Festival de Jazz de San Sebastián
30-07-2007 (Elvis Costello & Allen Toussaint)
Crónica por Jon Pagola
Fotos: Lolo Vasco (www.jazzaldi.com)
A caballo entre el punk y el new wave, el primer disco de Elvis
Costello & The Attractions, "My Aim Is True", cumple ahora
treinta años. Desde entonces, la conexión entre distintos
estilos ha seguido siendo una de las señas de identidad de
Costello: pop, rock, reggae y, últimamente, jazz y R&B son
los referentes de un músico que, ojo, ha compuesto 315
canciones, según confesó en el glorioso concierto que cerró el
Festival de Jazz de San Sebastián. Su compañero de actuación,
Allen Toussaint, productor y músico de Nueva Orleans, ha escrito
426.
Reunir alrededor de una veintena en una noche entre la marabunta
de opciones no debe ser tarea fácil. Sin embargo, en el caso de
Elvis Costello y Allen Toussant se podría cantar bingo fuera
cual fuera la elección. Forman una pareja que a primera vista no
pega nada -intergeneracional, para nada paritaria, donde el peso
de la actuación se desnivela por el lado de Costello- pero que
funciona a las mil maravillas porque, además del corazón de
Toussant, se siente la humildad y, sobre todo, la calidad de dos
grandes grupos unidos por una causa: la música. Ni más ni
menos.
Se reproduce así el mismo esquema que triunfa en "The River In
Reverse", su disco en común: a la banda de los últimos años de
Elvis Costello, The Imposters, se le suma la de The Crescent
City Horns, el cuarteto de viento que acompaña a Allen
Toussaint. Y desde el principio, el resultado es tan brillante y
compacto que cuesta una barbaridad elegir una canción por encima
de otra. Las de la época de The Attractions suenan ahora igual
de vigorosas que hace 25 o 30 años con un toque de veloz soul,
como es el caso de "(I Don´t Want To Go To) Chelsea", "Pump It
Up", "High Fidelity" y "Clubland". "Watching The Detectives", en
cambio, mantiene un parecido latido reagge y "Alison",
imperecedera, una de las más bellas canciones de pop que se han
compuesto jamás, sigue siendo la cumbre emocional de un
concierto de Elvis Costello.
Los temas de "The River In Reverse" fueron cayendo uno a uno
hasta la decena, casi la mitad del repertorio de la noche. De la
suave a acaricia de "Nearer To You", a la emotiva "Freedom For
The Stallion"; de las bailables "Wonder Woman" y "Emotional
Echo" al gospel con sabor de despedida de "The Sharpest Thorn";
y así hasta el final, hasta que casi dos horas después con tres
bises incluidos anunciaran que, lo que debería durar
eternamente, se había acabado.
26-07-2007
Isaac
Hayes
Crónica por
Jon Pagola - IndyRock
Isaac Hayes no está para muchos trotes. A sus 63 años -la misma
edad que, por ejemplo, un atlético Mick Jagger- le cuesta
desplazarse de un sitio para otro, su cavernosa voz se ha
desgastado más de la cuenta y ha sustituido la cazadora negra
que lleva en la mítica portada del disco "Shaft" (1971) por una
gran túnica rosa que le da, suponemos, libertad de movimientos.
Cuesta asociar a Hayes con el artista más importante del sello
Stax de finales de los sesenta y primeros setenta, con el hombre
que revolucionó la música negra en "Hot Buttered Soul"
(1969) con temas que duraban casi veinte minutos, una
osadía en la década en que triunfaban los singles de tres o
cuatro minutos de los artistas de Tamla-Motown y Atlantic
Records.
Una vez superado el trauma de la primera impresión, un concierto
de Isaac Hayes es un digno espectáculo de música soul. La hora y
cuarto escasa que duró su paso por el Festival de Jazz de San
Sebastián resultó aceptable para una persona que, seguramente,
afronta el final de su carrera. El repertorio reubica sus
grandes hits en los momentos más oportunos y la banda que
acompaña al de Memphis es lo suficientemente competente como
para que el envoltorio pueda cubrir las deficiencias del
producto.
Los músicos brillan más por deméritos de la estrella pero el
caso es que funciona, como en el notable solo de batería que se
marcó James Robertson justo antes de una sonrojante versión de
la archiconocida "I Say a Little Prayer (For You)", digna de
aparecer en la próxima banda sonora de Walt Disney. También
cuesta entender cómo el cabecilla del sonido Memphis,
caracterizado por exuberantes arreglos, se atreva a llevar en
una gira tres teclados que reproducen los sonidos de las
trompetas, los saxos y las cuerdas de viento, por mucho que
suenen asombrosamente bien.
Corrieron mejor suerte una de sus mejores canciones, "Walk On
By", y la esperada "Shaft", más larga que la versión de estudio,
siempre espectacular y sorprendente, que sigue siendo el momento
más esperado en un concierto de Hayes. Fue entonces cuando se
levantó a duras penas del asiento del piano, se puso de espaldas
al público y empezó a dirigir a su banda como lo hacen los
directores de orquesta, dejando claro que a quien ha sido capaz
de crear una joya no se le puede perder nunca el respeto.
25-07-2007
Bryan
Ferry
Crónica por
Jon Pagola - IndyRock
Foto:
Lolo Vasco (www.jazzaldi.com)
Es lo que tiene el variado cóctel del Festival de Jazz de San
Sebastián. A las nueve y cuarto de la noche Horace Andy,
conocido internacionalmente por sus colaboraciones con Massive
Attack, arrancaba en la playa de la Zurriola. Justo después de
su concierto, Hadouk Trio sorprendía en uno de los laterales del
cubo grande del Kursaal al combinar jazz y músicas del mundo,
mientras el catalán Flavio Rodríguez se dedicaba al soul y
R&B. Uno de los últimos en actuar fue Bryan Ferry, puro rock
and roll, se mire por donde se mire.
Las dos primeras canciones -"The In Croad" y "Kiss And Tell"-
sirvieron para constatar que los once músicos que poblaban el
escenario del cubo grande del Kursaal iban en serio. La de Ferry
es una gran familia del Rock and Roll. Leo Abrahams, Chris
Spedding y Oliver Thompson tocan la guitarra; Ian Dixon, el
saxo; Guy Pratt, el bajo; Amanda Drummond se encarga de los
teclados y la viola; Colin Good, del piano; Andrew Newark es
batería; y Sarah Brown y Mesha Bryan hacen los coros.
El resultado de juntar todas estas piezas es sorprendentemente
rico y funciona con la precisión de un reloj suizo. El engranaje
es perfecto, incluso, en las versiones de Bob Dylan recogidas en
su último disco, "Dylanesque", de las que seis fueron
interpretadas en directo, incluida una magnifica "The Times They
Are a Changin´". Su revisión resulta tan sorprendentemente
natural que cualquiera diría que "All Along The Watchtower" y
"Knockin´ On Heaven´s Door" han sido escritas por el mismo
Ferry. La inevitable comparación con el descafeinado
concierto que dio Dylan el año pasado en Donosita, llega con en
una emocionante ejecución de "Positively 4th Street". ¿La copia
superando al original?
Ahora que se está hablando de un posible regreso de Roxy Music,
con Brian Eno incluido, sería justo afirmar que Bryan Ferry se
encuentra en forma treinta y cuatro años más tarde del primer
disco de una banda, "These Foolish Things" (1973). Basta con ver
cómo suenan en directo "Love Is The Drug" y "Hold On (I'm
Coming)", gloriosa despedida que hubiera sido perfecta de no
haberse repetido el mismo repertorio que días antes ofreció el
hombre de la chaqueta de lentejuelas en Valladolid.
24-07-2007 (
The
Skatalites, Gotan Project, Ann Hampton Callaway, Gypsy Swing)
Crónica por
Jon Pagola - IndyRock
.
Foto:
Lolo Vasco (www.jazzaldi.com)
La segunda jornada
del Festival de Jazz de San Sebastián fue en realidad la
primera. Después del insólito aperitivo del lunes 23 en la
explanada del Peine del Viento, los conciertos se desarrollaron
en algunos de los escenarios habituales de las últimas ediciones
donde la música suena en las inmediaciones del Kursaal, dos
modernos cubos construidos por Rafael Moneo. Como marca la norma
de la casa, hubo mucho jazz y mucho de otros estilos que no son
jazz, entre los que destacó una banda que, en realidad, es una
institución dentro y fuera de su país: The Skatalites.
Una hora y cuarto antes, hacia las ocho de la tarde, el
escenario Frigo había empezado a rodar con aires de club.
La magnífica voz de Ann Hampton Callaway remite, atención,
a Billie Holliday en algunos momentos, en otros a Sarah
Vaughan e incluso a Ella Fitzgerald. No, aquello no era ninguna
broma. Mientras, en la carpa de al lado, sonaba jazz manouche
más ralentizado de los normal a cargo de Gypsy Swing que, pese
al bello acabado de los temas, acababa por hacerse demasiado
largo. Más tarde, varios instrumentos de viento anunciaban que
en el escenario de la playa de la Zurriola ya estaban The
Skatalites, los reyes de la noche, con permiso de Gotan
Project.
Conviene recordarlo: sin ellos, la historia de Jamaica hubiera
sido otra. Inventaron el ska, el rock steady y el reggae y desde
entonces el nombre de la isla está estrechamente relacionado a
la música. Bob Marley, Peter Tosh, Bunny Wailer, Toots and
the Maytals o Lee Perry han grabado con el grupo para el mítico
sello Studio One. Compusieron el himno de su país. Y llevan más
de cuarenta años en activo, pese a haber sufrido sustanciales
cambios en la formación inicial: sólo Lloyd Knibb, Lester
Sterling y Doreen Shaffer siguen desde 1964, el año que marca
sus primeras grabaciones y su inminente despegue internacional.
El resto de la banda está compuesta por artistas que se han ido
incorporando en posteriores reuniones. La pregunta es, ¿se
mantiene el espíritu? ¿Han cambiado?
The Skatalites conserva en 2007 los ingredientes de siempre,
pero inteligentemente dosificados en tres partes. La primera
-totalmente instrumental, más homogénea y menos excitante-
alterna grandes clásicos de su repertorio más ska ("Occupation",
"Two For One") con otras canciones no tan conocidas. En la
segunda parte, Doreen Shaffer irrumpe en escena y su voz
introduce elementos de jazz y de soul encadenando algunos de los
momentos más dulces de la banda: "Simmer down", "Sugar Sugar" y
"When I Fall In Love". El final, con el público definitivamente
entregado, está reservado para la gloria de la pachanga de
pedigrí con un doblete compuesto por ese himno futbolístico
reconvertido que se llama "Guns of Navarone" y una de sus
grandes joyas, "Phoenix City". Según la organización del
Heineken Donostia Jazzaldia, Gotan Project acogió mil personas
más que los jamaicanos (9.500 frente a 8.500), pero ya nada iba
a ser lo mismo.
23-07-2007 (Wagon
Cookin´ + Amama Luisa Brass Band + DJ Philippe Cohen Solal)
Crónica por Jon Pagola
Fotos: Lolo Vasco (www.jazzaldi.com)
El Festival de Jazz de San Sebastián presume de acoger
propuestas que en otros muchos lugares serían irreconciliables.
Pocos sitios pueden reunir en una misma semana sonidos tan
dispares como los de Bryan Ferry (pop), Isaac Hayes (soul), The
Skatalites (ska), Chick Corea (jazz) y Matthew Herbert
(electrónica). Sí, el núcleo duro del programa sigue girando
alrededor del jazz, pero aquí no hay barreras. Es una de las
marcas que la distingue de sus hermanos festivales de Getxo y
Vitoria; más ortodoxos, mejor vistos en ciertos sectores del
circuito internacional y, definitivamente, más reacios a abrirse
a otros estilos musicales pese a algunos tímidos y extraños
cambios de rumbo como el concierto que dio Norah Jones el pasado
sábado en el pabellón vitoriano de Mendizorroza.
Otro sello inequívocamente donostiarra es el abanico de
escenarios que se esparcen por toda la ciudad. Este año, además
de los ya clásicos recintos de los aledaños del Kursaal, la
playa de la Zurriola, la plaza de la Trinidad de la Parte Vieja
y el club Altxerri, se le suman dos nuevas incorporaciones: el
reformado teatro Victoria Eugenia y la explanada del Peine del
Viento, un rincón mágico, casi escondido, al final de la Bahía
de la Concha. Coincidiendo con el 30 aniversario de la escultura
de Eduardo Chillida, el 42º Heineken Donostia
Jazzaldia arrancó la noche del lunes en este insólito
espacio con un programa, de nuevo, lleno de sorpresas donde lo
que comúnmente se conoce como jazz apenas apareció y que supo a
aperitivo de lo que queda por ver de aquí al domingo.

Uno de los grupos que refleja el espíritu transversal del
Jazzaldia es Wagon Cookin´, el dúo de Pamplona compuesto por los
hermanos Xavier y Luis Garayalde: partiendo de la cultura del
jazz su música se expande por una bailable fusión de house,
música latina, soul y toques brasileños, lo que ellos mismos han
denominado como neosuollatinhouse. Amama Luisa Brass Band fueron
los encargados de abrirles paso, nunca mejor dicho. La veterana
orquesta callejera recorrió el centro de la ciudad interpretando
viejos clásicos de la música negra, al estilo de las antiguas
bandas de Nueva Orleans, hasta que alrededor de las nueve de la
noche llegaron a los alrededores del Peine del Viento.

El experimento navarro gana puntos en directo -mucho más
orgánico y, por qué no, cálido- gracias a la presencia de
una gran banda. A Xavier (programaciones y samplers) y Luis
(batería) se le incorporan dos voces negras (Sheilah Cuffy y
Xantone Blacq) que le dan carácter y nervio a la electrónica,
además de una cantante blanca y sensual (Marta Ruiz) y,
sorpresa-sorpresa, el saxofonista Javier Garayalde, padre de los
hermanos fundadores del grupo. Con seis personas sobre el
escenario, el desigual repertorio de su último disco, "2Faces",
sale victorioso. De su primera cara brilló "Shake You" que, más
allá del nombre, parece un homenaje actualizado y ralentizado de
"Shake", una memorable canción de Sam Cooke que años más tarde
popularizaría Otis Redding.
Cuando el público que abarrotaba el escenario había
entrado en calor, llegó el turno de la otra cara del grupo, la
electrónica, que resulta más divertida al aire libre. Por encima
de todas, destacó "Don´t Stop", una suerte de montaña rusa que
casi acabó con la estupenda voz de Blacq mientras la gente que
estaba en las primeras filas no paraba de botar con los cambios
de ritmo de Xabier. Como fin de fiesta, apareció DJ Philippe
Cohen Solal, una de las tres partes que integran Gotan Project,
mientras se alzaban las miradas de los asistente ante la amenaza
constante de nubarrones que se habían formado en San Sebastián
o, quién sabe, esperando a que algún músico de jazz bajara del
cielo.
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