LAS
BANDAS DE ROCK Y SU PROTAGONISMO EN VIDEOJUEGOS
Una peculiar sinergia con inolvidables exponentes.
Con una magnitud como la de la industria del videojuego, no es
nada extraño que determinadas bandas musicales hayan sucumbido a
la tentación de prestar sus servicios creativos y artísticos
para completar la banda sonora de alguno de los productos de
este sector. Existen casos paradigmáticos,
como el de Imagine Dragons, que
multiplicó su popularidad tras participar en los temas musicales
de más de un título de gran éxito. Pero la lista extiende a lo
largo y ancho del planeta.
Lo que tal vez no sea tan habitual (o, al menos, eso creíamos)
es que, directamente, un grupo o un solista sea el auténtico
protagonista del videojuego en sí. Es decir, que se aproveche su
tirón mediático para darle argumento y promoción al juego. De
hecho, no es ninguna idea descabellada, puesto que muchos de
ellos tienen una legión de fans que ya son potenciales
compradores. Además, su personalidad y su imagen son una base
potente para la acción que desarrollar. En un tiempo donde las
ideas escasean y la creatividad va muy cara, no deja de ser
interesante sacar partido de lo que ya existe. También en la
música.
Este es un fenómeno que se puede encontrar con cierta facilidad
en el ecosistema del iGaming, con
populares slots protagonizados por
diferentes grupos de renombre mundial, como Kiss o ZZ Top, entre
otros. El conjunto de Gene Simmons ya había tenido
representación anteriormente en el mundo de los juegos: fue en
1979, a través de un pinball con el nombre del grupo. La
operación debió ser un éxito, puesto que no fue el único caso
conocido y estas máquinas incorporaron a otras agrupaciones
célebres.
Pero lo cierto es los videojuegos no se quedaron atrás y ya
empezaron con esta tendencia en los 80. Los encontramos en todos
los géneros musicales (sólo hay que recordar el funesto producto
digital que protagonizó Michael Jackson, en el que eliminaba a
los malos con pasos de baile). Eso sí, no faltan los
relacionados con grupos de rock. La banda Journey
fue una de las pioneras, allá por
el año 1982. Eran otros tiempos y, evidentemente, otras
consolas, menos avanzadas que las actuales. Pero Journey Escape
tuvo su mercado, hasta el punto de generar incluso alguna
secuela.
Existen más ejemplos durante esta década, aunque, tal vez, el
más popular fue el de Frankie Goes to Hollywood, de 1985, en
pleno ascenso a la fama por su disco
Welcome to the
Pleasuredome, que incluía su inolvidable hit “Relax” (eso
sí, con acordes en 8 bits). La llegada de los 90, en cambio,
implicó la gran explotación de los cabezas de cartel.
Nos referimos a Aerosmith,
Motörhead o Iron Maiden. Y conste que sólo nombramos a los
‘rockeros’, con el pop y otros géneros la lista se ampliaría
considerablemente.
El nuevo siglo trajo consigo un importante salto cualitativo en
la tecnología del entretenimiento. Sony y su PlayStation tomaron
el mercado. Primero llegaron los accesorios más simples, como el
micrófono y sus karaokes para “disfrutar” (a los vecinos, tal
vez, no les hacía tanta gracia) en casa. Y, después, las
guitarras conectadas a la consola. Todo ello era un terreno
abonado para incluir temas de rock de las principales bandas de
hoy y de siempre. Esta vez, más que un grupo avanzando entre
enemigos digitales, se trataba de emularlos o, al menos,
intentarlo.
Por supuesto, esta tendencia no ha acabado. Hoy, estos músicos
legendarios siguen inspirando a la industria del videojuego.
Pero algunos cambios se vislumbran en el horizonte. No por el
hecho de menguar su protagonismo, sino por la adaptación a las
nuevas herramientas técnicas que ya están entre nosotros.
¿Cuánto falta para que nos unamos a una banda en su gira
mediante la realidad virtual? ¿Participaremos en sus conciertos
en el Metaverso? Además, con la inteligencia artificial y sus
“deepfakes”, casi todo es posible. Lo más probable es que lo
averigüemos antes de acabar esta década.
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