ROCK IN RÍO- LISBOA
25, 30 y 31 de mayo y 1 de junio 2014 Lisboa Parque de Bela Vista
Rock in Rio celebra sus diez años en Lisboa por todo lo alto
El festival que se fundó en Brasil en 1985, lleva ya una década en el antiguo
continente. Los Rolling Stones, Arcade Fire, Justin Timberlake y Linkin Park han sido
varios de los artistas que han pasado por el Parque da Bela Vista, conformando un cartel
de lujo para la sexta edición del Rock in Rio en la capital lusa
Por Raquel Álvarez Fernández - Lisboa - IndyRock
Oficialmente, ya se había dado el pistoletazo de salida a los festivales de verano
peninsulares hace semanas, pero el 25 de mayo de 2014 comenzaba uno de los más potentes:
el Rock in Rio. En esta ocasión, y por motivos económicos, no se ha podido celebrar la
edición del macrofestival en su sede de Arganda del Rey, Madrid. Aun así, el Rock in Rio
sí que se ha organizado en Lisboa y además ha sido a lo grande, ya que se han cumplido 10
años del prestigioso festival en la capital portuguesa. IndyRock no quiso perderse tal
acontecimiento y una servidora se puso al volante dirección Lisboa. No pudimos salir de
Madrid hasta el jueves 29 por la tarde, pero gracias a la hora que ganamos al pasar la
frontera, llegamos a tiempo para ver a los Rolling Stones. Por cierto, para aquel que aún
no se haya enterado, Mick Jagger y los suyos regresarán a la Península el 25 de junio.
Será en el Santiago Bernabéu, donde agotaron entradas en el mismo día en que salieron a la
venta.
Centrándonos en el Rock in Rio, en la noche del jueves más de 90.000 personas (la sexta parte
de la población lisboeta) esperaban con ganas a “las Satánicas Majestades”. Mick Jagger, Keith
Richards, Ronnie Wood y Charlie Watts salieron al Escenario Mundo (el principal) para ofrecer
un show de más de dos horas de duración que quedará en la memoria de todos los asistentes. Y
es que, además de ofrecer uno de los míticos conciertos a los que tienen acostumbrados a fans
de todos los rincones del mundo, a poco más de un cuarto de hora desde que comenzaron, la
sorpresa llegó al subir al escenario a otra leyenda, al “Boss” Bruce Springsteen, con el que
interpretaron “Tumblin’ Dice”. Obviamente, el público estalló en una alegría colectiva al
poder presenciar un momento tan especial y que no se veía sobre los escenarios desde 2012, en
el que el Boss les acompañó en un concierto en Nueva Jersey. Momentos más tarde, también
invitaban al escenario a Gary Clark Jr., que en su caso, acababa de tocar sobre el mismo
escenario.
Aunque había interés en ver cómo reaccionaba en directo el esquelético Mick tras el cercano
suicidio de su novia, sus particulares movimientos acompañaban cada golpe de batería de Watts,
cada riff, cada verso… A pesar de las tragedias personales y su avanzada edad, no dejó de
bailar y trotar de un lado al otro del escenario. La esencia del showman, que nunca se pierde.
Pero obviamente, Keith Richards también tuvo su protagonismo sobre “el Mundo” más que
merecido, al ponerse como vocalista de “You Got The Silver” y “Can’t Be Seen”.
También contaron con un coro de voces negras que hizo algunos temas incluso más brillantes de
lo que ya podían ser de antemano. Un claro ejemplo fue con “Gimme Shelter”, en donde una
corista cobró protagonismo en la gran pasarela que habían montado, haciendo una especie de
dueto con Jagger. El setlist de esta gira “14 On Fire” estuvo repleto de clásicos como
“Sympathy For The Devil”, “(I Can’t Get No) Satisfaction”, “Start Me Up” o “It’s Only Rock
and Roll”, entre otros muchos. Aunque el tema romántico de la noche fue a parar a “Wild
Horses”, sinceramente y desde mi humilde opinión, se echó en falta un momento algo más tierno
en el setlist con una “Angie” que no sonó, pero bueno, nunca llueve a gusto de todos… Otras de
las anécdotas de la noche llegó con “Brown Sugar”, cuando se pudo ver al expresidente Bill
Clinton disfrutando del concierto, ya que se encontraba en Portugal para dar una conferencia.
Un majestuoso castillo de fuegos artificiales sobre “el Mundo” dio por finalizada una
actuación memorable de los británicos, haciendo que la mayoría abandonase el recinto; aunque
otros muchos decidieron trasladarse a la Zona Electrónica (aka. La Tarántula Futurista) para
continuar la fiesta que habían empezado los Stones.
Al siguiente día, el 30 de mayo, ya pudimos asistir al recinto unas horas antes para
posicionarnos más cerca del escenario y disfrutar de las actividades extra-musicales que este
evento tiene para sus decenas de miles de asistentes diarios, y que lo convierten en una
especie de parque temático. Uno de los puntos fuertes de este conocido festival, además de la
internacionalidad de sus artistas, su compromiso con el medio ambiente y la gran capacidad de
los recintos donde se desarrollan (85 hectáreas y aforo para unas 100.000 personas en la
edición lisboeta); es la gran facilidad que tienen las familias para acceder a él, ya que es
un evento en donde entusiastas de la música de todas las edades pueden disfrutar sin
problemas. Destacar también que el Parque da Bela Vista está a apenas cuatro kilómetros del
aeropuerto de Lisboa, lo que hace que muchos aviones pasen a relativamente escasos metros del
Escenario Mundo, haciéndolo mucho más imponente al público que observa un tráfico aéreo que
parece salir directamente del backstage.
Además de la famosa noria que ilumina las noches del Rock in Rio, había una enorme tirolina
por la que los asistentes más atrevidos podían lanzarse por delante del Escenario Mundo. Pero
lo que realmente llamaba la atención del público fue la “Rock Street”, en la que se recreó una
calle al más puro estilo Camden con tintes dublineses. En ella se podía disfrutar de algunos
conciertos en otro escenario ubicado en el centro de esta parada obligatoria, y realizar
algunas de las actividades propuestas por varios de los patrocinadores como EDP o Fnac. Y como
curiosidad del mundillo del corazón, el último día de festival decidió casarse Joana Latino,
una conocida periodista de la televisión portuguesa en esta misma “calle”.
Por otro lado, se encontraba el escenario “Street Dance” que simulaba el Bronx neoyorkino. En
él, tuvieron lugar batallas de break dance y creaciones en vivo de graffitis por conocidos
artistas portugueses de esta disciplina. El único problema de todas estas propuestas fueron
las largas colas que tuvieron que soportar los asistentes para conseguir alguno de los regalos
que daban en los stands de los patrocinadores, y también para participar en las distintas
actividades como los cortes de pelo gratuitos o el salto desde unos altos trampolines a un
gran hinchable.
Pero el Sol estaba dejando de apretar y eso significaba que había que regresar hacia el
“Mundo” para ver a los Queen of the Stone Age. Su “stoner rock” era todo un reclamo, y más si
le añadimos que aún siguen girando con su último discazo: “...Like Clockwork”.
Debido a la programación, su setlist fue algo más corto de lo que muchos hubiésemos querido,
pero con sus guitarras distorsionadas, las baterías pesadas y la personalidad del imbatible
Josh Homme, su concierto sació a los miles de fans que se agolparon frente al escenario,
trasladándoles directamente a las oscuras historias del desierto californiano. Y como no podía
ser menos, algunos fans empezaron pogos con los temas más potentes, como “No One Knows”, “Go
With the Flow”, “Little Sister” o con, personalmente, una de mis favoritas de su último álbum:
“My God is the Sun”. A los que ya les hemos visto más de una vez, este concierto fue de
sobresaliente, pero su directo hubiese ganado incluso más si los hubiesen programado horas más
tarde, ya que cuando finalizaron, todavía era de día. Minutos más tarde, era la hora de los
incombustibles Linkin Park. A pesar de “los ligeros” cambios que ha sufrido su sonido en los
últimos años, su esencia sigue en pie y son una de las bandas que más reclamaban a través de
las redes sociales los seguidores de Rock in Rio, a pesar de que este año ha sido la tercera
vez que tocaban en este festival. Y no es para menos, ya que su directo fue increíble. Han
ganado y han sido nominados en varias ocasiones como “Mejor Directo” a nivel internacional, y
el viernes Chester Bennington y los demás integrantes de la agrupación dejaron constancia de
ello.
Empezando con un impresionante show pirotécnico por parte de la organización para agradecer al
público que el festival siga cumpliendo años en tan buena forma, y que se repetiría al
comienzo de cada actuación de los cabezas de cartel; Linkin Park saltaron al escenario
desatando la locura de unos fans que les siguen desde hace años.
Su sonido, a pesar de las variaciones de sus últimos trabajos, fue uno de los más oscuros de
todo el festival, mezclándolo como siempre, con el rap, el nu metal y la música más
experimental. Dividieron su actuación en cuatro actos, destacando temas como “Crawling”,
“Numb”, “Faint”, “What I’ve Done”, “Shadow of the Day”, “Burn It Down” y “In The End”. También
subió con ellos Steve Aoki, quien les precedería en el escenario, para tocar “A Light that
Never Comes”, canción con la que colaboraron hace un año con el conocido DJ de Miami. Además,
Mike Shinoda, segunda voz y guitarra rítmica de Linkin Park, lanzó varios CDs a las primeras
filas con copias de “The Hunting Party”, su nuevo trabajo discográfico que saldrá oficialmente
a la venta el 17 de junio.
Tras el apoteósico broche final compuesto de “Bleed It Out” y un enorme solo de batería por
parte de Rob Bourdon, todos los miembros de Linkin Park se despidieron muy agradecidos a las
cerca de 70.000 personas que les vieron esa noche. Con ello, era el momento de dar paso al
famoso DJ y productor Steve Aoki, que hizo las delicias de todos sus seguidores (y de los que
no lo son tanto, también), con ritmos electrónicos altamente bailables y remezclando temas
house actuales con clásicos del pop y del hip-hop de los 90, década en la que la mayoría de
los asistentes del concierto de Linkin Park eran (éramos) aún unos críos. Las primeras filas
pedían con carteles que Aoki les tirase una de sus populares tartas, a la vez que diferentes
animaciones y performances acontecían en el escenario en una producción espectacular de luces
y pantallas que duraría hasta altas horas de la madrugada.
El sábado 31 llegó, y con él las ganazas de disfrutar del enorme recital indie rock
que Arcade Fire tenía preparado para el suelo portugués, no sin antes ver en directo a un par
de jóvenes promesas de la música actual, cosechando Grammys y Brit Awards a su paso: Ed
Sheeran y Lorde.
Lo de encontrar Ed Sheeran y niño prodigio en la misma frase no es coincidencia. Con sólo 14
años ya sacó al mercado su primer EP, y ahora con 23 años ha ganado varios premios importantes
del mundo de la música como los BRITs, ha sido y es número 1 en varios países y ha compuesto
la canción principal de la última entrega de la saga “El Hobbit” con la preciosa “I See Fire”
(que también cantó en Rock in Rio Lisboa).
En Lisboa, el británico presentó algunos temas de su segundo álbum “x”, que saldrá a la venta
el 23 de junio; junto a otras canciones de su primer trabajo “+”. Durante una hora, el
pelirrojo, confundido cómicamente a veces con Rupert Grint (Ron Weasley), tuvo el mérito de
hacer “un gran espectáculo minimalista” estando él en el escenario solo con su guitarra y unos
pedales para ir componiendo ritmos a medida que avanzaban las canciones. El mismo Rupert
Grint, que por cierto también colaboró con él en el videoclip de uno de los singles que el
joven cantautor interpretó en Portugal: “Lego House”. El público, compuesto mayoritariamente
por menores de edad, cantaba entre gritos, pancartas y lloros, temas que se ubican entre el
pop-folk, el hip hop e incluso el blues y el soul con la versión que hizo del “Be My Husband”
de Nina Simone. Además, interpretó con un carisma y soltura innata otras canciones como la
balada que le lanzó a la fama “The A Team”, su nuevo hit “Sing” y “Give Me Love”, aunque con
esta última no hacía falta ni que lo pidiese, porque el respetable estaba más que dispuesto a
dárselo.
Caía la noche y era el turno de recibir a la nueva sensación de la temporada. Llegada desde
Nueva Zelanda, Ella Yelich-O’Connor, más conocida por su nombre artístico Lorde, hacía acto de
presencia en el Escenario Mundo. Con tan sólo 17 años ha revolucionado medio mundo con su
single “Royals”, que interpretó en Lisboa delante de unas 60.000 personas.
Si el anterior artista también había compuesto una canción para un blockbuster, Lorde también
participó en otro. Concretamente en “Los Juegos del Hambre: En Llamas” con una oscura versión
del clásico “Everybody Wants To Rule The World” de Tears For Fears. Aunque por desgracia, esa
versión no se escuchó sobre el escenario lisboeta, sí que lo hizo con otras de sus propias
composiciones como “Ribs”, “Tennis Court” o su nuevo single, “Team”. Su cautivadora y
enigmática voz estuvo mucho más que a la altura del acontecimiento y fluyó con soltura y
magnificencia en un espectáculo minimalista repleto de espasmos y bailes extraños, llenos de
rabia post-adolescente, que tan bien encajaron con la audiencia que fue a descubrir su talento
en directo. El efecto quedó aumentado por un diseño de iluminación lúgubre y un par de músicos
que no mostraron ningún sentimiento durante su actuación, relegando todo el protagonismo a la
joven. Entre confeti rosa, Lorde se despidió de Lisboa realmente agradecida a sus seguidores,
con una sonrisa de oreja a oreja enmarcada por sus característicos labios color ciruela.
Y por fin les llegaba el turno a la gran banda canadiense, por el número de sus miembros y la
calidad de su música. A pesar de sus composiciones existencialistas, hay que reconocer que con
Arcade Fire y sus miembros multi-instrumentistas, llegó la auténtica fiesta al Rock in Rio.
Y si los anteriores artistas que pasaron ese día por “el Mundo” tienen una pequeña relación
con la industria cinematográfica, Arcade Fire están metidos de lleno en lo que al celuloide se
refiere. Son los creadores de la banda sonora de la magnífica cinta de Spike Lee, “Her”;
además de haber colaborado también en la última de “Los Juegos del Hambre”, y tener a Andrew
Garfield o Ben Stiller entre otros, como protagonistas en sus videoclips. Su sonido les hace
idóneos para ello, haciendo de las secuencias algo más especiales.
Pero volviendo al escenario Mundo, los de Montreal salieron a darlo todo a pesar de las dudas
despertadas con su último álbum, “Reflektor”. Con Win Butler a la cabeza, comenzando con el
single que da título a este nuevo trabajo y con una escenografía repleta de espejos, ya se
metieron al público en el bolsillo. Temas que en apenas unos años ya se han convertido en
himnos, sonaron aquella noche. Entre ellos, “No Cars Go”, “Ready To Start”, “The Suburbs” o
“Rococo”. La siempre divertida pero extraña Régine Chassagne bailó y actúo como una diva
ochentera en varios de ellos dando mayor frescura a las canciones, en especial a las
reminiscencias tropicales con “Haiti”.
Como colofón, reservaron las fiesteras “Normal Person”, “Here Comes The Night Time” y “Wake
Up”, mientras sus alter egos en forma de bobbleheads (nuestros cabezudos de toda la vida)
salieron a bailar con ellos y hacer un poco el ganso en el escenario. Y como si se tratase de
una actuación carnavalesca en el propio Rio de Janeiro, sonó samba mientras confeti de todos
los colores teñía el cielo luso y daban por finalizado un concierto de 10.
Pero el Rock in Rio aún no había echado el cierre, y varios jóvenes decidieron hacer noche a
la entrada del recinto para poder ver de cerca a otros dos reclamos para la última jornada del
macrofestival: Justin Timberlake y Jessie J. Por ello, las colas para acceder al recinto el
domingo eran enormes desde horas antes de que abriesen las puertas a las cuatro de la tarde.
Antes de la locura que se desató durante la noche del domingo 1 de junio, Joao Pedro Pais y
Jorge Palma, dos conocidos artistas portugueses, cautivaron al público del Rock in Rio con
canciones como “Mentira”, “Fora Do Vulgar” y “Nada De Nada”; que el público local conocía al
dedillo, y que a los que no sabíamos de su existencia, también engancharon. Por otro lado, el
rapero norteamericano Mac Miller puso patas arriba al respetable por momentos mientras
presentaba su último disco, “Watching Movies With The Sound Off”. Pero en líneas generales,
Miller ofreció una actuación algo mediocre que no llegó a conectar con un gran sector de los
asistentes que esperaban impacientes a los siguientes artistas.
La salida del escenario del rapero dio paso a una de las artistas más esperadas, la británica
Jessie J. Con un mini vestido de flecos cantó, se movió y emocionó al público lisboeta como
ella sólo puede hacer. Jessie estuvo estupenda y sus fans así se lo demostraron. Hizo
gorgoritos con su portentosa voz apta para el R&B, soul y pop en temas de su nuevo trabajo
como “It’s My Party”, “Sexy Lady” y “You Don’t Really Know Me”, y en canciones de su anterior
álbum como “Domino”, “Laserlight”, “Do It Like A Dude” o el hit que le dio la fama “Price
Tag”. Además, se atrevió con un par de versiones, la primera del “Treasure” de Bruno Mars, y
la segunda del “Wonderwall” de Oasis en un acústico lleno de sentimiento.
La británica estuvo encantada en suelo luso y así lo hizo saber ataviándose de una bufanda de
La Selección portuguesa que un fan le regaló, y además aprovechó el momento para
agradecerle a Justin Timberlake la confianza que depositó en ella en los primeros momentos de
su carrera, cuando Jessie dudaba de sí misma y Justin dijo que ella “es una de las mejores
cantantes del mundo”. Con ello, el polifacético artista de Memphis dio muchísima confianza a
la cantante, y confesó que le encantaría poder tener la oportunidad algún día de hacer un
dueto con él con el tema “Keep Us Together”.
Y tras ella, la Ciudad del Rock fue un alboroto generalizado por lo que se le venía encima,
nada más y nada menos que el ídolo de masas Justin Timberlake, que actuaba por primera vez en
Portugal. La noche del domingo presentaba su aclamado último trabajo “The 20/20 Experience”
tras siete años alejado de los escenarios, para dedicarse de lleno a su faceta de actor y
empresario.
Junto a su banda, los Tennessee Kids, el también compositor y bailarín apareció en “el Mundo”
a través de un ascensor en el centro del escenario. Vestido con unas zapatillas blancas y sus
inseparables traje y sombrero (clavel rojo incluído) de seductor innato, enamoró aún más a sus
seguidores, interpretando entre otros muchos “LoveStoned”, “Future Sex Love Sounds”, “Cry Me A
River”, “Rock Your Body” y “SexyBack”. Con una mezcla perfecta de osadía y humildad,
Timberlake se hizo dueño y señor del Parque da Bela Vista mientras bailaba con una
impresionante clase las coreografías junto a sus bailarines y entonaba los falsetes más
complicados.
El momento homenaje del concierto vino de la mano de Michael Jackson, con el que, gracias a
los avances tecnológicos, acaba de sacar el pegadizo single “Love Never Felt So Good”. A él le
rindió tributo con “Shake Your Body” y más tarde en el set acústico con una bella versión de
“Human Nature”. Un set acústico que además comenzó con el blues del artista por antonomasia de
Memphis, la ciudad de la que Justin proviene; el “HeartBreak Hotel” del mítico Elvis Presley,
y que continuó con una sosegada versión de uno de sus temas propios más conocidos, “What Goes
Around… Comes Around”. Para terminar la majestuosa noche, eligió los singles más potentes de
su último trabajo, “Suit & Tie” y la romantiquísima “Mirrors”. Un broche de oro para un
Rock in Rio que está más vivo que nunca. El año que viene no habrá edición en Portugal, y el
macrofestival comenzará su andadura por la capital mundial del ocio: Las Vegas.
En esta sexta edición del Rock in Rio Lisboa, han pasado por el Parque da Bela Vista cerca de
350.000 personas en los cinco días, siendo los días con mayor afluencia el jueves 29 con los
Rolling Stones y el domingo 1 de junio con Justin Timberlake como cabezas de cartel. Además,
unas 700.000 personas de todo el mundo estuvieron siguiendo la transmisión de los conciertos
en directo a través de YouTube. No me queda nada más que dar las gracias a los organizadores y
a todas las personas de prensa que han hecho de este festival algo mucho mejor de lo que
podría ser ya de por sí.
¡Hasta la próxima!
INDYROCK MAGAZINE
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