero lo de Eskorzo no tiene etiquetas. La banda de Toni ha logrado una evolución impensable hace ocho años, cuando ganaban el Lagarto Rock. No paran, van de escenario en escenario sin descanso, seguidos por miles de fans incondicionales. En el Zaidín demostraron estar en forma. Logran arrasar por donde van. Fue la fiesta esperada por más de diez mil personas. La pasión desatada por los sonidos de Eskorzo, con un repaso a casi la totalidad de los temas de sus tres trabajos discográficos, se traducía en grandes masas de gente bailando sin parar, oleadas de público que parecían mover el mundo de izquierda a derecha, de arriba a bajo, hacía delante y hacia atrás. Poco más de dos horas de concierto, en el que, curiosamente, faltó uno de sus grandes "hits" "Si las cabras pueden".
¿25 años ya? hay que ver, como pasa el tiempo... claro, que yo no estuve allí, no tenía edad. Aunque si que he estado presente en casi todos los "Zaidines" de los últimos 10 años. Y en todos ellos he admirado el cartel, me ha parecido que han tenido un grandísimo buen criterio. Buen criterio que se tradujo el año pasado con la presencia de Eskorzo, también otros grupos, por supuesto, pero el concierto de Eskorzo fue de esos que dejan huella y hacen "fieles" de aquí a la eternidad. Concierto que les hizo imprescindibles para este año, y aunque les tocó un incómodo día, a no menos incómoda hora (jueves 00.30), allí había mucha, pero que mucha gente, dispuesta a ir a sus quehaceres del día siguiente con la sangre en los ojos. Tanta gente que aquello estaba lleno, no había más sitio, no se si estábamos todos, pero no cabía nadie más.La noche de Eskorzo y la esencia del R&R
Por Javier Sánchez / IndyRock
Eskorzo se presentó "pintando las paredes" con sus colores, de esa manera que sólo ellos saben transmitir y poner una sonrisa, además de baile, y paz en los que los disfrutan. Dando un espectáculo más sereno, quizás, que otras veces, seguramente debido a que la voz de Toni estaba "espantapitá", pero a la misma altura que nos acostumbran, a la altura del placer de estar con un grupo que transmite sólo buenas vibraciones. Nos regalaron el adelanto de un nuevo disco, y "mirándonos a la cara" nos mostraban que hay mucho Eskorzo aún por conocer y por disfrutar. Muchos festivales y corazones llenos de Salud, Paz y Baile.
Mismo criterio de buen gusto tuvo el cartel del sábado, y no quiero menospreciar ningún otro día o grupo, pero dedicar una noche a bandas de "ayer y hoy" de la tierra, es un excelente plato fuerte. El ir y venir de grupos, sus excelentes y muy diferentes interpretaciones del Rock, y la observancia del numerosísimo público asistente, me hizo meditar profundamente, además de sentirme agradecido en los sentidos. Allí había más de 10.000 personas cantando a todo lo que daban sus gargantas las canciones de los "Cero", cuando Mezcal o Lapido nos las regalaban, también las de Miguel Ríos, o clásicos como London Calling (homenaje de José Anton¡o García a Joe Strummer). Algunos con lagrimas en los ojos, incluso, con nostalgia todos, reviviendo aquellos tiempos en los que el Rock "estaba de moda". Quizás por eso Lapido supo que la canción que todos entonarían como un himno era "Qué fue del s. XX", en una reivindicación de lo que realmente queremos. Como me hallo con cuerpo agradecido, no quiero ponerme a maldecir lo que nos hacen "comer" por las orejas. Pero el recinto se quedó pequeño, al otro margen del río había gente cantando, y todos sintiendo que esto es lo que nos gusta. LARGA VIDA AL ROCK."
Jornada#2La segunda jornada de esta edición tan especial del Festival del Zaidín estuvo marcada por las actuaciones de dos grandes nombres que llenaron el recinto en su nueva ubicación. Al tirón, por otro lado lógico de Molotov, se unió al última hora la presencia de nada menos que de una de las mejores bandas que ha dado el punk nacional, Siniestro Total. En ese ambiente festivo se desarrolló además una nueva edición del certamen "Arte y creación joven" que un año más nos trajo el Instituto Andaluz de la Juventud. Y por primera vez desde su creación, una banda granadina se llevó el gato al agua. Independientemente del rollo innovador, o de la originalidad de la apuesta, lo cierto es que el certamen va cobrando prestigio y cada año las bandas presentadas apuntan más alto. La triada final de candidatos se abrió tas la actuación de Soldier Reggae Band con los jinenenses El mito de Sísifo, que lidiaron con un ambiente aun frío y a los que aun queda mucho por andar. Su música sonó vertiginosa pero algo destemplada, aunque se les ven buenas intenciones. Tras ellos aparecieron Máscara, banda granadina que pegó más fuerte tirando de potencia y solidez a partes iguales. Un buen directo sin duda el de estos chicos, que al final se llevaron el gato al agua. Había satisfacción entre el gentío granadino pero ciertas dosis de indignación entre los que se concluyeron que tales laureles deberían haber correspondido a los sevillanos Pen Cap Chew, que realmente arrasaron en todos los sentidos; son de esas bandas que están un escalón por encima del resto. Triunfarán finalmente si siguen confiando en sus posibilidades y no se dejan desmoralizar por sus resultados en este tipo de certámenes donde tal vez se premien más las posbilidades que las realidades.
De maquetas al descaro de Julián Hernández
Por Jesús S. -IndyRock
Los dos platos fuertes vinieron precedidos por la actuación de los ganadores del certamen anterior, Neorama, banda que en directo mejora bastante lo oído en el disco que grabaron a raiz de su exito del año pasado. Con el recinto ya lleno aparecieron Molotov, una banda que independientemente del rollo que llevan saben meterse al público en el bolsillo a base de buenos golpes de efecto como la inicial lectura del ochentero himno "Rock me Amadeus". Tras ellos, Siniestro Total, Julián y compañía, aun aturdidos por la llamada casi a última hora de la organización, ofrecieron lo mejor de su reciente "Popular, democrático y científico", además de sus consabidos himnos de toda la vida. Dosis de buen humor y buen punk como siempre, además de revisiones de buen gusto como el "David Watts" de los inmensos Kinks y perlas propias como "Ayatolah" con la que cerraron la madrugada.
Corrían los primeros años ochenta, 091, TNT, Lagartija Nick, recogían el testigo de otras bandas como Los Angeles y también de Miguel Ríos. Granada volvía a estar en el candelero del rock hispano, y en la ciudad de la Alhambra, vivía sus inicios un festival por el que, con el paso de los años, pasarían decenas de grupos de pequeño y gran nivel, nacionales e internacionales. Ahora, 25 años después del montaje del primer escenario del Festival del Zaidín, muchos de los que fueron protagonistas de la historia estaban allí, unos sobre el set, otros como espectadores e invitados, de estas bodas de plata, todos ellos bajo el grito de "Bienvenidos hijos del rock and roll", que lanzaba sobre la arena del Zaidín 2005, un curtido por los años, pero incombustible, Miguel Ríos. Todos estaban allí, José Ignacio Lapido, José Antonio García, Juanma Ferri (todos 091); Antonio Arias (Lagartija Nick); Paco Chica (Dorian Grey, Kennedy); Jota (Planetas); Noni (Lori Meyers); Popi (Mania Estereo)... y un sinfín de músicos de la escena granadina.Granada 1981, "yo estaba allí"
*Jornada#3
Por J. E. Gómez / IndyRock
Era la noche del homenaje a las bandas de esta tierra. Una noche que comenzaba con Los Recargables, un grupo de los ochenta, desaparecido en su momento y que este año han decidido volver a la música, canciones sencillas, cargadas de riffs ochenteros y una magnífica ejecución en escena. Les siguió una de las grandes sorpresas de la noche, Kenedy, el proyecto liderado por el que fuese cantante y bajista de Dorian Grey, Paco Chica, que ha reconvertido sus esencias y ha dado una vuelta de tuerca a las tendencias. Ha decidido volver a los sonidos de Elvis Costello, a las cadencias de Sinatra, con ciertos toques de homenaje a Nick Cave. Paco Chica llena un escenario. Voz profunda, cargada de matices, con la imprescindible presencia del que sería una de las estrellas de la noche, el guitarrista Víctor Sánchez. Todo el mundo esperaba saber qué era aquello de Kenedy, ya que el Zaidín se convertía en la "premiere" de este nuevo proyecto.
Los Cero (091) fueron la presencia indiscutible de la última noche del Zaidín 2005, con José Antonio García, cantante de esa mítica banda desaparecida en 1996, José Ignacio Lapido, guitarrista y compositor, y Antonio Arias, primer bajista de aquella formación, ocuparon en tres momentos distintos el escenario del festival, José Antonio con Mezcal, Lapido por sí mismo, y Arias con Lagartija Nick, y desde luego el público, con gritos de "Cero, Cero, Cero", y desde el set viejas canciones de la banda interpretadas, tanto por José Antonio, como por Lapido. Mezcal, es una banda que ha dado una nueva dimensión a aquello de "hacer versiones". Quini Almendros (compositor y guitarrista de La Guardia) aporta un especialísimo sello a sus guitarras, afiladas, cadenciosas, divertidas, y el contrapunto perfecto a la voz del "pitos", para grandes temas de la historia de la música, incluidos algunos de Los Cero.
A Mezcal le seguía José Ignacio Lapido con su banda de siempre, canciones que han entrado ya a formar parte del paquete de las mejores del rock en español, temas de sus tres trabajos en solitario, incluidos algunos del nuevo álbum que saldrá a la calle en el mes de octubre "En otro tiempo, en otro lugar". Lapido recordó, con ese cinismo que le caracteriza, que "la primera vez que estuve en este festival tenía 24 años menos", por lo que puso un broche de oro a su actuación con dos temas de los inicios de 091.
La nostalgia continuó hacia las vivencias del Rock & Ríos, "Bienvenidos", volvía a sonar como himno al inicio del concierto (dos horas de actuación) de Miguel Ríos, que nunca había estado en el festival y había pedido expresamente participar este año e incluirlo en la gira que está realizando por el país. Ante el escenario, casi 10.000 personas, que ya se habían concentrado durante las actuaciones de Mezcal y Lapido. Miguel no ha perdido su fuerza. Afirma que ahora está dando conciertos bestiales. Se le notan los años, pero en que está curtido, dispuesto a seguir, y en una experiencia en als tablas envidiable para muchos de los que seguían el concierto entre las bambalinas del escenario y el "backstage". La estrella, "Víctor Rock"
Los conciertos no sólo son las primeras figuras en el "frontline" del escenario. Junto a los "lideres" hay siempre otros protagonistas, que no pasan desaparecibidos. En el caso de la noche granadina del Zaidín, la estrella indiscutible fue Víctor Sánchez, guitarrista de Del Ayo y de la banda de Lapido. En la tercera noche del festival, Víctor ocupó el escenario con tres bandas seguidas. Forma parte del proyecto de Paco Chica, Kenedy; siguió sobre las tablas como guitarrista de Mezcal, con un impresionante juego de guitarras con Quini Almendros, y continuó con el concierto de Lapido. Más de tres horas sobre el set. Víctor transmite algo fundamental en el R&R: se lo pasa en grande.
Fue el mejor concierto visto a Lagartija Nick en años. El equilibrio conseguido entre temas antiguos y temas nuevos (se atrevieron a abrir con "Decadencia", el tema más excesivo del convulso "Ulterior", hecho con Erik al cajón y samplers de Morente, cerraron con "Hipnosis" y también sonaron "Mar de la Tranquilidad", "Ojalá", "La Curva de las Cosas" y, por supuesto "Satélite"), el sonido (contundente, enérgico, con fuerza, sin compromisos ni concesiones) la actitud (sobre el escenario una puesta en escena sin afección, basada únicamente en una banda de rock diferente, con carácter: las inquietantes presencias de Antonio Arias, Erik y Víctor Lapido, la sugerencia de Lorena y la insolencia de Jesús), el horario (nada más indicado que ver a Lagartija Nick a las cinco de la mañana) y los invitados (J -Los Planetas- y Noni -Lori Meyers- salieron a cantar una sorprendente, mistérica versión de "Fulcanelli") contribuyeron a despejar cualquier duda: Lagartija Nick son, probablemente, la mejor banda de rock del país. La verdad es que siempre lo fueron.Lagartija Nick, "oro" en el Zaidín
Por Fernando Navarro / IndyRock
La noche del sábado congregó a miles de personas en el barrio del Zaidín para poder asistir a una de las mejores noches de rock and roll en Granada de los últimos tiempos. Gente que se desplazó desde diferentes lugares no volvió defraudada a casa. Tras las actuaciones de RECARGABLES y KENEDY (una apuesta musical a cargo de Paco Chica), el turno fue para MEZCAL, una banda de auténtico lujo: Jose Antonio García (ex-cantante de "los 0" en la voz y en la armónica); Quini Almendros (ex- guitarrista y compositor de La Guardia); y en otra de las guitarras Víctor Sánchez (componente del grupo Del Ayo y también guitarrista de la banda de Jose Ignacio Lapido). Tocaron sus versiones preferidas (incluida una de "Otros como yo"), dejando al público muy satisfecho. No hicieron su actuación acústica, sino eléctrica, lo que para un recinto como es el del Zaidín ayudó mucho. Jose Antonio se movió como siempre y Quini tocó como nunca.El sábado, Zaidín en estado de gracia
por Luis Miguel Albarracín
Pero para el que quiera arroz, que tome tres tazas. Era el turno de JOSE IGNACIO LAPIDO, considerado desde hace mucho tiempo como el maestro. Su actuación comenzó con "Luz de ciudades en llamas", canción que daba nombre al Ep que ha editado entre sus dos LP´s (a la espera de su inminente tercer larga duración -"En otro tiempo, en otro lugar-), y desde el principio el recinto fue una auténtica fiesta. Canciones de su segundo LP ("Música celestial") fueron desgranándose de forma enérgica y acompasada. Composiciones como "No sé por dónde empezar", "Nadie besa al perdedor", "Noticias del infierno" o "Alguien vendrá" (recogida en el Ep) demostraron que Jose Ignacio ha creado joyas imperecederas en el tiempo, atemporales. Pero esto se debería decir con más propiedad de las canciones de 091, que ya van pasando el filtro del reloj. Temas como "Espejismo número 8", "Qué fue del siglo veinte", "Esta noche" o la maravillosa "En el laberinto" atestiguan la calidad y entidad del conocido como poeta eléctrico. Víctor Sánchez después de su actuación con MEZCAL continuó en el escenario al lado de Jose Ignacio, y Antonio Lomas estuvo a la altura de siempre, muy bien. Un diez para la actuación de Lapido, con el handicap de su falta de implicación con el público, de una percibido distanciamiento, aunque cada uno tiene su estilo. Y para estilo el de Jose Ignacio.
La noche no podía decaer, y quién mejor para seguir con la buena música que un MIGUEL RÍOS en estado de gracia. Salvo su equivocación inicial, "estoy encantado de estar en el Festival Rock del Albayzín" (que corrigió rápidamente ayudándose de un "no es un problema de Alzeimer, es debido al alcohol"), el bueno de Mike Ríos salió airoso del lance y demostró lo que no hacía falta: que es rockero de nacimiento y eso es algo que se lleva o no se lleva en la sangre. Con una banda de lujo (en la que aparecían nombres como el de Tito Dávila en el teclado o el Niño Bruno en la batería), desgranó los nuevos temas de su último disco ("Miguel Ríos 60mp3") con temas de toda la vida, con su Rock and Ríos como cabecera. Porque "Bienvenidos" sigue sonando de puta madre y temas como "Santa Lucía" o el "Himno de la alegría" no son para que queden en el olvido. "Año 2000", el "Blues del autobús" y otras composiciones que el público conocía muy bien fueron el detonante de una auténtica fiesta zaidinera. Un set eléctrico dio paso a un tiempo para las canciones más lentas y sentidas, como fue el caso de "Santa Lucía". A continuación volvió a sonar de modo enérgico y eléctrico, y sus dos horas sobre el escenario no se las quitó nadie. Sí señor. También hubo lugar para las versiones ("Insurrección" de El último de la fila y "Sábado noche" de Morís). La comunión artista-público fue total (entre otras cosas porque Miguel nunca había tocado en las fiestas del Zaidín -tuvo que esperar a la 25ª edición- y para él también se trataba de un concierto muy especial, para emocionarse). Como broche final el "Himno de la alegría", nada más y nada menos, el tema que le hizo vender discos en todo el mundo. Muy buena actuación para un artista de la tierra que no tiene que volver a Granada para nada, porque nunca se fue. A sus sesenta y un años el tópico de rock "es mejor morir joven y dejar un bonito cadáver" viendo al señor Ríos encima del escenario queda obsoleto. O que se lo digan a los Stones. Se podría cambiar por este otro: ¿por qué morir a los treinta cuando aun te quedan cincuenta años más de rock en las venas? Habrá que reflexionar acerca del tema.
Para terminar la noche, cuando ya eran las tres y media de la mañana, otro grupo granadino de culto, LAGARTIJA NICK. Antonio Arias (antiguo componente de 091) y su banda desplegaron toda su artillería pesada, dejando en todo momento el sello de banda vanguardista y sin límites establecidos, siempre en constante evolución y expansión cósmica.
2002
ZAIDÍN ROCK
12, 13, 14 de septiembre de 2002
Por Paco Camero - IndyRock
A. Arias - lagartija Nick / José Ignacio Lapido
El cartel de la edición del Festival del Zaidín de este año ha basculado de unos momentos a otros entre la comercialidad de radiofórmula (lo que garantizó, claro, una afluencia de público impresionante sobre todo el viernes, cuando tocó la zaragozana Eva Amaral, que se está dando un exitoso baño mediático estos últimos meses) y algunas propuestas con más personalidad, con mayor pulso creativo, con más entidad musical, en suma. Por razones que no caben describir aquí y cuyo recuerdo resultaría ridículamente doloroso, el que firma arriba no pudo asistir a algún que otro concierto, entre ellos el del inefable José Ignacio Lapido, historia viva del mejor pop rock granadino y nacional, escritor de textos que transpiran literatura, algo de lo que pocos pueden presumir en el tenderete musical español. En fin, a continuación, una crónica (tristemente incompleta) de tres días de actuaciones.
Fiona May, grupo de la provincia de Granada que funciona desde hace sólo un par de años, abrieron las actuaciones la primera jornada del festival, el jueves. Su música sonó en todo momento muy potente y bien engarzada teniendo en cuenta que es ahora cuando están construyendo su camino. Hubo en su concierto sonidos cercanos al stoner, pero también, y fundamentalmente, pop rock con mucha distorsión, influencias psicodélicas, recuerdos a la música de los años setenta, algunos giros al punk y un cierto regusto de grunge evolucionado y de rock alternativo. Tuvieron más problemas de sonido de lo deseable, concretamente uno de los guitarristas (parece que con uno de sus pedales), que provocaron interrupciones que rompieron continuamente el ritmo. Por otro lado, la formación evidenció la poca experiencia que aún tienen, pues por momentos sus canciones parecían versiones de otros grupos (For Love Not Lisa, Placebo, Smashing Pumpkins, Nirvana -sonaron dos temas que parecían, aunque con estribillos más poperos, sendos calcos de estos dos últimos, uno de un tema del Siamese Dreams cuyo nombre no recuerdo y otro del "Molly´s Lips" del conjunto de Kurt Cobain-). El grupo ofreció, en definitiva, un buen concierto, pero les falta todavía digerir sus gustos de modo que parezcan influencias y no apropiaciones. Les queda, dicho de otro modo, conseguir la autonomía suficiente para llegar a fabricarse una voz y una personalidad propias.
Lagartija Arias
A continuación tocaron los granadinos Lagartija nick, uno de los platos fuertes. Había expectación por escuchar, una vez más, su thrash moderno, espacial, apocalíptico, con letras que se aproximan a un universo siempre personal, único y a veces surrealista, con metáforas geométricas y mucha voluntad de estilo. Es Lagartija nick un conjunto que en sus discos transmite una especie de frialdad por los ritmos impecables y en ocasiones casi robóticos de sus guitarras y bajos y de su excelente batería, por la limpia ejecución de unas canciones que en manos de otros probablemente sonarían más vulgares. Sin embargo, en directo demuestran una fuerza, una contundencia y una calidez ante la que es difícil mostrase indiferente. Durante su actuación tocaron temas de su último y magnífico trabajo, "Ulterior", aunque su concierto no se limitó a un mero repaso promocional de su entrega; también inluyeron en su repertorio algunas de sus canciones más emblemáticas, como "El nuevo Harlem" (grandísima canción) del "Inercia", temas del "Val del Omar" y del resto de su necesaria discografía. Resumiendo, un grupo imprescindible en la escena metálica del país, unos músicos con ideas y con capacidad sobrada para llevarlas a cabo.
Y luego fue el delirio, y eso que Lagartija nick jugaban en casa. Los Suaves son, seguramente, el grupo de rock más carismático dentro de nuestras fronteras, y Yosi, el cantante que más fácilmente se gana las simpatías del público donde quiera que toque. ¿Qué se puede decir nuevo de un concierto de los de Orense? Poco, o nada. Mucho rock and roll, melodías pegadizas, un guitarrista técnicamente sublime, un puñado de canciones con letras muy buenas, algunas otras un poco menos, pero que siempre retratan el lado más amargo y cotidiano de la vida. Yosi demostró que cada día que pasa su voz se le rompe más, aunque quizá una garganta agrietada tenga más autoridad moral para hablar de los cortes de manga de la existencia de cualquier hombre agobiado por una letra que no puede pagar, de una noche de borrachera después de la cual sólo hay un vacío y mucha incertidumbre. Sin su cantante, este grupo no estaría donde está (a pesar de su voz) porque es quien aporta toda la personalidad al grupo, pero lo que quedó claro es que musicalmente Los Suaves tampoco serían nada sin los solos frenéticos de Alberto Cereijo, sin ese colchón sólido sobre el que Yosi proclama sus penas. Una de las mejores canciones fue "Ourense-Bosnia", un tremendo alegato antimilitarista, un texto sencillo pero brillante, uno de los más eficaces escritos en este país en torno a este tema. Cerraron su noche con la imprescindible "Dolores se llamaba Lola", tema estrella de los gallegos que hace que uno sienta nostalgia de cuando tenía quince años.
Viernes de pop y Funky
El viernes sólo pude ver a la Fundación Tony Manero y a Amaral. Los primeros hicieron bailar a los congregados a golpe de funk y de la mejor tradición disco y 'jazzy' y también gracias a certeros vislumbres de soul e incluso de gospel. En esta particular fundación militan músicos muy buenos, con oficio, que hacen que su sonido sea compacto y brillante. Sus cantantes demostraron tener mucha cara, buenas voces y mucho sentido del humor. Conclusión empírica que se desprende de su actuación: la buena música puede perfectamente hacer bailar. Vamos, que James Brown (o la misma Fundación Tony Manero, sin duda discípulos del espíritu del primero) es, con creces, mucho más divertido y marchoso que toda la tropa de Operación Triunfo, a pesar de la propaganda bochornosa que pretende hacer creer lo contrario, y que cualquier música apellidada latina sólo porque tenga tres ridículos arreglos de viento. Tras ellos vino Amaral con su pop rock medianamente digno, aunque no tanto como para que su música llegue a decir algo interesante. Lo mejor, la voz de Eva Amaral, bastante buena, todo hay que decirlo. De hecho, ella es el grupo. Y no hay nada más. Canciones bastante predecibles, bien ejecutadas, eso sí, y un buen grupo que arropa muy aceptablemente a su vocalista. Cabría destacar la versión que hicieron de un tema de 091, formación por la que, dijeron, sienten devoción. A pesar de todo, si todo lo que programaran las radiofórmulas fuese así, ya estaríamos mejorando, y mucho.
El sábado tocó El Hombre Gancho, cordobeses a los que les gustaría sonar como Los Rodríguez, pero que se quedan a mitad de camino (o más lejos todavía), flotando en medio de esa nada que es el rock latino con estribillos pegadizos y letras que aspiran a ser picantes y canallas (algunas tenían un aire que recordaba a Sabina) pero que se quedan en tópicas y acomodadas. En su propuesta cupieron, cómo no, rancheras, tangos y toques arrabaleros. Aunque sobre el escenario el grupo se desenvuelve bien y logran un sonido respetable, poco interesante tiene que decir y, por supuesto, no logrará permanecer en la memoria del rock nacional, a diferencia de unos Rodríguez que a ratos fueron muy grandes. Y para terminar los tres días de música, Antonio Orozco, un émulo descarado de Manolo García que por llevar a un percusionista flamenco en directo cree que hace rock andaluz. En algunas reseñas se ha escrito eso, que el catalán tiene como principal influencia esta maravillosa corriente que explotó hace ya algunas décadas. Habría que escribir las cosas con más ciudado, porque lo que hace Orozco se queda en el pop rock más estereotipado, cortado según patrones muy manidos, al que le añade el toque flamanco de moda (algo que últimamente vende estupendamente) y letras escuchadas mil veces sobre amores y desamores. A Triana todavía no le ha surgido ningún hijo merecedor de tal paternidad, y Antonio Orozco viene a ser la excepción. La demostración rotunda vino cuando tocó la canción de los sevillanos "Abre la puerta", una versión que ni los buenos músicos que le acompañaban pudieron arreglar, un homenaje a una de sus influencias que no se acercó ni por casualidad a la grandeza musical y vocal del tema original.
1999
ZAIDÍN ROCK 99
por Javier Sanchez ( Indyrock)
En la noche del sábado en el Zaidín, le tocó el turno al rock, después de los diferentes estilos que habían dado colorido a los conciertos de días anteriores. Las guitarras se abrieron paso en el escenario y nos hicieron disfrutar de lo lindo.
.
Le tocó el amargó privilegio de abrir el festival a Dorian Gray ante un público escaso debido, entre otras cosas, a un inicio de concierto muy puntual, a lo que hasta ahora no nos tenían acostumbrados. Con su más clásico estilo de banda de rock, nos hicieron bailar al ritmos de sus "bares" y demás temas ya muy conocidos por el público granaino, que hace que los grupos de la ciudad sean "profetas en su tierra". Les siguió en el cartel, Los Niños Mutantes, estos niños que en su mutación me hacen dudar si me gustan más o menos que los estupendos Mama'baker, hicieron que el creciente número de asistentes, empezaran a entonarse con la distorsión de sus guitarras, las letras ardientes de sus canciones, y su movilidad en el escenario. Cantaron las canciones de su último CD y alguna que otra nueva, con lo que nos ofrecieron más de una hora de ejemplo de la música, la gran música joven que se hace en la ciudad de la Alhambra.
A eso de las doce y media de la noche, tras los Niños Mutantes, apareció el primero de los platos fuertes de la noche, José Ignacio García Lapido, conocido artísticamente por José Ignacio Lapido. Había una fuerte expectación, casi nadie de los asistentes, que ya llenaban la arena del recinto festivalero, habían tenido el privilegio de ver "al Lapido" tocar su Gibson SG desde la disolución de los grandiosos "ceronoventayuno", allí se subió en el escenario, junto a otros dos guitarras más (uno de ellos su hermano Víctor, ex-ceronoventayuno también) un bajo y un batería, para hacernos recordar nuestra más bella pagina en la historia de la música española. Un sonido mucho más potente que en el disco, más duro y rockero, sorprendía a todos aquellos que esperaban de J.I. un cantautor típico, ofreciendo en cambio el más puro rock, sin dejar de lado lo intrigante y bello de las letras que siempre ha sabido hacer el compositor de canciones como "Música para las penas, El Espantapájaros o Corazón malherido...".
Comenzó la actuación con temas de su primer disco en solitario, el orden muy estudiado de los temas hacía que cada vez el ritmo fuese más animado, y es que este granaino ha aprendido mucho de lo que hay que hacer para meterse al público en el bolsillo, a lo largo de su larga singladura en el panorama musical español. La mayor parte de la gente, incondicionales, coreaba las letras de todas las canciones, hasta que de repente, la Gibson empezó a emitir unos acordes desconocidos, pero familiares a la vez, con un sonido muy distorsionado... "la canción del espantapájaros" que hizo que la piel de más de uno se erizara e incluso que saliera alguna lagrima nostálgica, para aquellos amantes de "los cero". La gente se dejaba la garganta cantando, "nadie sabía... porque había dejado de sonar esa canción" durante más de tres años "y todos nos unimos a su baile". Cuando terminaron su actuación, nadie quería que se fuesen, y tras insistir, volvieron sobre el escenario para interpretar más "cero". "Espejismo Nº 8, Nubes con forma de pistola, Sigue estando Dios de nuestro lado y En el laberinto" adornaron una buena, grande y emotiva actuación del "poeta del rock". Si ustedes se lo perdieron y tienen ocasión de verlo y escucharlo, no desaprovechen la oportunidad, no se arrepentirán.
.
Continuo con el Festival de buen Rock, los Enemigos, banda con bastante mala suerte en Granada, ya que sus actuaciones están rodeadas de algunos problemas imprevistos, siempre que tocan en esta ciudad. Esta vez el fallo vino de la mano de un sonido muy descompensado al inicio del concierto, que se mantuvo durante gran parte de él. La voz de los cantantes apenas se apreciaba, resaltando sin embargo mucho los componentes rítmicos. Poco a poco y con buena voluntad por parte de todos, se fue arreglando, y el grupo nos demostró el porqué de tantos años sobre los escenarios. Una autentica actuación, que nos hico disfrutar los acordes distorsionados de sus canciones mezclados con la voz de pasota del cantante (afectada en ocasiones por una molesta tos), que hacían un cóctel muy apetitoso de saborear.
El plato fuerte llego cerca ya de las tres y media de la madrugada. Eramos muchos los ansiosos por ver a Rosendo de nuevo. "Pletórico" es la palabra, se le veía ansioso por agradar a un público que en el mismo Festival pero hace algunos años, no pudo disfrutar del "Rey de Leño", debido a un mal sonido. Rosendo es el rock, de las cuerdas de su guitarra sale la música de toda una banda, se acompaña el mismo, nos deleita con punteos interminables que le ponen a uno la carne de gallina, y su voz... esa voz que "hizo en los billares la Primera Comunión", nos vuelve a hacer saltar al ritmo de clásicos como "Locos por incordiar, Pan de higo, Agradecido..." y ponernos nostálgicos oyendo "Cucarachas" (Leño pa´siempre... muchas gracias). "Gracias" a Rosendo por enseñarnos desde pequeñitos lo que es la música, y demostrarnos ahora, que como dicen otros (aunque ellos no lo cumplan) que "Los viejos rockeros nunca mueren". Rosendo es un viejo rockero, que no un rockero viejo, está viviendo su enésima juventud, lo que se aprecia viendo las ganas de comerse el escenario, disfrutar con la gente y con su banda compuesta por Rafa, que demuestra un dominio con su bajo de cinco cuerdas, necesario para seguir al "maestro" y por Mariano a la batería. Solo tres músicos que suenan como veinte, la guitarra de Rosendo se basta y se sobra para hacer música sin tregua, y para hacer saltar, a pesar de lo tarde del evento, a por lo menos 10.000 asistentes, que acudieron al recinto la noche del sábado.
En definitiva, allí disfrutamos como hacía tiempo, el cartel prometía, y cumplió con creces. Queda la esperanza de que ya que en Granada se mantenga un Festival a la altura del movimiento musical tan grande de esta ciudad, lo que la hace la capital del rock, por lo menos de más de media España, sino entera. ¿O este también se va a vender?
FESTIVAL DEL ZAIDÍN * Archivo histórico INDYROCK
Crónicas, fotogalerías, datos de las ediciones cubiertas informativamente por IndyRock
* Ediciones #2018 # 2017 # 2014 # 2013 # 2011 # 2010 # 2009 # 2008 # 2007 # 2006 # 2005 # 2002 # 1999
INDYROCK MAGAZINE
Copyright IndyRock ©
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública
y utilización total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o
modalidad, sin autorización previa, expresa y escrita, incluyendo, en particular, su
reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa, blogs,
páginas personales, con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, y las no
comerciales y sin ánimo de lucro, a la que se manifiesta oposición expresa. Leer
más y Política de privacidad
Agenda de conciertos
Agenda de Festivales
Agenda de sesiones
Concursos
Noticias
Noticias de rock latino
Productoras
Tablón de anuncios
Locales de ensayo
Salas de conciertos
Estudios de grabación
Email:
info@indyrock.es
jegomez@indyrock.es
Phone: + 34 680 92 55 14
Dirección y edición
Juan Enrique Gómez
Merche S. Calle
NO NOS ENVÍES CDs
Preferimos un link de descarga